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Capítulo 37

Un pensamiento pasó por la mente de todos en la sala: "¿Ese chico es el maestro del Niño que vivió?".

Barty Crouch miró intensamente a Dumbledore.

-¡Permites que alguien tan joven entrene a una persona tan importante! -exclamó incrédulo -. ¿Te has vuelto finalmente senil, Albus?

Liam se mantuvo impasible ante el claro insulto, después de todo la verdad es que alguien de su edad no debería ser capaz de realizar la tarea. Después de leer un gran número de novelas de cultivo, el chico entendió que el mayor defecto que tenían tanto los protagonistas como los antagonistas era su impulsividad.

Tenían un orgullo tan alto que ante cualquier provocación atacarían, sin duda esto los llevaba a numerosas situaciones problemáticas. Es por eso que Liam trabajó duro para no adoptar este rasgo característico de los cultivadores, además de su cuerpo y magia, ¡tenía que templar a la vez su mente!

El director de Hogwarts, sin embargo, entrecerró los ojos.

-No toleraré ningún insulto hacia mi discípulo, señor Crouch -advirtió, su tono adquiriendo un filo nada propio del sereno anciano -. Ya le he dicho antes que es altamente capaz y confío en que pocas personas podrían ser tan aptas como Liam para enseñar a Harry. Lo he visto desarrollarse y, aunque en potencia aún es inferior a mí, estoy orgulloso de asegurar que su control me ha superado con creces durante más de un año.

Bartemius se quedó callado sabiamente al escuchar sus palabras. Dumbledore era como una bomba nuclear, su poder le permitiría arrasar con toda Gran Bretaña si así lo quisiera y nadie podría detenerlo, era debido él que su país era uno de los más importantes dentro de la comunidad mágica.

-¡Basta de charlas! -la voz de Albus despertó a todos de sus pensamientos -. Liam, te pediría por favor que erigieras la barrera ya. Diría que el nivel de un mago adulto en magia será suficiente.

Liam le asintió a su maestro y se puso de pie, acercándose rápidamente. Los directores miraron con curiosidad como el chico levantaba la mano lentamente.

Extendió un dedo y, de repente, se iluminó con una luz azulada. Los cultivadores presentes, incluido Dumbledore, se quedaron atónitos ante el nivel de control que Liam tenía en su magia. no desperdiciaba nada, como si usara un cuentagotas para medir la cantidad exacta necesaria.

Liam se concentró en la restricción para atravesar la barrera y luego movió el dedo. Se empezó a trazar un circulo luminoso de color azul marino alrededor del Cáliz. Cuando hubo acabado, el Ravenclaw miró a Ludovic.

-Usted tiene la menor cantidad de magia de los aquí presentes, así que será más sencillo probar la barrera con usted -informó, acercándose.

-Pero dijiste que un mago adulto debería poder pasarla, ¿tan baja es mi cantidad de magia? -preguntó, confuso.

Liam negó con la cabeza y le puso la palma de su mano en la frente.

-No te preocupes, lo haremos así -al terminar esas palabras, Ludovic sintió algo raro y se quedó atónito al notar como su poder disminuía -. Sellé temporalmente la mitad de tu magia, para mañana debería recuperarse pero ahora nos permitirá comprobar si la barrera funciona.

-Y-Ya veo, bien entonces -eligió ignorar las cosas que no entendía y se acercó a la barrera.

Se paró justo delante del círculo y levantó un pie, tratando de entrar. Algo extraño sucedió, delante de él solo estaba el aire, sin embargo parecía que hubiera una pared de acero que le impedía traspasar el círculo.

Retiró su pierna y se alejó.

-Funciona a la perfección, nadie que no cumpla los requisitos será capaz de traspasar esa barrera -explicó, aliviando a las demás personas.

-Me alegra oír eso, de todas formas me iré a dormir ahora, buenas noches a todos -Liam se despidió de los adultos y se alejó a paso tranquilo, saludando alegremente al Barón Sanguinario antes de salir.

-Se parece a ti, Albus -comentó Madame Maxime con una sonrisa, sin embargo Dumbledore cerró los ojos.

-No es así, por alguna razón no lo veo cometiendo los mismos errores que yo cometí en el pasado -su tono contenía una gran cantidad de tristeza, pero a la vez cierto optimismo por el futuro del estudiante al que ya veía como su nieto.

Al día siguiente no tenían clases, al ser sábado, así que lo normal hubiera sido que todos los estudiantes se despertaran tarde y luego fueran a desayunar. Bueno, esto no sucedió esa vez, en cambio la mayoría bajó temprano para ver a la gente que se presentaría.

Liam se acercó a sus estudiantes, que estaban comiendo.

-Buenos días mis pequeños estudiantes, ¿habéis dormido bien? -su tono jovial les recordó a los tres estudiantes que Liam era discipulo de Dumbledore, la similitud en sus comportamientos era ciertamente extraña -. ¿Habéis puesto ya vuestros nombres en el Cáliz?

Le devolvieron el saludo y respondieron afirmativamente a su pregunta.

-Es gracioso como más y más estudiantes parecen chocar contra algo muy duro al intentar cruzar ese círculo -Ron soltó una risa al ver un estudiante de Durmstrang que se retiró aturdido y frotándose la nariz después de haber intentado cruzar corriendo.

-Apuesto que lo es, sin embargo me temo que debo poner fin a vuestra diversión, nos vamos a entrenar todo el fin de semana, ¡yeeey! -algunos estudiantes de los colegios extranjeros miraron confundidos a Liam por su grito alegre, pero los de Hogwarts ya se habían acostumbrado a su extravagancia -. Tenéis diez minutos para empacar lo que queráis.

Hermione lo miró confundida.

-¿Dónde vamos? -preguntó, después de todo los estudiantes tendrían que estar en sus dormitorios a partir del toque de queda.

Una sonrisa aparentemente inocente se posó en el rostro del joven Ravenclaw.

-¿Cómo que dónde? Al Bosque Prohibido, por supuesto -su voz siguiendo el tono jovial anterior.

Los tres palidecieron.

-P-Pero Liam, en las reglas se dice que no podemos entrar... -Ron habló con cuidado.

-Jajaja, no te preocupes, no te preocupes -soltó una carcajada -. Ya tengo la autorización de Albus para esto. De todas formas, estáis perdiendo tiempo de los diez minutos que os he dado.

Sudor frío recorrió la columna vertebral de cada uno de los miembros del Trío Dorado. Salieron corriendo del Gran Comedor para reunir lo que necesitarían.

Diez minutos más tarde, estaban los cuatro parados en la entrada de Hogwarts. Ron, Hermione y Harry con mochilas y Liam sin nada aparte de su vestimenta informal.

-¿No necesitas nada, Liam? -la pregunta de Harry hizo reír entre dientes al pelinegro de Ravencalw.

-Por supuesto que no, ¿quién te crees que soy mi querido y pequeño estudiante? -el tono condescendiente de Liam hizo que Harry sonriera incómodo por no poder negar ni siquiera la parte de pequeño; después de todo Liam era más grande que la mayoría de adultos.

Entraron en el oscuro y tenebroso bosque, tres de ellos con miradas cautelosas y el otro con una despreocupada.

-Aquí empieza el entrenamiento -les dijo Liam dándose la vuelta -. Buena suerte manteniendo el ritmo.

El cultivador aceleró, parecía caminar pero, de alguna forma extraña, cada paso que daba le permití avanzar varios metros. Los mimbros del Trío dorado tuvieron que empezar a correr a máxima potencia para no perder a su maestro de vista.

-¿Cómo demonios hace eso? -preguntó Harry a sus compañeros viendo como Liam caminaba y aún se mantenía en el límite de su visión.

-No lo sé, pero no quiero imaginarme su velocidad real -Hermione negó con la cabeza.

Tardaron media hora en detenerse, los tres Gryffindor se estiraron en el suelo, completamente agotados. Liam los miró con una sonrisa traviesa.

-¿Qué hacéis en el suelo? Levantad que seguiremos con el entrenamiento -ordenó -. Solo habrá descansos cuando intentéis cultivaros y por la noche.

Entre llantos se consiguieron poner de pie.

-¿Qué sucede, Liam? ¿Por qué este entrenamiento intensivo de repente? -cuestionó Ron.

Liam pensó durante dos segundos antes de hablar.

-Los que saldrán elegidos por el Cáliz en Durmstrang y Beauxbatons no son magos normales -informó, adquiriendo una postura un poco más seria -. Son cultivadores, mucho más poderosos que vosotros. No podréis alcanzar su nivel de cultivo, pero entrenando cada fin de semana así espero que logréis la fuerza necesaria para mantener un combate.

Los tres quedaron desconecertados.

-Pero Liam, el Cáliz elige al participante, ¿cómo sabes quién saldrá elegido? -la pregunta era pertinente, después de todo no conocían el comportamiento del juez imparcial.

-El Cáliz elige al más adecuado para participar, si se presenta un cultivador saldrá elegido sin duda -explicó Liam -. Durante este fin de semana haré que alcancéis la Recolección de Magia, y lo haréis antes del domingo por la noche que será cuando anuncien los campeones.

Los tres pusieron caras planas.

-Si tienes una forma para que logremos tal cosa, ¿por qué no lo has hecho antes? -la pregunta de Hermione representó los pensamientos de los otros dos.

Liam soltó una risita entre dientes.

-Créeme, Hermione, no lo vais a disfrutar y quería evitarlo si fuera posible -el tono de Liam les dio escalofríos -. Espero que estéis preparados porque esto no va a ser como el entrenamiento normal.

Un pensamiento cruzó por la mente del Trío dorado: "Si de normal el entrenamiento ya es un infierno, ¿qué demonios nos va a pasar?"

-Bueno, para empezar, quiero que os acostumbréis más a sentir la magia ambiental, esto ayudará al proceso para convertiros en cultivadores -levantó un dedo mientras hablaba -. Usaré una pequeña parte de mi presión mágica, el objetivo será tocar mi mano, cuando lo logréis tendréis un descanso mientras intentáis cultivaros.

-Bien, no debería ser demasiado dif... -no pudo terminar la frase porque sintió como si un bloque de hierro enorme se le hubiera puesto en la cabeza.

Los tres se arrodillaron y vomitaron.

-No deberíais haber desayunado tanto -la voz de Liam pareció maginificarse, como si un gigante estuviera hablando -. Levantad.

Poco a poco, se pusieron de pie, sus rostros estaban pálidos y parecían a punto de desmayarse. Aún si se desmayaban, la presión de Liam haría que se despertaran al instante, así que no podrían evitar esto.

Harry fue el primero en dar un paso, sintió que la presión aumentaba ligeramente y casi volvió a caer, pero en cambio se sostuvo y dio un segundo. Hermione y Ron, al ver esto, inspiraron con fuerza y ambos dieron el primer paso, y luego el segundo.

Al principio estaban a unos veinte pasos de Liam, solo pensar en ello hizo que Harry quisiera rendirse. Liam no dijo nada, este era un momento de infleixibilidad en el camino de un cultivador, le recordó a sí mismo en la Montaña que Pisotea los Cielos. Ser un cultivador no solo requería el talento para serlo, se necesitaba una fuerza de voluntad indomable.

Incluso un asesino despreciable, como lo había sido Yung Xi, no tembló antes de morir y en cambio lucho hasta que finalmente fue derrotado por Liam, esa era la fuerza de voluntad de un verdadero cultivador.

Harry soltó un grito y dio cinco pasos más, haciendo que tanto Ron como Hermione lo miraran asombrados.

Recordó a Voldemort, los recuerdos de la noche en que mataron a sus padres, quería hacerse fuerte para poder derrotar al mago oscuro, necesitaba hacerlo. Sin embargo, en ese punto la presión se volvió casi insoportable, haciendo que cayera de rodillas.

-¿Es realmente necesario que yo acabe con Voldemort? Seguro que Liam debería ser capaz de hacerlo, y también esta Dumbledore y ese amigo de Liam, Ji Ming. Entre todos ellos seguro que podrían derrotarlo sin complicaciones -pensó el joven Potter -. Yo... ¿por qué quiero ser fuerte?

Sin embargo, una voz lo sacó de sus pensamientos.

-No hagas eso, Harry -la fuerte voz de Liam penetró en sus oídos como un cañón -. Si quieres ser un cultivador, tu objetivo no debe ser acabar con alguien. Los objetivos pueden ser algo útil, porque te ayudan a guiarte en tu camino, sin embargo la esencia de cualquier cultivador es esa... ¡cultivar! Volverse fuerte no por algún motivo concreto, sino por el simple hecho de comprender la magia y fortalecerse, ¡esa es la meta!

Harry lo escuchó, abriendo mucho los ojos.

-Es correcto querer hacer cosas por el camino, como por ejemplo derrotar a Voldemort, pero si esa es tu meta final entonces no estás listo para ser un cultivador -Ron y Hermione también escuchaban, sintiendo un fuego empezar a arder en su interior -. Los tres, ¡levantad! Sois mis estudiantes, así que haced que me sienta orgulloso de ello.

Recordaron las clases que les daba Liam cada mañana, su sufrimiento al ser golpeados por él. No podrían dejar que todo eso fuera en vano.

-Jaja -Harry soltó una carcajada casi de locura -. Estás loco, maestro. Sin embargo tienes razón.

Para el joven Potter, todo se volvió oscuro, dejó de sentir nada y solo pudo ver un vacío oscuro. De repente, pequeñas luces rojas empezaron a aparecer, recordó las conferencias de Liam y empezó a atraerlas. Todo se iluminó y se dio cuenta de que estaba parado enfrente de su maestro.

Extendió su mano y la tocó, antes de caer desmayado.

Fin del capítulo.

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Lo siento mucho por el retraso, esta semana habrá otro capítulo el sábado así que no os preocupéis ^^

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