Habían estado combatiendo contra el mar de ratas, pero éstas no parecían terminar.
La huida más el uso prolongado de sus superpotencias le estaba pasando factura. Los lobos se sentían exhaustos mientras que Juan Carlos estaba perdiendo rápidamente su energía.
Era tanto el cansancio que uno de los lobos, el más joven de ellos ya no pudo soportar más y cayó al suelo.
Al verlo caer tanto el alfa como Juan Carlos lanzaron sus ataques para que los otros pudieran rescatarlo.
Los otros lobos recibieron la orden y fueron al rescate de su compañero, pero justo en ese momento una de las ratas se adelantó y mordió el cuello del lobo exhausto.
Se sorprendieron por la velocidad de la rata, al sentir la vibra proveniente de ella se retiraron rápidamente.
La rata estaba en el nivel cuatro, podrían derrotarla haciendo equipo, pero con las demás ratas llegando eso era simplemente suicidio.
La rata no se comió al lobo, en su lugar lo dejó allí para que las demás ratas lo devoraran y continúo su persecución del grupo.
Al regresar con el resto del grupo los lobos miraron a su alfa y dieron un gruñido bajo de arrepentimiento.
El alfa sólo negó con la cabeza y continuaron su escape.
La rata de nivel cuatro se abalanzó sobre ellos tratando de atrapar al más exhausto. El alfa no permitiría que más miembros de su manada murieran y envío tres aspas al mismo tiempo.
La rata rápidamente desvío su trayectoria y esquivó dos de las aspas, pero la tercera le cortó una de sus patas traseras.
La rata chilló de irá y se estaba preparando para abalanzarse nuevamente cuando sus compañeras se lanzaron sobre ella. Al oler la sangre dejaron de verla como su compañero y comenzaron a verla como alimento.
Antes de que pudieran devorar por completo su cuerpo, Juan Carlos envío varias lanzas que atravesaron su cráneo y tomaron el núcleo de regreso a él.
Era un núcleo de nivel cuatro que el tanto necesitaba para hacerse más fuerte y además continuar su templado corporal.
Juan Carlos estimaba que no le tomaría más de tres días llegar al umbral del nivel cuatro y una semana al nivel cinco de la forma normal.
Cuándo su "granja" de zombies obtuviera suficientes de ellos en un muy alto nivel los usaría para fortalecerse más rápido.
Por ahora éstas ratas le darían una gran cantidad de núcleos y por ende acelerarían su proceso de fortalecimiento.
Pronto se pudieron observar grandes edificios desde la lejanía, la simple vista de la ciudad parecio darles fuerza y aumentaron su velocidad.
Juan Carlos saltó y comenzó a moverse por las copas de los árboles, gracias a que el era una pantera y los árboles se habían vuelto más grandes se le hizo fácil hacerlo.
El alfa lo imitó y también saltó a las copas de los árboles. A pesar de tener su superpotencia de viento, el bosque le impedía demostrar toda su velocidad.
Además también tenía que proteger a los miembros de su manada lo que ralentizó aún más si velocidad de movimiento.
Los demás lobos hicieron lo mismo y su velocidad se vio duplicada. Para sorpresa de nadie un centenar de ratas también se subieron para no perderles las pista, mientras las demás continuaban por tierra.
Un punto importante que no se había mencionado antes, es que cualquier otro animal que estuviera en las cercanías había corrido por sus vidas al sentir la presencia de las ratas.
Para cualquier ser vivo en las cercanías las ratas era una plaga total. El que no se fuera terminaría siendo devorado.
Unos minutos después por fin llegaron a la ciudad. Juan Carlos les indicó a los lobos que subieran a los edificios más altos para ponerse a salvo.
Mientras tanto el y el alfa tratarían de ahuyentar a éstas ratas.
¿Matar a todas?
Eso solo sería un suicidio, después de todo había más de mil ratas tras ellos y una cantidad desconocida de ellas estaban en el nivel cuatro.
Además incluso si quisieran intentarlo la energía que tenían no sería suficiente para lograr tal hazaña.
El alfa comenzó a levitar en el aire y con todas sus fuerzas generó un gran tornado de decenas de metros de altura.
Mientras tanto Juan Carlos atrajó todo el metal de los edificios más cercanos causando que estos se derrumbaran por la falta de soporte.
Convirtió todos los pedazos de metal en aspas de apenas medio metro y adelgazó sus bordes para que tuvieran una mayor capacidad de corte.
Luego los envío todos hacía el tornado, el alfa modificó el tornado y redirigió el aire para que fueran expulsados.
Las aspas metálicas apoyadas por el poder de Juan Carlos y el empuje adicional del tornado cayeron hacía las ratas.
Su velocidad era tan alta que apenas pudieron reaccionar al ataque y cerca de doscientas ratas fueron asesinadas en ese único movimiento combinado.
Juan Carlos rápidamente envío más aspas metálicas que luego se convirtieron en ganchos, que recogieron los núcleos de nivel cuatro y los colocó en la azotea en la que se encontraba.
Había conseguido aproximadamente setenta núcleos.
El alfa y Juan Carlos continuaron con sus ataques durante varios minutos más hasta que finalmente se quedaron sin energía.
El alfa a duras penas pudo llegar al edificio donde se encontraban Juan Carlos y su manada, mientras que todos los objetos metálicos que Juan Carlos controlaba cayeron al suelo.
Levantó la vista y pudo observar que al menos la mitad de toda la horda había sido asesinada.
Se dejó caer débilmente y suspiró. Ahora era el momento decisivo de comprobar si la cantidad de cadáveres sería suficiente para saciar su hambre y hacerlos olvidarse de ellos.
No mucho tiempo después un estruendoso chillido resonó desde el lejano agujero. El chillido provocó que las ratas tomarán los cadáveres y volvieran apresuradamente a su nido.
Al ver éste Juan Carlos y el alfa suspiraron de alivio. El miró los núcleos obtenidos y contó un total de doscientos.
Por el momento descansarían, una vez que recuperarán su energía le daría la mitad de los núcleos al alfa.
Hasta aquí se queda el capítulo.
Sin duda ésta última demostración de sus poderes fue más increíble que en su duelo.
La razón es simple, antes no estaban luchando a muerte, mientras que ahora sí.
¡Gracias por leer, hasta la próxima!