El Anciano supervisor de la primera prueba estaba cultivando tranquilamente, su trabajo consistía sobre todo en vigilar la barrera por si había algún error, por lo que podía permitirse hacerlo.
Sin embargo, un repentino temblor de repente lo sacudió fuera de su estado de meditación.
—¿Qué sucede? —preguntó a nadie en particular, la sorpresa levemente visible en su rostro.
Entró en la barrera y voló hacia el lugar del que había venido el estruendo. El vuelo se detuvo cuando vio a un cultivador miembro de su propia secta arrastrándose por el suelo, estaba cubierto en sangre y le faltaba un brazo.
—¡Anciano de Secta, ayúdeme, por favor! —el cultivador gimoteó.
Bajó del cielo y rápidamente trató de ayudarlo, al final era un miembro de su secta y no podía dejarlo así si pudiera salvarlo.
—¿Qué ha pasado? —preguntó muy serio el Anciano —. ¿Quién ha provocado el ruido de antes?
Los ojos del hombre herido se abrieron con pánico, como si estuviera reviviendo un trauma. Agarró desesperadamente los hombros de su mayor y este pudo ver el terror que había en sus ojos.
—Debe detenerlo, Anciano, es un monstruo —rogó desesperadamente —. Estábamos peleando en el lugar de inicio, como de costumbre, hasta que él apareció...
—¿Él? ¿De quién estás hablando? —cuestionó el supervisor, empezando a cansarse de los gritos del hombre —. Responde.
—No dijo su nombre... —el cultivador empezó a cerrar los ojos, aunque el Anciano lo había curado, estaba demasiado cansado como para mantenerse despierto —. La única característica fueron... sus ojos amarillos rasgados.
Con estas palabras, cayó inconsciente. El supervisor lo dejó suavemente en el suelo y miró en dirección al bosque.
—Parece que en esta edición tenemos a algunos cultivadores realmente talentosos. —pensó con una pequeña sonrisa, quizás valga la pena observar el espectáculo.
Unos minutos atrás, Liam atacó con su puño en contra del gólem de madera gigante. Fue puro poder físico respaldado por su magia, no hubo ninguna liberación extra ni uso de cualquier otra habilidad.
Desde que llegó al Reino Ancestro, entrar en la fase de medio dragón había empezado a influenciarlo. Se divirtió mucho más que antes luchando contra oponentes poderosos, no le gustaba matar y, sin embargo, ya no le importaba mucho hacerlo. Atacó simplemente de la forma que más doliera, sin usar ningún tipo de magia más que el refuerzo.
Todo eso llevó a una conclusión, la fase de medio dragón convertía a Liam en una máquina de pelear y, en esos casos, sus instintos le pedían siempre ir contra el mayor reto. Esta vez, por supuesto, el mayor reto fue pelear contra todos a la vez.
El puño de carne y el de madera colisionaron. El gólem fue despedazado y su creador fue mandado a volar con cada hueso de su cuerpo roto, justo antes de que un sonido desgarrador rompiera el aire.
El golpe de Liam fue tan fuerte que incluso provocó un temblor sin haber tocado el suelo.
Todos los cultivadores quedaron paralizados. Liam se paró de pie, en su mano apareció una espada larga y se giró lentamente. La tensión parecía poder ser cortada por un cuchillo. Uno de los cultivadores tragó saliva y levantó su arma.
Liam desapareció. Se movió entre la multitud y cabezas y extremidades empezaron a volar. Cultivadores comunes habrían perdido su espíritu ante esta vista, pero todos estos eran personas que habían alcanzado el Reino Ancestro y que habían vivido cientos o miles de años.
—¡No os quedéis parados, derribadlo! —exclamó uno justo detrás de Liam.
Intentó atacar con una espada y Liam lo esquivó justo en el último momento, cortando sus manos en el proceso. El hombre cayó al suelo del dolor y Liam saltó por encima de él, realizando un corte cegador que derribó a otro que se acercaba.
Sacó otra espada y la cogió con su mano libre, dio dos vueltas, ejecutando una miríada de cortes que hicieron llover sangre y apuñaló a uno que se le acercaba por detrás. Uno trató de meterse en sus defensas por debajo, pero saltó y pateó su cabeza, mandándolo a volar.
Aprovechando que estaba en el aire, dos más lo intentaron atacar con espadas, sin embargo, Liam apuñaló su espada en el suelo y se impulsó, girando. El pecho de ambos hombres fue abierto y cayeron al suelo, quizás muertos o quizás no.
Uno que parecía haber recordado que podían usar magia, colocó sus manos en el suelo y una bandada de halcones salió de debajo de Liam. Cada uno de estos animales poseía la velocidad y la fuerza de alguien en el Reino de la Corroboración del Camino pico.
El medio dragón saltó increíblemente alto, mientras cortaba a todos los halcones. Se sorprendió cuando un puño gigante, hecho de lo que parecía cemento, apareció encima de él. Un hombre calvo y con un dogi de artes marciales descendía con el enorme puño saliendo del suyo propio.
Liam se cubrió y ambos cayeron al suelo, creando una nube de polvo.
—¿Lo conseguimos? —preguntó uno esperanzado.
Sus esperanzas fueron rotas cuando del humo apareció Liam arrastrando el hombre calvo por el pie. Lo lanzó a un lado sin preocupación por nada.
—Eres un monstruo —murmuró uno, aunque Liam lo escuchó, mirándolo a los ojos.
—Todos en este torno están preparados para matar y, por lo tanto, también tenemos que estar listos para esto —le respondió fríamente —. Si entregáis vuestras cuentas de oración os dejaré marchar sin problemas.
Su barrera se había roto y el aura de Liam bañaba el lugar, todos temblaron del terror.
—Vaya, ¿quién hubiera pensado que estaría pasando tal cosa en este sitio? —una voz que contenía mucho más poder del que cualquiera de los cultivadores que Liam estaba enfrentando tenía —. Eres terrible, ¿no tienes corazón?
Apareció un grupo de personas, todas ellas parecían humanas y expulsaban una aura fuerte. Liam sonrió y sus espadas fueron reemplazadas por un bastón de tres secciones unidas por unas cortas cadenas.
—Mi corazón es lo suficientemente mío como para saber cuándo debe agitarse y cuándo no —respondió, agarrando su arma por uno de los extremos.
Uno de ellos se burló y Liam sintió como usaba el poder de una esencia. Apareció un pez con dientes extremadamente afilados.
—¿Una esencia que consiste en un animal? Interesante... —se sorprendió internamente —. Sin embargo...
Se movió extremadamente rápido, el pez fue destruido con cinco golpes del bastón de tres secciones y, antes de que reaccionaran, Liam ya se había colocado al lado del convocador.
El talento de Liam le permitió utilizar cualquier tipo de arma que quisiera y dominarla a la perfección.
Movió el bastón con toda su fuerza hacia un lado, golpeando al hombre, que escupió sangre, aunque resistió el ataque. Liam estuvo preparado para aprovechar el aturdimiento y volver a golpear, sin embargo, los demás se apresuraron a cubrir a su compañero.
El suelo se convirtió en barro y se levantó para aplastar a Liam. Juntó las tres secciones del bastón y cargó contra la pared hecha de la Esencia del Barro. Su magia cubrió el arma y se afiló en la punta para aumentar la presión.
Atravesó el barro como si fuera un cuchillo ardiendo cortando mantequilla y se adelantó hacia el enemigo que tenía más cercano. Parecía que todos los cultivadores que no eran parte de este grupo habían dejado su cuenta de oración y se habían marchado corriendo antes cuando Liam les dijo que podían hacerlo.
El cultivador logró esquivar el veloz ataque de Liam y le lanzó una tormenta de nieve. Liam simplemente lo esquivó e hizo un movimiento hacia las cuentas tiradas por el suelo.
Volaron rápidamente hacia él y las guardó. Los cinco humanos del grupo vieron como Liam hacía desaparecer su arma, curiosos. Las marcas de escamas desaparecieron de la cara de Liam y su aura se retractó.
—Ya tengo lo que quería, no tengo ninguna intención de continuar esta pelea por ahora —anunció, sorprendiéndolos —. Nos veremos en la siguiente ronda, hasta entonces.
Con estas palabras, su Esencia del Espacio se activó y lo teletransportó con su equipo, no sin antes enviar una mirada a un árbol en particular.
En ese mismo árbol, un hombre de pelo largo y vestido solo con unos pantalones de artes marciales soltó una carcajada, atrayendo a atención del grupo de humanos.
—¿Qué es tan gracioso? ¡Se ha escapado! —refunfuñó uno de ellos.
El hombre soltó otra carcajada.
—Deja que se vaya, nadie quiere mostrar todos sus trucos en la primera prueba del torneo —hizo un gesto despectivo, quitándole importancia al asunto —. Además, ese chico es demasiado para vosotros, os hubiera acabado derrotando.
Ellos se quedaron con la boca abierta por las palabras del hombre de pelo largo.
—Pero usted podría derrotarlo, ¿cierto señor Jinichi? —cuestionó el que había usado la Esencia del Barro.
—Hmm, aún no he visto todo de lo que es capaz, si tuviera que adivinar... —Jinichi se llevó una mano a la barbilla en un gesto de pensar —. Diría que estamos bastante igualados, si realmente oculta tanto como yo me estoy imaginando.
El hombre se rio de las expresiones atónitas de sus amigos.
Con Liam, él había aparecido en lo que parecía... ¿un hueco dentro de un árbol? Pero expandido mágicamente. Sus dos compañeros casi lo atacaron por reflejo, aunque al final se detuvieron a medio camino.
—Por fin has vuelto, ¿has conseguido alguna cuenta de oración? —preguntó la chica.
Liam abrió el pergamino y se divirtió con la mirada atónita de ambos. Durante el resto de la prueba tuvo que estar soportando los interrogatorios de ambos acerca de cómo había logrado algo tan loco... llegó hasta el punto en el que pensó que quizás no hubiera sido tan mala idea haber continuado peleando contra esos cultivadores.
Fin del capítulo.