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Evento 124: Yamamoto y Gatos Negros Iluminados por la Luna (5)

Como si fuera flecha viajando por el aire, Yamamoto salió disparado hacia el jefe oculto para cuando llegó hasta el cuerpo del reptil ambas espadas se clavaron en las escamas pero Yamamoto no se detuvo allí, comenzó a correr hacia arriba justo como antes solo que esta vez sus espadas estaban incrustadas y cada que se movía el T-rex sufrió grandes daños quejándose en más de una vez por el dolor.

Las llamas volvieron a cubrir el cuerpo del jefe que Yamamoto solo hizo una abanicada con sus espadas y el fuego desapareció de su alrededor, cada abanicada en el lomo del jefe causaba gran cantidad de daños.

Los cortes fueron más precisos y mucho más contundentes cada vez, el jefe se quejaba sin poder sacar a Yamamoto de su lomo "Kayaba tenías razón pero a la vez estabas equivocado, si sería difícil eliminar a un jefe de este tipo pero al mismo tiempo seria demasiado facil si lo piensas detenidamente Yamamoto murmuró en su mente mientras seguía costando y corriendo por el lomo del jefe "Vamos a hacer un daño más significativo.."

Yamamoto corrió lomo arriba hasta llegar a la cabeza del jefe donde enterró sus espadas en medio de la frente causando el doloso aullido del jefe mientras se abanicaba a sí mismo con la esperanza de enviar al enemigo lejos pero de eso no hubo fruto alguno.

Pronto Yamamoto se dejó caer y giro por la cabeza del jefe enterrando ambos estoques en el ojo izquierdo del jefe dejándolo ciego y causando un gran castigo, pero el que no se detuvo allí ya que para Yamamoto era el comienzo de todo, uso los estoques como pinzas para escalar por la piel del jefe y llegar al otro ojo repitiendo el proceso, una vez ciego su oponente se fijó en la solitaria espada que descansaba bajo el ojo derecho del jefe.

"Bingo" sin demora tomó el estoque plateado en su mano, aquella espada tenía leves pigmentos azulados en los bordes y algunos tonos oscuros, era como ver el cielo oscuro estrellado.

Yamamoto siguió con su feroz ataque, asediando al jefe en todas las direcciones posibles, utilizaba cortes profundos y luego cambiaba de posición gracias a su descomunal velocidad para luego repetir el proceso.

La vida del jefe había comenzado a descender constantemente y solo era cuestión de tiempo para que muriera, Yamamoto sabía muy bien cuales eran los puntos débiles del jefe y hacía uso de estos con total normalidad. El único problema en el método de Yamamoto era el tiempo.

Durante la batalla el jefe cambió su objetivo, como sabía que no podía matar a Yamamoto con métodos normales había cambiado de táctica, estaba destruyendo todo el piso 27 incluido los pueblos y ciudades que se creían invulnerables.

Los jugadores no podían destruir o dañar objetos de las ciudades ya que se consideraban invulnerables, los NPC eran considerados de esta forma también pero el caso era diferente si eran atacados por un jefe oculto. Los jefes ocultos no tienen límites de movilidad como los jefes de piso que solo pueden quedarse dentro de sus salas, los jefes ocultos pueden luchar en cualquier lugar del piso al que corresponden e incluso pueden llegar a otros pisos, además todo objeto invulnerable pasa a ser vulnerable frente a sus ataques.

El plan del jefe oculto era incinerar todo el piso 27 y eliminar cualquier rastro de vida, durante ese tiempo el cambio en la zona eliminaría a Yamamoto y aseguraría su vida.

En la mente de Yamamoto ya entendía el plan del jefe oculto, sabía que todo se reducía a una batalla de resistencia, si el jefe de piso ganaba este no avanzara hacia arriba sino que desciende para acabar con todas las zonas seguras y todos los jugadores de bajo nivel, actuaría como un límite de nivel para la supervivencia, la verdadera naturaleza de los jefes ocultos era expuesta.

"Tsk..." Yamamoto apretó sus dientes mientras miraba al jefe avanzar con su gran tamaño mientras incineraba todo en los alrededores, ya tenía un plan en mente pero no estaba seguro de cuán arriesgado era.

Como diseñador principal del jefe sabía todas sus debilidades, el problema era saber si Kayaba había quitado algo del diseño en cuestión.

Fueron varios los segundos en los que Yamamoto estuvo en silencio meditando su próximo movimiento, sabía muy bien el valor de la vida de los jugadores después de todo él también había entrado para recuperar a un amigo, lamentablemente durante su investigación se enteró de que falleció en la batalla contra el primer jefe de piso.

"Sigh... Diavel no duraste mucho en este lugar, supongo que al final fue tu codicia lo que te asesino, dudo mucho que fueras descuidado más bien el primer objeto valioso de SAO cegó tu juicio, ahora que estoy dentro se el valor de los objetos valiosos, realmente no valen nada, pero tengo que terminar todo este maldito infierno para sacar a los inocentes así que si todavía queda algo de tu conciencia en SAO ayudame. Diavel ayúdame para eliminar al monstruo que yo mismo cree" Como una flecha y sin forma aparente de detención, Yamamoto corrió por el campo abierto mientras evitaba los escombros, cuando llegó hasta el jefe usó su antigua espada para clavarla en un dedo de la pata.

El jefe de piso abrió la boca en consecuencia permitiendo el paso del cuerpo de Yamamoto a su interior, una vez dentro no se detuvo y se deslizó por los viscosos residuos internos, siguió bajando sin detenerse hasta cuando llegó al estómago.

"allí está" Yamamoto murmuró en voz baja mientras sus ojos se posaban sobre una estrella de cristal unida a la carne del jefe "Puedes ser muy fuerte en el exterior pero solo eres un frágil cristal en el interior" ante la risa de Yamamoto este empalo el cristal con el arma recién conseguida e inmediatamente el cristal de hizo pedazos.

En el exterior el jefe tembló y gritó, pero nada pudo calmar su dolor una vez comenzó a desaparecer lentamente dejando solo a Yamamoto en medio de la destrucción.

Las estadísticas aparecieron frente a la vista de Yamamoto para revelar los datos obtenidos, el daño que Yamamoto recibió durante la batalla correspondía a veinte veces su vida es decir que si no tuviera la regeneración acelerada, había muerto veinte veces luchando contra el jefe.

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