Llega la noche y Julia y Ann preparan una cena como para diez personas.
_Wow mamá – suelta Michael – La comida se ve exquisita – dice intentado coger con el dedo un poco de puré de patata, pero su madre le da un cucharón en la mano.
_No seas cochino y ve a lavarte las manos, y niñas salid de la ducha ya que todos queremos ir – llama la atención a las chicas que están bañándose a la vez en la bañera – Todos lo necesitamos – dice Ann acariciando a su hijo.
_¿Qué tal la plaza? – pregunta su mujer.
_Pues… me he encontrado a Mery.
_¿En serio? – pregunta Ann.
_Sí, tiene un hijo de la edad de Phoebe, físicamente no ha cambiado, salvo que ya no lleva las trenzas. Nos ha dicho de pasar una noche a cenar con ella y Barry.
_¿Y su marido?- continua Julia.
_Murió hace tres años.
_Vaya, lo habrá pasado mal con todo esto que pasó, más siendo madre soltera.
_Sí… Nadie se merece eso. Pero mi mujer se lo merece todo – coge Michael a su esposa por la espalda para darle un beso.
_Anda, ve a decirles a las chicas que la cena ya está lista.
Sentados todos juntos, sin poder creerse lo que ven. La mesa está llena de comida.
_Ya no recordaba el olor de la carne recién hecha – dice Cora.
_Hemos tenido suerte – le dice su padre – Comed antes de que se enfríe. Phoebe, ¿qué has hecho hoy? Tu madre dice que dejaste al oso hecho un desastre.
_Pues hemos estado en la huerta con la abuela y Cora.
_¿A sí? ¿Y qué habéis plantado?
_Patatas, zanahorias, tomates… -responde la pequeña.
_¿Te gusta esto Cora? – pregunta un padre asustado intentando acercarse más a su hija mayor después de lo que ocurrió y teme que vuelva a ocurrir. Pero desde que llegó, Cora ha dejado de hablar mucho.
_Sí, eso creo.
_¿Sabéis qué? Que el lunes ya empezáis el colegio – dice contento Michael para distraerse de la respuesta cortante de Cora – Y mañana… nos vamos de compras.
_¿Tenemos dinero acaso? – pregunta Julia.
_Algo he conseguido, suficiente para algo de ropa nueva y comida. El resto me lo darán cuando empiece a trabajar.
_¿A trabajar en qué?
_Me han… encargado ser el comandante del equipo 1, voy a dirigirlos en nuevos terrenos y a explorar además de hacer guardia – Cora lo mira enfadada y triste al mismo tiempo.
_Eso es… genial cariño. Enhorabuena.
_Sí. Enhorabuena papá – Cora se levanta bruscamente de la mesa sin haber comido nada y se dirige a la puerta para salir de casa. Michael se levanta al mismo tiempo, pero Julia lo detiene. Parece preocupado.
_Tranquilo, se le va a pasar – intenta calmarlo Julia -Lo entenderá.
Después de la cena, Cora aún no ha llegado a casa, y casi van a ser las once de la noche. Vuelve a ser de noche y nadie se imagina que pronto va a amanecer. Ya nadie lo recuerda. Sentados Julia y Michael en la mesa del comedor esperando a su hija, la puerta se abre.
_¿Un momento, de donde has sacado la llave? - pregunta su padre alterado- ¿Sabes la hora que es? Cora esto ya no es la tierra en donde te has criado, aquí hay normas y por tu seguridad te agradecería que las cumplieras.
_Sí mi comandante - dice Cora sin importancia. Sube las escaleras para ir a la cama.
De pronto, todas las luces de la comunidad se han apagado.
_Por su seguridad, os rogamos no salir de sus casas. Este es el toque de queda. Luces apagadas automáticamente todos los días a las once de la noche - una voz explica a través de los megáfonos.
_Genial - dice Julia - Voy a buscar linternas. Ayúdame anda, y no te preocupes por ella, se le va a pasar, como siempre.
_Julia, te tengo que contar algo - Michael se piensa bien que le dirá a su mujer. Sin saber que estará en peligro o no. Pasa un minuto y no responde.
_¿Michael?
_¿Qué? - vuelve en sí.
_Que me querías decir...
_...Nada importante cariño... Busquemos las linternas y intentemos dormir en una cama cómoda de una vez.
Una vez, todos en la cama, cómodos, solos, cada uno en su propia cama, lo cual les es extraño. Mientras tanto, Cora no puede dormir. Tiene hambre. Apenas ha cenado, pero no se atreve a bajar. Sólo piensa en su padre. Desde que ella nació, fue voluntario en la policía y ejercito. Casi siempre estaba ausente en casa y por ello qie Cora se metía en problemas para llamar su atención. Hasta que llegó aquel día que no se puede quitar de su cabeza. Aquel día, estaban a punto de irse a dormir, Cora ni siquiera estaba en casa. Hasta que alguien tocó la puerta y vieron a Cora tendida en el suelo, con vómito por toda la ropa. Se trataba de una sobredosis, la adicción casi la mata. Por suerte, los médicos la salvaron, dijeron que por poco no lo conseguiría. Allí, Michael decidió dejar la milicia y centrase más en su familia. A los dieciséis Cora ingresó en el centro de desintoxicación por drogas.
Teme que su padre la vuelva a dejar, a que le pase algo en un planeta que nadie ha explorado del todo. Sólo quiere descansar. Desde que llegó a casa, ya no duerme bien.
Pero mañana será un día nuevo para todos y toda esa angustia por sobrevivir, se acabó. Ya no tenían de qué preocuparse.