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Capítulo 22

Después de que Liam se recompusiera al oír sobre a cuanta altura estaban, preguntó que cómo era posible, por supuesto le respondieron que era un lugar escondido con magia para que los muggles no pudieran acceder. Liam se preguntó cuántos lugares habría desconocidos por la gente común en la Tierra.

Le dijeron que antes de empezar a entrenar tendría que acostumbrarse a la baja cantidad de oxígeno y él estuvo de acuerdo con los residentes. Cualquier pequeña acción parecía que lo cansara como si hubiera corrido durante horas sin parar, esto siendo alguien en el Reino de la Creación del Núcleo, así que no pudo evitar admirar a Wang Li y los demás por ser capaces de vivir en tal sitio siendo magos normales. Aprendió el nombre del pueblo, también. Al parecer el lugar se llamaba Zhaoxang.

Le llevó dos días enteros para acostumbrarse del todo a las extrañas condiciones. Durante este tiempo recorrió el valle y pudo apreciar la bella escena de la naturaleza en todo su esplendor. También aprendió que se podía hacer comida real a partir de magia, de este hecho pudo deducir que Hesper Gamp, al crear la Ley de Gamp sobre Transfiguraciones Elementales, no estaba del todo en lo cierto. Esta teoría mencionaba que se puede modificar, transformar y destruir la magia, pero no se puede crear nueva magia. Al menos, aplicada a cinco campos de estudio: la comida, el dinero, el amor, la vida y el conocimiento. Sin embargo parecía que crear comida solo era especialmente difícil debido a que necesitabas formar estructuras a nivel molecular una por una.

Esto para la gran mayoría de magos sería imposible, sin embargo para alguien con tanto control en la magia como Liam era bastante fácil y, para la gente de Zhaoxang, tampoco representaba un problema. Es por esto que ni siquiera necesitaban cultivar o criar animales. Al final, Liam formó una nueva teoría mágica: Cualquier cosa es posible con la magia si tienes suficiente cantidad, control e imaginación.

La cantidad se podía cambiar por la potencia de la magia, después de todo, lo necesario era que uno fuera capaz de activar el hechizo que pretendía usar.

Ahora, Liam por fin le podía preguntar al viejo Li acerca del entrenamiento.

-Veo que ya estás listo -comentó el anciano mirando al joven musculoso -. Eso es bueno, sígueme.

Doyle asintió y ambos salieron de la casa. Durante todo el camino Wang no dijo nada, provocando curiosidad en su acompañante. Después de recorrer todo el valle, subieron unas escaleras que Liam no había visto la primera vez que fue ahí y, de repente, el viejo hombre se detuvo y se dio la vuelta.

-Yo puedo subir hasta aquí, este será tu entrenamiento, debes subir toda la montaña por estas escaleras -informó, confundiendo a Liam.

-¿Solo eso? Supongo que tendrá algo de especial, ¿me equivoco? -preguntó, curioso.

-Por supuesto -respondió asintiendo con la cabeza -. Esta es la montaña del inmortal.

-¿Del inmortal? ¡Que nombre tan excéntrico! -Liam se rio entre dientes.

-Cuenta la leyenda que el primero de los nuestros llegó aquí des de tierras lejanas y encontró esta montaña -empezó Wang Li -. Cuando subes, empezarás a sentir una presión, cuanto más asciendes, más presión habrá sobre tu cuerpo. Se dice que nuestro ancestro logró llegar a la cima de la montaña y logró llegar a un Reino inimaginable.

Liam miró profundamente la montaña delante suya, parecía tan alta como los propios cielos y debe recordar que... ¡ellos ya estaban a diez mil metros de altura!

-De todas formas, es una leyenda -continuó el anciano -. Nadie ha podido llegar hasta lo alto. En nuestro pueblo no ha nacido nadie capaz de cultivarse en siglos y tu maestro, Albus, dijo que solo logró alcanzar una ínfima parte de la montaña en su mejor momento.

Los ojos de Liam se abrieron como si fueran naranjas y sudor frío apareció en su espalda. ¿Dumbledore solo logró alcanzar una pequeña parte? Imposible, se negaba a creerlo. Veía a su maestro como la meta a superar, como una potencia que podría destruir una ciudad si así lo quisiera. No hablaba por hablar, había sentido de primera mano el poder de Albus Dumbledore durante algunos de sus entrenamientos y no estaba seguro de ni siquiera si podría hacerlo moverse del sitio durante una pelea en su poder actual.

Entrecerró los ojos e inspiró profundamente, la magia del ambiente se dirigió a su cuerpo como si hubiera sido succionada por su respiración. Un aura ardiente se encendió alrededor de su cuerpo y apareció una sonrisa amenazante en su rostro. Wang Li tembló por el aura.

-Ahora, esto se ha convertido en una cuestión personal -dicho esto, procedió a empezar a subir las escaleras.

Estuvo un minuto completo caminando y solo notaba un leve peso sobre sus hombros, no suficiente como para molestarlo. Luego, parecía como si estuviera andando en agua, no lo cansaba demasiado, sin embargo empezó a ser un poco molesto. Apretó los dientes y continuó, con cada paso sintiendo más la presión. Empezó a temblar cuando llevaba diez minutos subiendo, aún no podía ver la cima.

Pronto, sus pasos se ralentizaron, su respiración ya no era constante, sin embargo apretó los puños y continuó. Llegó a un punto en el que para dar un paso tardaba un minuto completo. Su cuerpo le pedía que retrocediera, sin embargo él sabía que esto sería un momento importante en su vida. ¡No retrocedería!

Tomó aire y subió el escalón número 98. La presión se intensificó y estuvo de apoyar una rodilla en el suelo, sin embargo su fuerza de voluntad logró mantenerlo de pie. Soltó un grito de batalla y puso el pie en el escalón 99.

En este punto, todo su cuerpo tembló y se tuvo que arrodillar, escupiendo un poco de sangre. Pensamientos de rendirse cruzaron su cabeza, estaba sufriendo un dolor infernal y quería acabar con él. Sin embargo su cuerpo se movió solo, un deseo de superarse a sí mismo inigualable surgió de sus entrañas. Se puso de pie, casi como un muerto y gruñendo, superaría al menos los cien pisos, si no, significaría que su voluntad de mejorar terminaba allí. Levantó la pierna y cada pequeño movimiento le producía dolor, sin embargo él continuó.

-¿¡TE CREES QUE ME RENDIRÉ ASÍ, ESTÚPIDA MONTAÑA!? -exclamó a los cuatro vientos, finalmente subiendo el centésimo escalón.

De repente, su mente pareció dejar su cuerpo por un segundo y volar. Pudo ver la montaña por completo, un número y un nombre vinieron a su mente: 10.000, Montaña que Pisotea los Cielos, ¡la Montaña de los Diez Mil Escalones!

-Interesante -sonó una voz etérea -. Eres un buen chico, déjame recompensarte.

Liam volvió a su cuerpo, pero ya no le dolía. Seguía sintiendo una molestia y, cuando intentó seguir subiendo, algo que parecía una pared invisible lo detuvo, una barrera.

-¿Qué era esa voz? -se preguntó. La voz no parecía contener ningún poder aterrador, sin embargo escucharla lo calmó por completo y le dio fuerzas, como la sensación de cuando uno experimenta un gran avance, aunque estaba seguro de que no había experimentado ninguno y su cultivo seguía igual que antes.

La presión se redujo, así que lo iba a aprovechar para entrenar, este era el ambiente perfecto para desarrollar su cuerpo. Empezó a hacer un poco de ejercicio, se cansaba más de lo normal, pero valdría la pena.

Al anochecer, decidió que se quedaría a dormir para continuar entrenando al día siguiente. Al principio pensó en bajar, pero luego recordó que era un mago y podía conjurar objetos de la nada, así que creo un saco de dormir y no tardó mucho en cerrar los ojos debido al cansancio.

Durmió tranquilo, sin tener ni la más mínima de que alguien lo estaba observando con ojos interesados des de un lugar irreconocible.

-Liam Doyle, eh? -murmuró con una voz similar a la seda, que produciría tranquilidad a cualquier persona que la escuchara -. Alguien importante ha aparecido en este mundo, me pregunto a dónde te llevará el destino. Estaré esperando con ansias el día que nos crucemos.

Fin del capítulo

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