webnovel

CAPÍTULO 9 PARTE 2

POV CALEB

—Joven Caleb, es muy bueno verlo de nuevo —comentó una de las chicas de servicio con la cual me había acostado un par de veces.

Solo asentí y entré. No quería dar pie para hablar de temas del pasado.

— ¿Mi padre? —pregunté secamente.

—Se encuentra en su estudio —cuando vio que me dirigía hasta allá, aclaró—. El señor dejo comunicado que no lo fueran a interrumpir.

Hice caso omiso y continué. Necesitaba que me ayudara en un pequeño problema y desde ahora sabia sus posibles respuestas.

"Ahora te acuerdas que tienes padre"

"¿Por qué lo haría si nunca haces caso a lo que te digo?"

"Y que gano yo con todo esto"

—Maldito estúpido —susurré y abrí la puerta abruptamente sin tocar.

Mi padre se encontraba a punto de insertar sus colmillos en el cuello de su nueva reserva de sangre.

Casi sentía pena por ella…casi, pero recordaba lo estúpidas que eran al pensar que mi padre algún día las amaría y terminaría convirtiéndolas en su señora y se me pasaba.

— ¿Pero eso no haces tú con Emma? —me preguntó mi subconsciente.

— ¿Qué carajos haces aquí? —negó inmediatamente, retractándose—. No no no, lo más importante ¿Por qué no tocas? Que seas mi maldito hijo no significa que puedes entrar así como así.

—Lárgate —le ordené a la chica con un tono de voz sofrío, haciendo caso omiso a mi padre.

Esta se arregló su blusa y salió despavorida de la habitación.

Me senté en una de las sillas al frente de su escritorio.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó en un gruñido.

—N-Necesito tu —aspiré hondo. Era muy difícil para mí decirlo en voz alta, era demasiado orgulloso y antes de salir de casa había jurado en nunca volver a necesitar algo del—. Ayuda.

Luciano quedó unos segundos observándome fijamente, necesitaba asegurarse si era verdad lo que decía y no una simple broma, cuando supo que mis palabras eran ciertas, soltó una carcajada seguida de otra.

—Tú —señaló riéndose—. Pi-pidiendome un fa…favo —la risa no lo dejaba hablar y yo ya quería golpearlo. Cuando se vio calmado habló—. Joder no puedo.

—Dime si me ayudaras para no perder mi tiempo.

La seriedad volvió a su rostro y ya sabía lo que preguntaría.

— ¿En qué me beneficiaria ayudarte? —sus ojos brillaron codiciosamente.

Y ahí estaba.

— ¿No puedes ayudar sin pedir algo a cambio por primera vez en tu miserable vida? —cuestioné mientras me servía un poco de licor.

—Sabes que no. Lo intento hijo mío, sabes que lo hago, pero no puedo —expresó con una fingida pena.

— ¿Qué sabes de los witchmions? —solté de repente.

—Lo que todos saben… Son grandes brujos, locos por el poder y cazadores de personas descendientes de dioses…Personas como tú —sonrió.

Bufé y rodé mis ojos, no se podía hablar con él.

—Luciano no tengo paciencia, así que nos saltamos el típico discurso y vas directo a lo que en verdad me importa.

Resopló con un evidente fastidio.

— ¿Qué quieres saber exactamente? —Cuestionó, alzando una de sus cejas.

—Sobre la familia real… sobre el destino de Emma —respondí rápidamente.

Sirvió un trago para él tomándolo de golpe. Se sentó en su silla y por su mirada supe que hablaría.

—Gloria cambio todo —empezó—. Estaba destinada a casarse con uno de los descendientes del dios Ares, su nombre era Aren el primogénito de mi gran y mejor amigo Arge. Su casamiento sería un convenio donde las dos partes salían ganando, pretendían —hizo una pausa sonriendo—. Pretenden unir fuerzas y ser solo uno, logrando así ser casi invencibles, ellos hicieron un pacto de sangre en donde prometieron que sus hijos primogénitos y los hijos primogénitos de sus hijos se casarían con uno de ellos.

— ¿Por qué cambio todo? ¿Qué hizo? —indagué.

—Sabes que los witchmions también son descendientes de Dimion y él fue la pareja de la Diosa Luna, es lógico que algunos de sus descendientes sean la pareja eterna de los pulgosos.

Mierda.

—Entonces Gloria era la pareja eterna de uno de ellos –relacioné, viendo como Luciano asentía—. ¿Pero qué paso?

—Se enamoró y quedó embarazada. Sus padres mataron aquel lobo y la encerraron. Cuando tuvo su hija, porque fue una niña la perdonaron.

— ¿Qué hizo Aren?

—La iba a matar, pero los Witchmions fueron más astutos y hechizaron a toda su especie en un sueño eterno.

— ¿Por qué harían algo así? ¿Por qué no hablar y quedar en un acuerdo?

— Porque los Areanos son los únicos con la capacidad para acabar con su especie —respondió simplemente. Parecía que le gustaba que lo fueran, algo estaba tramando.

Era un dato nuevo que sin duda mas adelante lo utilizaría.

— ¿Porque Gloria quiere a Emma y porque trataba de matarla? —pregunté, no entendiendo que tenía que ver Emma con ella.

—Emma es su nieta —abrí los ojos como platos al escucharlo.

Entonces si Emma era su nieta, la madre de Emma era hija de ….

—No —negué totalmente pasmado—. Esto tiene que ser mentira.

— ¿Acaso me vez que estoy mintiendo? —reprochó enojado—. Estoy perdiendo mi apreciado tiempo contigo y piensas que estoy mintiendo.

—Lo siento, solo es difícil de digerir algo como eso —empecé hacer un recuento de todo lo contado por Luciano, necesitaba saber si algo se me había escapado—. Gloria es madre de Jennifer y ella de Emma; su abuela quiso matarla por ser descendiente de la Diosa Luna. Jennifer odia a Emma, pero contacto o no sé qué mierda hizo, pero una bruja ayudo a Emma para despertar a Owen del sueño que Gloria lo puso.

— ¿Qué pidió a cambio la bruja? —inquirió con su ceño fruncido.

—No sé.

—No debió de ser algo bueno —asentí. Era algo que debía saber pronto.

— ¿Por qué Jennifer ayudaría a Emma? –susurré, intentando entender todo este problema.

—Porque la necesita —respondió sonriendo, demasiado para mi gusto.

Fruncí mi ceño analizándolo.

MIERDA

— ¿Qué hiciste? –Inquirí, inclinándome un poco hacia delante.

—Quizás tu padre por los años de amistad y porque extrañaba tanto a su amigo, encontró la forma de despertarlos de ese sueño eterno y ahora estén pronto a despertar; Emma es la única que queda para cumplir el pacto que hicieron sus bisabuelos hace bastantes siglos, gracias a ella quedarían exentos de una posible extinción.

No terminó de hablar cuando me levanté de un salto con mis ojos completamente rojos de la furia.

— ¡¿Por qué harías algo así?! ¡¿Acaso no pensaste en las consecuencias?! —grité iracundo. Se levantó igual y en una milésima de segundos estaba a mi lado, golpeándome y mandándome al otro extremo de la habitación.

— ¡¿Quién crees que eres para venir a mi casa y gritarme de esa forma?! —agarró mi cuello con una mano y me alzó.

— ¡Tu hijo! El hijo que sentenciaste a muerte cuando despertaste a esos malditos —escupí con rabia.

— ¿A muerte? ¿Qué estupideces dices?

—No dejaré que la entreguen a Aren, lucharé hasta la muerte para que eso no suceda —La ira que tenía cambió, abriendo paso a la decepción absoluta—. ¿Acaso quieres que muera?

Me soltó de inmediato, pasando sus manos por su cabeza.

— ¿Cómo puedes pensar algo así? Eres mi hijo y aunque no te soporte la mayor parte del tiempo, no deseo eso —sus gestos se suavizaron—. Ningún padre desearía la muerte para su hijo.

— ¿Ni el más idiota y estúpido?

Rio sin gracia y negó.

—Ni el más idiota y estúpido… ósea yo.

Llevé las manos a mi cabeza mientras trataba de ordenar mis pensamientos. Necesitaba contarle todo a Emmi, necesitaba que supiera todo lo que estaba pasando y lo que sucedería… pero ella no me creería, no después de enterarse que tuve que ver con su secuestro.

¿Qué haría?

— ¿Cuándo despertaran? —quise saber.

—Todo depende de ellos, puede ser en cualquier momento o pueden tardarse una semana… es incierto.

Asentí dándome cuenta que no tenía tiempo. Necesitaba hablar con ella ahora mismo.

—Nada te sucederá —pensé para mis adentros.

— ¿Qué piensas hacer? — pude ver preocupación en su rostro, pero era su hijo y lo conocía demasiado para saber que estaba fingiendo.

Amaba a mi padre, como sé que él también lo hacía, pero no encajábamos. Siempre teníamos opiniones diferentes y con el tema de mi madre, había crecido una disputa sin fin.

— ¿Acaso no es obvio? Le advertiré a Emma y planearé con el estúpido del perro que hacer para protegerla.

Aunque tuviera que ir en contra de mis instintos, tenia que trabajar con ese pulgoso para salvarla, haría lo que fuera por ella.

—Ella lo ama —empezó.

—Lo sé.

—Y no te ama a ti —picó.

—También Lo sé –suspiré, empezando hartarme.

—Estarán los tres juntos —continuó acabando con mi poca paciencia.

—Aja —murmuré entre dientes.

— Y te restregaran su am..

— ¡Cállate! —bramé, no necesitaba que le echara más sal a la herida—. No ayudas mucho.

Idiota.

Salí del estudio sin prestar atención por lo que estaba a punto de decir, ya no necesitaba más de él por el momento.

Subí por las escaleras y en dos segundos me encontraba frente al cuarto de mi madre.

Abrí lentamente, encontrándola en su silla favorita mientras leía uno de sus libros favoritos.

—Ma —susurré.

—Pensé que no subirías a verme —alzó su mirada, dándome una de sus maravillosas sonrisas. Cuanto la amaba—. Entra.

Caminé hacia ella con paso lento, quería prolongar el estar cara a cara. Mis decisiones habían afectado nuestra relación.

—Perdóname —hablé, arrodillándome.

Hizo un gesto con sus manos y sonreí, como en los viejos tiempo. Recosté mi cabeza en sus piernas y dejé que empezara a masajear mi cabello con sus suaves y delicadas manos.

— ¿Por qué?

—Por no venir y visitarte —confesé con tristeza—. Solo que…Me cansé de discutir con Luciano todo el tiempo, si me quedaba un día mas nos habríamos matado y sé que no lo soportarías.

—No tengo nada de que perdonarte hijo mío, pero mejor háblame de tu pareja…Emma, tengo mucha curiosidad. ¿Cómo es ella?

Mis ojos ardieron debido a las lágrimas que querían salir.

—Ella…ella está en pr-problemas –—Sollocé, alertando a mi madre. Nunca lloraba.

—Caleb —sus manos alzaron mi rostro—. ¿Por qué lloras mi amor?

—Porque no sé si pueda salvar al amor de mi vida, mamá —susurré.

Nächstes Kapitel