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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 597

Kain estaba de pie, el entorno estaba cubierto por una luz purpura que impedía la manifestación del chakra. Kain sostenía la segadora de almas en su mano derecha. La espada espectral con un metro y medio de largo se veía gruesa con un aura que giraba en espiral.

Del otro lado lo miraba un hombre gris y una mujer con la piel pálida. Ella era la madre del chakra y su hijo era el progenitor de los shinobis. El génesis de una larga historia de destrucción, venganza y muerte.

Kain apuntó la segadora de almas hacia adelante —¿te das cuenta que ahora estás a mi merced y te puedo matar?— preguntó con una sonrisa astuta —mi espada está hambrienta, no ha comido en milenios, así que dos poderosas almas serán un buen festín como regalo de bienvenida—

—Kain, tú tienes otros medios— respondió el sabio de los seis caminos mientras se interponía entre la espada de Kain y su madre

—¿Y vale la pena?— preguntó Kain —ella salió del espacio dimensional que me comentaste y lo primero que hizo fue romperme la tráquea. Si yo no fuera tan fuerte, ella me habría matado sin pensarlo dos veces—

—Una persona más débil no hubiera alcanzado a mi madre. Yo y mi hermano tuvimos que unir fuerzas para sellarla, pero tu solo blandiste esa cosa y abriste la dimensión como quien desliza una puerta—

—Bueno, son los beneficios de utilizar el cerebro— dijo Kain —no sé si te das cuenta, pero he estado un poco ocupado, mejorando la mierda de mundo que tú y tu hermano nos dejaron—

—Tu resentimiento contra mi está bien, pero…— dijo el sabio, pero por detrás su madre lo apuñalo y empezó a consumir sus fuerzas. Él miró hacia atrás y pudo ver la furia en los ojos de su madre —okaa-sama—

—Hagoromo, me rompiste el corazón— murmuro la mujer pálida mientras derramaba lágrimas.

Kain negó con la cabeza, todavía no lo tenía documentado, pero el poder, no importa del que tipo, afectaba la mente y en los dioses se manifestaba con el gigantismo. En casos más extremos, cuando no podían controlar su poder, se volvían locos como en el caso de Kaguya.

Kain avanzó lo más rápido posible para que Kaguya no matara al sabio y la apuñalo con la segadora de almas.

—¡No!— grito Hagoromo, pero cayó arrodillado por la temible herida que le había hecho su madre

Kain sacó la segadora de almas y la mujer pálida cayó de frente, pero antes de que cayera al suelo, Kain le devolvió el favor y la sujeto por el cuello. Él la levantó y le dijo —¿Qué se siente?— y le aplasto la garganta hasta que la mujer escupió sangre —dime, soy todo oídos— Kain sintió como una pequeña corriente de energía fluía a su cuerpo. Kain acercó el rostro de la mujer al suyo y le dijo —no hagas eso, no quieres tratar de entrar a mi alma. He devorado dioses más antiguos que tú. Si quieres sobrevivir, muere con dignidad. De lo contrario, no habrá futuro para ti—

Ella escupió sangre, pero dejo de enviar su energía del alma a Kain para infectarlo.

Por su parte, Kain se empezó a recubrir de energía hasta volverse una niebla tan oscura como el espacio —ahora muere y prepárate para renacer— dijo

Hagoromo grito —no— pero Kain recubrió a la madre del chakra con la oscuridad más terrible de este mundo. Todos a su alrededor se volvió polvo tan fino como ceniza. El cuerpo de la mujer se desmorono hasta desaparecer.

Kain desvaneció la oscuridad de su cuerpo y volvió a la normalidad. La oscuridad destruyo sus ropas y quedó desnudo. Incluso destruyo su brazalete susano —Vástago, piedra del alma— dijo y levantó su mano.

Vástago descendió rápidamente del cielo y quedó a pocos centímetros de la mano de Kain. La unidad de apoyo proyecto un haz de luz y apareció una piedra azulada.

—Tienes suerte Hagoromo, conocí una amiga que hizo este mismo truco— dijo Kain, él canalizo su fuerza del alma a los ojos y vio el mundo espiritual. Como siempre, estaba vacío y era como estar bajo un agua de color turquesa, pero con una visión distorsionada de las cosas. Ahí encontró el alma de Kaguya vagando, no era de este mundo, así que no podía meterse al limbo en el que quedaban las otras almas hasta reencarnar. Kain canalizo fuerza del alma a sus manos, tomo el alma de Kaguya, la muy maldita se empezó a comer su fuerza del alma como si fuera un parasito, pero Kain la acercó rápidamente a la piedra del alma y el alma fue absorbida en su interior.

Kain miró a Hagoromo, el legendario sabio de los seis caminos. Tenía una postura patética y débil, una enorme herida en su espalda, estaba a punto de morir. No lo mato el tiempo, pero su amor por su madre lo hubiera matado en menos de cinco segundos si no fuera por Kain. Este último camino hasta Hagoromo. Kain no le tenía ni un poco de respeto, pero en parte podía empatizar con sus sentimientos —mira— dijo, le agarro el cabello y le levantó la cara. Kain le enseño la piedra del alma —aquí está el alma de la gran Kaguya. Toma, idiota, y deja de molestarme. Tu madre fue más inútil que una piedra—

Hagoromo boto sangre por la boca, pero ya no tenía fuerza para ni siquiera escupir la sangre.

Kain soltó un suspiro y levantó su rostro —fuera campo de estasis— dijo

La energía purpura desapareció y el mundo volvió a tener su color original.

Por supuesto, Hagoromo se recuperó de su herida en simples segundos y se lanzó contra Kain. Él también hizo lo mismo que Kaguya y estranguló a Kain con todos sus fuerzas. Si Kain no fuera tan fuerte le hubiera arrancado la cabeza.

—¿No me escuchaste idiota? ¿Quieres hacer esto una competencia de fuerza? Dos pueden jugar el mismo juego— dijo Kain y sus ojos cambiaron hasta obtener los rinne-sharingan. Él pensó en expulsar a Hagoromo y este salió volando como si alguien le hubiera dado un poderoso puñetazo. Hagoromo choco violentamente el suelo, siguió rodando, volando y chocando hasta que llegó al extremo de la isla y golpeó el agua.

Sin embargo, antes de que él se hundiera, Kain apareció detrás de él y creo una pared invisible. Hagoromo choco con la pared y salió sangre por cada orificio de su cuerpo. Él cayó lentamente al agua y se sumergió, pero algo lo elevó al aire y quedó a dos metros del agua. Hagoromo abrió los parpados y miró a Kain. Esta generación de shinobis tenía un monstruo más allá de cualquier existencia que hubiera existido en este mundo. Incluso peor que su madre.

—Tu madre, yo conserve su alma, podría haberla matado, pero tú me agradeces atacándome. Un error tras otro, escuchando a los exteriores, dejando que la humanidad se ahogue en violencia y destrucción. No nos guías, no nos ayudan, pero pierdes la razón cuando alguien le da a tu madre lo que se merece. No eres un sabio, no eres un dios, no eres de ayuda, deberías dejar de existir— dijo Kain y sacó la segadora de almas. Él se movió lentamente y apuntó al pecho de Hagoromo. Este último hacia fuerza con todo su cuerpo y canalizaba todo su poder a sus ojos, pero no podía romper el control de Kain. La espada se clavó en su pecho y sintió como su chakra estaba siendo devorado a una velocidad alarmante, pero un dolor agudo supero sus miedos y grito con fuerza.

—Dime Hagoromo ¿Por qué no debería matarte?— preguntó Kain y se detuvo de hundir la espada en el pecho de Hagoromo. Este último dejo de gritar, pero el dolor y la debilidad estaba ahí —¿Por qué debería perdonarte? Dejaste que este mundo se volviera un cubil de monstruos que solo esperan alimentarse de las almas. Y así sucesivamente, dejaste que muchas generaciones de shinobis se odiaran, se mataran. En medio de eso destruyendo todo a su paso. Cielos, mientras más hablo más razones encuentro para matarte a ti y a tu madre—

Hagoromo miró a Kain, el odio se había ido y solo quedaba el miedo.

Kain soltó un suspiro y lanzó a Hagoromo violentamente contra el agua. Este último se hundió cientos de metros, pero mientras caía, su cuerpo se iba regenerando, pero el dolor intenso no se iba a ningún lado. Esa arma era monstruosa, podía dañar a un nivel espiritual.

Hagoromo comenzó a emerger del agua hasta que salió. Kain lo esperaba, estaba desnudo y sus dos ojos rojos llenos de tomoes lo apuntaban —¿Qué vas a hacer con esa alma?— preguntó

—¿Te gustaría tenerla?— preguntó Kain, tendió su mano y la abrió mostrando la pequeña piedra del alma con el alma de Kaguya.

Hagoromo levitó cerca de Kain y estiro su mano, pero cuando iba a tomar la piedra del alma, se detuvo. Él miró a Kain, joven, de cabello blanco peinado hacia atrás con un par de ojos de rinne-sharingan.

—¿Qué pasa? ¿Por qué dudas ahora? Estabas dispuesto a luchar conmigo, a morir por esta alma— dijo Kain mirándolo a los ojos.

Hagoromo pudo ver el odio en los ojos de Kain, no lo culpo. Todas las recriminaciones de Kain eran verdaderas, incluso si todo lo que paso fue por un bien mayor —creo— dijo —que tu podrías darle un mejor destino. Yo solo buscaría traer a mi madre de vuelta y eso podría provocar más problemas—

—Bonito sabio estás hecho— dijo Kain —hipócrita— y agito su mano mandando a Hagoromo de nuevo bajo el agua.

Hagoromo se hundió de nuevo en el agua, pero como ahora no estaba herido, pudo frenar el descenso y volvió a emerger, pero cuando él salió del mar, miró en todas las direcciones, pero no encontró a Kain.

Por su parte, Kain apareció en su laboratorio de la nación de los Pastizales y soltó un fuerte suspiro mientras caía al suelo. Desactivo la segadora de almas y el rinne-sharingan de ambos ojos. La piedra del alma cayó de su mano, rodo por el laboratorio y Kain quedó tendido en el suelo. Él cayó inconsciente de inmediato y durmió durante ocho horas.

Cuando Kain se despertó, él parpadeo un par de veces sintiéndose lánguido. Él apoyo sus manos en el suelo e hizo fuerza para ponerse de pie. Él miró los alrededores, miró al suelo y vio la piedra con el alma de Kaguya. Kain recogió la piedra del alma y pestaño varias veces tratando de enfocar su visión —esto es peor de lo que pensé— dijo. El poder del rinne-sharingan era tan fuerte que destruía los ojos. Kain tuvo que canalizar chakra del tipo de madera a los ojos para regenerarlos.

Kain pestaño un par de veces y por fin pudo ver claramente. Él tomo una profunda respiración y asintió —Akari, toma la piedra del alma. Aplica energía oscura en intervalos de diez segundos cada un minuto durante veinticuatro horas hasta debilitar el alma de Kaguya a un 10%—

Una unidad de apoyo Akari, con una luz blanca por ojo, levito a Kain y proyecto un haz de luz blanco absorbiendo la piedra del alma.

Kain dijo —nuevo brazalete susano y ropas—.

Al instante varias unidades apoyo aparecieron y crearon ropa para Kain. Una unidad de apoyo se acercó llevando un nuevo brazalete con el sistema susano y las dos unidades de apoyo Vástago y Segador incluidas. Kain recibió el brazalete, se lo puso en el antebrazo izquierdo y todo volvió a la normalidad. Al menos así Kain lo sintió al ver que la interfaz verde claro apareció en su rango de visión.

—Habitación del cuadro pintado, mansión de Naomi en la ciudad del Rayo— dijo Kain

Al instante, la unidad susano se conectó a Guardián y este último hizo el trabajo.

Kain desapareció del laboratorio y apareció frente al cuadro pintado. Él apoyo su mano en el cuadro y entró al mundo de las almas demoniacas. Él sintió el viento fresco de la montaña. Kain se detuvo y miró por delante de él. Naomi estaba de pie a veinte metros del punto de acceso, con las manos en el vientre.

Kain mostró una pequeña sonrisa y camino mientras sonaba el roce de su calzado con el pasto del bosque —¿llevas muchas horas esperando?— preguntó, la luz se colaba por el follaje de los árboles. Era intensa y esperanzadora.

—No, para nada— respondió Naomi, mostro una pequeña sonrisa, pero sus ojos estaban acuosos.

Kain alcanzó a Naomi, le acaricio el brazo y ella se apegó a él. Kain la abrazó y le dijo —dije que volvería, ahora estoy aquí—

—Sí, es solo, es solo que me preocupe. Pasaron varias horas— respondió Naomi

—Te dije que no te volvería a dejar sola— dijo Kain —te amo—

—Yo también te amo— dijo Naomi y lo abrazó.

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