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Capítulo 13

Liam llegó al tercer piso con las expectativas bastante altas. Desde que había llegado a este mundo, todo le había parecido fácil y eso lo disgustó profundamente. La raza humana se caracteriza por evolucionar al enfrentar complicaciones y, al menos para Liam, una vida en la que nada ni nadie podía hacerlo sudar, no parecía mucho mejor que estar muerto.

El tercer piso era un poco diferente de los anteriores, estaba iluminado por completo. Sin notar nada extraño, empezó a recorrer el pasillo. De repente, notó como sel suelo debajo de él desaparecía.

Su cara palideció y, solo debido a sus reflejos increíblemente altos, fue capaz de maniobrar casi al instante para llegar a la pared y frenar su caída. Era mucho más profundo de lo que uno esperaría, probablemente unos treinta metros. Liam podía saltar bastante más alto que una persona normal, quizás incluso llegaría a los diez metros, sin embargo eso no era lo suficiente, ni siquiera se acercaba.

Su En siempre activo captó un movimiento a su derecha. Ya familiarizado con el objeto, el chico esquivó la flecha girando levemente su cuerpo. Lo que no esperaba era que, al segundo siguiente, la flecha rebotó contra una de las paredes y se volvió a lanzar contra él... ¡con el doble de velocidad!

Logró evitarla agachándose, sin embargo la flecha volvió a rebotar y se lanzó aún más rápida que antes, dándole un corte en la mejilla a Liam. Sus ojos apenas podían seguirla y solo debido a su increíble control del En era capaz de esquivar la veloz saeta. Aún así, no pasó más de un minuto antes de que Liam estuviera cubierto de innumerables cortes y, aunque no eran profundos, ¡aún dolía!

-Tengo que escapar de aquí -pensó, sin embargo le había prometido a Dumbledore que no usaría magia y, sin ella, escalar el pozo de treinta metros sería prácticamente imposible.

Siempre podría rendirse, pero entonces no podría llamarse otra cosa que patético ¿El primer reto que se le presenta y renuncia? Sería demasiado vergonzoso para él mismo, no quería eso, así que lo lograría con sus propias manos!

Forzando su En al punto máximo y controlando su capacidad de casi ciento cincuenta metros en solo un pequeño círculo de no más de tres metros de diámetro, Liam esperó la flecha. Cuando llegó, forzó aún más su En y apretó los dientes y sus puños. Sus ojos se cerraron, la flecha que anteriormente parecía un destello, en ese momento apareció en la mente del chico.

Vio todos sus movimientos, se tambaleaba en el aire debido a la increíble velocidad que llevaba, su En captó todos los detalles con precisión.

-¡Ahora! -gritó en voz alta.

Uno de sus puños se levantó y cayó como un relámpago. La saeta se rompió en pedazos y cayó al suelo. Liam se miró la mano, que tenía un corte profundo. Aunque lo había calculado bien, la velocidad de su cuerpo era muy inferior al de la flecha y, por ende, aún logró dañarlo antes de romperse.

Suspirando, el adolescente decidió que, una vez lograra superar esta prueba, empezaría a entrenar su cuerpo para que se pudiera poner al día con su magia. Si bien su cuerpo era varias veces más poderoso que el de un mago normal, en realidad estaba solo al nivel del Tercer Pilar, su cultivo real. Esto quizás estaría bien para algunos, sin embargo para Liam que poseía una magia en el nivel del Gran Circulo de la Recolección Mágica era algo deficiente.

Ahora sin el peligro de una flecha que pudiera perforarle e cráneo, Liam tuvo el tiempo suficiente para escalar poco a poco la alta pared, usando sus propias manos que contenían la fuerza suficiente para atravesar y clavarse en la piedra. Una vez arriba, se adelantó hasta la sala de descanso y se sentó para recuperar su resistencia.

La mano le dolía debido al corte, sin embargo la magia ya estaba empezando a curarlo. No podía controlarla, ya que era un mecanismo del propio cuerpo para asegurar la supervivencia. Después de treinta minutos enteros, estaba completamente recuperado y se preparó mentalmente para ir al siguiente piso.

Hasta ese momento, cada uno de los pasillos había sido exponencialmente más complicado que el anterior, eso hizo que la sangre le hirviera.

Esta vez, el cuarto piso volvía a estar oscuro. En un momento, su magia capturó un ligero movimiento de otra magia justo debajo de él. Sus ojos se abrieron hasta proporciones cómicas y forzó su cuerpo al máximo para moverse hacia atrás, no obstante, incluso así no fue capaz de evitar por completo el repentino relámpago que apareció desde el suelo.

Su cuerpo se contrajo debido a la electrocución y sufrió quemaduras leves, sin embargo dio gracias a que lo había podido evitar, de otra forma hubiera estado en una condición mucho peor. El rayo había desaparecido tan rápido como apareció, a una velocidad que ni siquiera su En podía captar.

-Esto es realmente peligroso -pensó con cuidado -. Si usara mi magia podría pasarlo fácilmente, sin embargo...

De repente, una bombilla se encendió en la mente de Liam. Ahora entendía por qué Dumbledore quería que pasara estas pruebas. Últimamente se había vuelto muy confiado con su magia y no se dio cuenta de que, en algunos momentos de su vida, habría veces en las que no podría usarla. En ese tipo de situaciones, si solo hubiera confiado en sus hechizos, ¿no habría estado completamente expuesto y vulnerable?

En ese momento Liam se dio cuenta de que Albus Dumbledore era un magnífico profesor, no solo por su poder, sino también por su vasta experiencia y conocimientos.

Sin embargo, este piso habría sido casi imposible para el adolescente solo si no hubiera pasado por los anteriores retos. Había aprendido que su En era una de sus mayores herramientas y, concentrándolo en el suelo del pasillo, pudo ver fácilmente cómo el rayo circulaba solo por algunas baldosas determinadas, así que cuidadosamente siguió el camino seguro y pudo llegar sin mayores complicaciones a la sala de descanso.

Aunque no había supuesto ningún reto excesivo, esta cuarta prueba había ayudado a mucho a Liam. También había entendido que antes de apresurarse debería estar seguro de dónde pisaba y en qué entorno estaba, el relámpago lo había sorprendido porque solo escaneó de una manera superficial.

Las quemaduras habían sido leves, así que tardaron poco en curarse. Dándose unas palmadas imaginarias en la espalda y con una nueva resolución, Liam se aventuró al quinto piso.

-¿Qué es esto? -preguntó a la nada confundido.

Esta vez, no había ningún pasillo, sino una sala circular con una gran puerta al otro lado. No podía escuchar ningún ruido... de hecho, ni siquiera podía escuchar sus propios pasos. Entrecerró los ojos, esperó pacientemente.

-Esto es definitivamente una sala de Jefe Final -pensó, asintiendo sabiamente para sí mismo -. Jugar a tantos juegos servirá de algo por fin.

Efectivamente, un segundo más tarde la gran puerta de hierro se abrió y una presión mágica apareció, provocando que Liam casi cayera de rodillas y que su cara palideciera. Esa presión era sin ninguna duda superior a la suya, si no calculaba mal, probablemente la persona que la ejercía debería estar en... ¡el Reino de la Creación del Núcleo!

Se debe entender que la diferencia de fuerza entre alguien que estaba en un gran Reino superior a otro, era mucho más grande que la diferencia entre pequeños Reinos. Por ejemplo, alguien en el Reino de la Creación del Núcleo superaba tanto en poder a alguien del Gran Círculo de la Recolección de Magia como este último superaba a alguien que estaba aún en el Primer Pilar.

El "Jefe Final" no era un humano, cuando se reveló a sí mismo, Liam pudo ver que, en realidad, era un minotauro! El minotauro era un monstruo mitológico con cuerpo de hombre y cabeza de toro y se nombraba en la mitología griega.

Sabiendo que tendría que luchar, Liam concentró su En tal y como lo había hecho en el tercer piso, pero esta vez lo hizo un poco más grande, diez metros de diámetro.

En un instante, el minotauro estaba a más de quince metros de él pero, en un abrir y cerrar de ojos, el En de Liam ya lo había percibido y estaba a menos de tres metros de él. Su cuerpo casi no tuvo el tiempo suficiente para responder, pero logró girarlo levemente, colocándose en una posición ventajosa, pues el costado del ser mitológico estaba completamente desprotegido. Lanzó un golpe con todas sus fuerzas, sin embargo lo que sucedió a continuación lo dejó boquiabierto.

-¿Tanta diferencia hay? -se preguntó. Su golpe ni siquiera había hecho retroceder al enorme monstruo.

En este segundo de contemplación, el minotauro se giró y le dio un golpe en las costillas. Una gran cantidad de saliva salió dispara de su boca e incluso pudo escuchar un leve crujido. Chocó contra la pared y aparecieron grietas, causándole aún más dolor al pobre adolescente.

Cayó de rodillas al suelo, un solo golpe y casi había perdido ya la consciencia. Aún así, sabiendo que no podría quedarse quieto, se levantó incluso con el dolor que le provocaba en las costillas. Curiosamente, el minotauro se quedó mirándolo.

-Mis golpes no le afectan, debo hacer algo -pensó Liam a duras penas -. Incluso con magia sería una batalla que no estoy seguro de poder ganar.

Y fue justo en ese momento que Liam lo experimentó. Como ya se ha dicho antes, los humanos evolucionan constantemente al enfrentarse a las adversidades, sin embargo, hay alguien que es capaz de evolucionar aún más. El Rey, aquel ser que fue creado única y exclusivamente para llevar a la especie de las hormigas quimera hasta la cima, su nombre era... ¡Meruem!

El deseo de Liam había sido obtener el gran talento de Meruem, pero dentro de eso también venía otra cosa, debido a que su talento también englobaba la capacidad de evolución del Rey de las Hormigas.

Fue en este momento que Liam experimentó el verdadero poder de su deseo, que había obtenido sin siquiera saberlo.

Su control de magia llegó hasta niveles insondables e inéditos para su Reino, su magia también experimentó una mejora, llevándolo a poder formar el Cuarto Pilar. Se lanzó hacia el minotauro a casi el doble de velocidad de lo que podía hacer anteriormente, pero esto no fue solo debido a su mejora, sino también a que... ¡estaba usando magia para fortalecer sus músculos!

Al alcanzar un grado completamente nuevo de maestría en el control mágico, ahora era capaz de hacer tal cosa, y los efectos eran claramente visibles, la magia potenciaba su cuerpo a casi el doble de poder de lo normal.

Liam lanzó un golpe con una gran sonrisa, su evolución le había llevado a alcanzar nuevas alturas y había notado que sus límites se habían expandido en gran medida. El golpe incluso levantó un poco de aire.

El minotauro, que anteriormente tenía una cara de locura, de repente pareció serio. Levantó su puño y lo lanzó para encontrarse con el de su oponente. Los dos puños chocaron y Liam se sorprendió al ver como el minotauro también estaba usando magia, fue repentinamente superado y tuvo que saltar hacia atrás.

-¡Eso es suficiente! -exclamó una voz muy conocida por el adolescente.

De repente, Albus Dumbledore hizo acto de presencia en la sala. Liam lo miró confundido.

-El chico realmente es otra cosa -dijo, para la completa sorpresa de Liam, el minotauro -. Aceptaré tu petición, Albus.

-Me alegra oír eso, Cornu -le respondió el director, a lo que Liam lo miró, buscando respuestas.

Dumbledore lo miró alegremente.

-Esta batalla fue preparada por mí y por mi buen amigo Cornu, aquí presente -empezó, señalando al hombre toro -. Quería ponerte una prueba difícil y ver cómo reaccionabas ante la situación, déjame decirte que estoy impresionado, Liam. No esperaba que mejoraras tanto en medio de una batalla.

Y Liam lo comprendió todo. Obviamente Dumbledore no se arriesgaría a dejar que su estudiante muriera en un mero entrenamiento, por supuesto que todo había estado preparado de antemano. El adolescente se maldijo por no ver algo tan obvio mucho antes.

-Albus me pidió también que te entrenara en el cultivo del cuerpo porque, según él me dijo, tu magia se había adelantado mucho -le explicó Cornu -. Yo le dije que te entrenaría si lograbas sorprenderme, y vaya que si lo has hecho!

Liam miró a su maestro buscando confirmación.

-Verás, mi amigo aquí es un experto en el cultivo del cuerpo -señaló el viejo hombre -. Su cultivo actualmente solo está en la primera fase del Reino de la Creación del Núcleo, pero su fuerza física y técnicas le permiten ejercer un poder similar a la última etapa.

-Sí, sí, dejémonos de charla -comentó el minotauro -. Prepárate, chico, porque de aquí hasta que empiece el curso estarás viviendo un auténtico infierno!

Fin del capítulo

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