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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 468

Eran las diez de la noche y las conversaciones se habían terminado. Bueno, fue hace un par de horas, antes de que todos cayeran embriagados. Los kages y daimios estaban en sus habitaciones, sus esposas también. Kain se aseguró de eso ya que hoy no tenía tiempo para jugar con nadie.

Kain estaba de pie, frente a los ventanales de su habitación en el último piso del hotel. Él miraba ciudad Tengu. Era de noche, la luz de las farolas estaba encendida y la gente transitaba por las calles. Los policías hacían sus rondas mientras la gente se iba a divertir.

Más allá de los edificios y de las casas de concretos con amplios parques, se veían las luces de los poblados de refugiados que esperaban su identificación para entrar a ciudad Tengu y empezar sus nuevas vidas.

Kain sostenía un habano en su mano derecha mientras tenía las manos detrás de su espalda. Con su mano izquierda sosteniendo la muñeca de la derecha. El olor a tabaco llenaba la sala de estar. Él miraba al exterior y pensaba en cosas mientras esperaba por Elizabeth y Abigail. Unos tacones se escucharon a un par de metros, por el sonido molesto Kain supuso que eran de aguja, pero al entrar a la alfombra de la sala de estar el sonido se ahogó.

Kain se quedó mirando por el ventanal y un par de manos delicadas lo abrazaron por detrás.

—¿Estás lista?— preguntó Kain con tranquilidad mientras miraba por el ventanal, sacó sus manos de detrás de su espalda para evitar quemar a la otra persona que estaba detrás de él. Llevó el habano a su boca y le dio un calada.

—Mírame, Kain, no es divertido— dijo Abigail con voz mimada, suave y sensual

Kain mostró una pequeña sonrisa y se dio la vuelta. Abigail era la mujer del color negro. Le gustaba la ropa oscura, ya sea elegante o casual. Ahora llevaba un bikini negro. De ningún modo le serviría para bañarse en una piscina o la playa, era más para lucirlo y que otros lo miraran. Tenía una pequeña argolla dorada en el medio uniendo la tela que cubría los senos.

Abigail llevaba su hermoso cabello negro y rizado correctamente peinado. Delgada, la piel de durazno, senos pequeños, esbelta y caderas anchas con un trasero grande. Tenía las piernas cortas, pero bonitas y bien cuidadas. Ella tenía ese encanto de los civiles donde todo su cuerpo se veía blandito, muy diferente de las mujeres shinobis que casi siempre estaban entrenadas y marcadas.

Por último, Abigail iba pintada, llevaba bastante sombra en los ojos, rubor en las mejillas y los labios pintados de rojo carmesí, bastante provocativo. Ella sonreía de forma coqueta.

Kain acercó su mano izquierda a la de Abigail y le sostuvo la mano. Abigail lo miró a los ojos llena de expectativas. Ella se mordió el labio inferior y llevó sus manos al pecho de Kain. En ese momento, este último llevaba su haori y kimono. Ella deslizo sus dedos por el pecho y levantó su rostro mirando a Kain a los ojos. Ella separaba los labios mostrando un poco sus dientes en una expresión sensual.

—¿Así vas a ir la playa?— preguntó Kain con una sonrisa astuta

—Mmm, todavía no sé cómo vas a hacer eso, pero sí, así pienso ir— dijo Abigail parándose de puntilla y dándole un ligero beso en los labios, esperando activar a Kain y que él la besara.

Kain sonrió, acercó su rostro a la mejilla de Abigail y pudo oler el aroma seco de la pintura. Él le dio un pequeño beso en la mejilla. Kain paso por al lado de ella y Abigail se volteó a mirarlo.

—¿Pasa algo?— preguntó Abigail preocupada por tal comportamiento

—No, nada en especial. Solo prepara tus cosas, será un viaje interesante— dijo Kain y fue al mueble donde estaba la botella de wishky y la cubeta con hielo. Tomo un vaso, coloco un par de hielos y sirvió wisky. Lo tomo con la mano izquierda, lo agito un poco y bebió un sorbo. Él se dio la vuelta y vio a Abigail de brazos cruzados, como si le estuviera preguntando con la mirada que era lo que pasaba.

—¿Qué sucede? ¿Ya no tengo utilidad?— preguntó Abigail

Kain sonrió, se fue a sentar al sillón. Miró la mesa de centro frente a él. Había un cenicero blanco. Él dejo el habano en el cenicero y a un lado el vaso con wishky. Él miró a Abigail y le hizo el gesto con la mano derecha. Abigail lo quedó mirando de brazos cruzados, con una mirada molesta y acusatoria. Kain la quedó mirando, entrecerró los ojos y Abigail no fue capaz de sostenerle la mirada por más de diez segundos. Ella camino hacia él, agacho la cabeza durante unos segundos demostrando con su lenguaje corporal la sumisión. Ella iba a sentarse en el sillón, a un lado de Kain, pero este le ofreció su mano.

Abigail miró esa mano, lo quedó mirando y al ver que él curvaba la comisura de sus labios hacia arriba, ella frunció el ceño, pero acepto y tomo la mano de Kain. Él la condujo a su pierna y ella se sentó. Se acurruco contra su pecho y lo comenzó a besar en el cuello.

Kain apartó su rostro y la miró a los ojos. Abigail se mordió el labio inferior al ver como él la miraba. Kain llevó su mano derecha a la mejilla y se la acaricio. Ella tenía unos pómulos firmes, bonitos, retocados con rubor. Los ojos almendrados y enmarcados en toda esa sombra que se puso en los parpados. Kain miró el ojo, ella tenía el iris contraído demostrando su estado de incomodidad.

—No es que tu no tengas más utilidad para mi— dijo Kain —solo tengo cosas que hacer, por eso no puedo quedarme a jugar contigo ¿Entendido?—

—¿De verdad?— preguntó Abigail en un estado de indefensión

—Sí, así que se buena y excúsame esta vez, por otro lado ¿Qué pasa con esas preguntas?—

—Bueno, tú siempre respondes a mis besos, pero ahora fuiste muy frio—

—Tengo cosas que pensar, Abigail— dijo Kain —además, no confundas las cosas. Este viaje es un premio para ti y Elizabeth. Ambas lo hicieron muy bien y se lo merecen—

Abigail miraba a Kain, de cabello blanco, ojos azules, la mirada tranquila, el habla lenta y segura. Joven, la boca exquisita, los labios más sensuales que hubiera visto en su vida —¿Te quedaras con nosotras?— preguntó

—No puedo— dijo Kain con tranquilidad —como te dije, tengo cosas que atender. Las volveré a buscar en dos días. No te preocupes, el lugar al que vamos tiene de todo. Pueden tomar su tiempo para divertirse y disfrutar del entorno—

—¿Te vas a demorar mucho?— preguntó Abigail

Kain quedó mirando esos ojos de color café, el iris se estaba dilatando y volviendo a un estado de relajación. No, no solo de relajación, sino de sentimentalismo. Kain sonrió y le dijo —bueno, si termino con mi asunto, volveré por ustedes mañana. Espero que para ese momento no te hayas bebido todo el licor y fumado todos mis cigarros—

—Eres un hablador— dijo Abigail con una hermosa sonrisa, ella acercó su rostro y trato de besarlo de nuevo. Esta vez, Kain le devolvió el beso como ella quería. Incluso sus manos se fueron a la cintura. Abigail lo beso y cerró los ojos. Ella lo beso de forma apasionada, después apartó su rostro y tomo una profunda y lenta respiración. Abigail miró hacia abajo y vio la mano de Kain acariciando su cintura. Abigail llevó la mano al nudo a un costado de su bikini, lo desabrocho y dejo que la tela se deslizara.

Kain sonrió al ver sus intenciones, pero de verdad que hoy no podía. Él llevó su mano de cintura, subió por el estómago, acaricio la región entre medio de los senos, subió por el cuello y la sujeto por la mandíbula. Él llevó su pulgar a los labios y lo acaricio por encima. Abigail abrió su boca y Kain introdujo la punta de su pulgar. Ella lamió el dedo mientras lo miraba. Kain sonrió, seguro que este pequeño diablillo llamado Abigail tenía su encanto. Kain apartó su pulgar, deslizo su mano hacia la nuca, él acercó a Abigail y la beso apasionadamente.

Después de un par de minutos, Kain apartó su rostro y abrazó a Abigail contra su pecho. Ellos se quedaron así. Kain tomo su habano, lo fumo y después se lo ofreció a Abigail. Ella fumo y juntos soltaron el humo. Kain dejo el habano en el cenicero, tomo el vaso con el wisky y los hielos a medio derretir. Le dio un sorbo y le ofreció a Abigail. Ella también bebió y después soltó una exhalación.

—Está muy puro— dijo Abigail con una sonrisa y tosió.

Kain soltó una risita y dejo el vaso en la mesita de centro.

—Más hielo la próxima vez— añadió Abigail mientras tosía

—En ese caso, ya no sería wishky— dijo Kain con una amplia sonrisa

—Ya estoy lista— dijo Elizabeth desde las escaleras del segundo piso

Kain y Abigail miraron a la derecha, vieron el comedor un par de metros más allá y por último vieron las escaleras en forma de L que llevaban al segundo piso.

Elizabeth bajaba las escaleras, llevaba el cabello rubio arreglado en el moño usual y algunos mechones ondulados a los lados. La piel clara, el rostro con forma de corazón, bastante sombra alrededor de los ojos igual que Abigail, pero sus labios iban pintados de un rosa pastel. Ella llevaba un bikini blanco de una pieza y un pareo semi trasparente alrededor de sus caderas. También llevaba zapatos con tacón de aguja.

Kain la quedó mirando.

Elizabeth miró a Kain y Abigail sentados en el sillón. Ella se tropezó y se fue de cabeza por las escaleras. Ella cerró los ojos y se puso tensa mientras escucho el grito de Abigail. Sin embargo, Elizabeth no sintió el impacto de darse contra las escaleras. Ella abrió los ojos y vio que estaba a solo un par de centímetros de besar el piso alfombrado del descanso. Por otro lado, su cuerpo estaba inmóvil y eso la asusto. Ella escucho los pasos rápidos de unos tacones y el grito de alguien que se cayó.

—No corras con esos zapatos— dijo Kain con seriedad, se levantó del sillón con la mano apuntando a Elizabeth. Él utilizo su técnica de gravedad para levantar a Elizabeth en el aire, la giro e hizo que ella descendiera lentamente hasta sentarse en un escalón de las escaleras.

Elizabeth sentía que su corazón latía con mucha fuerza, casi lo podía escuchar en su oído. Ella miró a las escaleras, no se explicaba cómo no se rompió el cuello al caer tan tontamente. Ella miró hacia el descanso, después siguió la dirección de las escalera que doblaban a la izquierda. Miró a un lado de las escaleras, vio el comedor. Después siguió el pasillo y vio a Abigail sentada en el suelo, por alguna razón, se agarraba el tobillo derecho y no llevaba la parte inferior del bikini.

Kain camino hacia Abigail, se acercó a ella, canalizo ninjutsu medico a su palma y se agacho al lado de ella —tranquila, Elizabeth está bien— dijo

Abigail levantó su rostro y miró a Kain. Ella tenía el rostro rojo del dolor por doblarse el tobillo con los zapatos con tacón de aguja. Kain acercó su mano al tobillo, lo toco y se fue sanando.

Abigail miró hacia las escaleras y vio a Elizabeth. Ella soltó un suspiro de alivio al verla sentada en el peldaño de la escalera. Por un momento pensó que le había pasado algo.

Kain termino el tratamiento, se puso de pie y le tendió una mano. Abigail la acepto, se puso de pie y camino por delante. A medida que avanzaba se quitó los zapatos y los soltó. Cuando ella se quitó ambos, corrió hacia Elizabeth.

Abigail subió las escaleras al trote y llegó al descanso. Se agacho y miró a Elizabeth, le tomo la cara y la reviso por todos lados para ver que no tuviera ningún daño —Elizabeth— dijo soltando un suspiro de alivio y cayendo sobre su trasero —santo cielo, casi me matas del susto—

—Lo siento— dijo Elizabeth mientras se mordía el labio inferior

—¿Está todo bien?— preguntó Kain

—Sí, Kain-sama— dijo Elizabeth, se puso de pie y le tendió la mano a Abigail

Kain subió los peldaños hasta el descanso y se detuvo a un lado de Abigail.

—¿Por qué no llevas ropa interior?— preguntó Elizabeth al ver que su amiga andaba con la entrepierna al aire.

Abigail miró hacia abajo, tenía un pequeño triangulo de cabello oscuro señalando donde empezaba su sexo. Ella se ruborizo, miró a Elizabeth y dijo —pasaron algunas cosas—

Kain quedó mirando a Elizabeth y Abigail y curvo hacia arriba la comisura derecha del labio al ver que ambas estaban bien —¿Vamos?— preguntó.

Elizabeth y Abigail lo miraron y asintieron.

Kain asintió y dijo —transfiérenos a la costa de la nación del Viento—

Al instante, los tres desaparecieron.

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