Luego de varios minutos en silencio, que todos se miran, y me miran a mi. El hombre sigue inconsciente, los otros dos están cómo estatuas, abajo las personas están arrodilladas y en silencio, mientras lo otros tres los amenazan por así decirlo, seguro los ingenuos se preguntarán por qué duran tanto. Las personas que estaban acá arriba sin destacar a los que mencione, están agachados y en silencio, las cosas están tensas, y yo no sé qué hacer.
-Como te llamas?.- Dirijo mi mirada hacia la persona que me pregunto y más por su inconfundible voz.
-Ámbar.- Simple y sencillo, lo dije!!
-Donde aprendiste a defenderte así?.- Pregunta este demandante.
-Esto es acaso un cuartel de policía para preguntas, no te importa.- Fria y serena le respondo, a este chico le tiene que importar tres mierdas mi vida.
Este serio y sorprendiendo, aunque solo veo esa emoción en un segundo. Uh! Tiene cara dura, creo que lo hice enojar.
-Como osas de hablarme así, acaso no sabes quien soy?- La cosa se puso buena! Este gallito quiere pelea.
-Si se quien eres, adivina qué, me vale. No te temo, no te creas superior conmigo que no te luce y además no eres nadie para demandarme lo que haga y deje de hacer.- Clara y precisa, este gallito quería pelea, ahí está su ring.
-Tienes agallas, primera mujer que me enfrenta, sin siquiera salir corriendo.- Dice este, con súper clara voz de estar enojado.
-La primera y la última idiota, vete bajando el título conmigo que no me importa.- Si este hombre cree que por ser en maldito rey de la mafia y ser un despiadado me dará miedo, se equivoco de chica.
-Pero si el bombón es toda una fiera!- Ay va! El pijo otra vez.
-CÁLLATE. -Decimos al mismo tiempo, y nos desafiamos con la mirada. Hasta que me aburro y camino a mi mesa para tomar mis cosas e irme. Me importa poco que pase con el, solo mi preocupación es mi amiga, nadie mas.
-Me largo de aquí!.- mencionó, haciendo que todos me miren, le hago señas a mi amiga que salga y está obedece.
Camino como si fuera la puta ama, tengo que mantener la actitud. Demostrando miedo y pánico no haré nada, siempre tengo que tener la valentía al frente. Ningún imbecil me faltara el respeto, nadie tiene el derecho de decirme que hacer o no, y muchos mejor no permitirme de hacer lo que me venga en gana.
Sara camina detrás de mi, y nos vamos por atrás, la puerta de emergencia. Quiero que este día termine e irme a mi camita.
Tomamos un taxi, ninguna menciona absolutamente nada de lo sucedido, tampoco es que queramos hablar de eso. El taxi la deja en su casa para luego dirigirme a la mía, ha sido un día cansado y más con lo sucedido. Hasta que llegamos a mi casa, pago el taxi, abro la puerta de casa. Subo hacia mi habitación, me desvisto, me entró una buena ducha, para luego ponerme mi pijama y acostarme a dormir.