Salí del edificio y miré alrededor; la persona debe estar a pie. No veo ningún auto aparte del que me trajeron.
Caminé rápidamente buscando y mirando a todas partes. Solo hay un camino, por ende, podré encontrar a la persona. No sé cómo luce, pero no puede estar tan lejos.
Me escondí por todo el camino y miraba a todas partes. Luego de un tiempo, alcancé a ver a dos niños caminando por el medio de la carretera y, caminé más rápido hasta alcanzarlos. Tenía mis manos sucias, y me limpié del traje. No fue mucho lo que las logré limpiar, pero fue algo.
—Hola, chicos. ¿Saben dónde estamos? Estoy algo perdido — les dije.
El mayor se giró y, al verme, su rostro cambió por completo. Tuvo que ser él quien me vio. Sea quien sea, no puedo dejar testigos. El mayor retrocedió y alejó al niño menor. Debía tener unos 15 años y el menor aproximadamente unos 10.
—No sabemos dónde estamos— respondió nervioso.
—¿Y sus padres?
—No sabemos.
—¿Por qué estás retrocediendo?— le pregunté.
—Porque es un desconocido.
—¿Podemos irnos, hermano? Esta persona no me gusta — dijo el menor.
—A mi tampoco me agradan.
Al estar a una distancia prudente del mayor, saqué la cuchilla y tiré un navajaso a su rostro; luego empujé al menor al suelo y fui por el mayor. No quise darle tiempo a reaccionar, le di una puñalada en el costado y torcí la cuchilla para asegurarme de acabar con su sufrimiento rápido.
—¡José!— gritó el niño.
Lo empujé al suelo y miré hacia el niño. Al verme, trató de correr, pero lo agarré por el cuello de la camisa.
—Ya cálmate, niño, terminaré rápido.
—¡Mataste a mi hermano!— su rostro se llenó de lágrimas.
—Nadie los manda a estar en el lugar equivocado. ¿Sus padres no les han dicho que no deben espiar a los demás? Esto se ganan.
—¡Eres un monstruo!
—Ya estoy acostumbrado a escuchar eso y, no es algo que me importe. Cierra los ojos, pequeño. Prometo que seré rápido.
Seguía tirando patadas y giré su cabeza para atrás, para así cortar su cuello. No sufrió mucho, fue una muerte casi instantánea. Su llanto dejó de escucharse y sus patadas dejaron de ser una molestia. Tiré su cuerpo al suelo al lado del hermano.
Tengo que regresar y llamar a mi padre, este desastre debe ser limpiado antes de que venga alguien y lo vea. No quiero seguir matando innecesariamente.
Regresé al edificio y busqué el teléfono en la camioneta; le marqué a mi padre y dejé la llamada encendida para que rastrearan mi ubicación. No tenía ni puta idea de dónde demonios estaba.
Al llegar mi padre y ver lo que sucedió, se molestó.
—¿Sabes lo que acabas de hacer? ¡Has estropeado mis negocios, John! Ahora tendremos a todos los del cartel detrás del culo nuestro.
—¿Debía dejar que me matara entonces? ¿Eso sí te haría sentir satisfecho? —me dio una bofetada molesto por mi respuesta.
—Tu y yo arreglaremos esto en la casa, John. Te lo he dicho muchísimas veces que el negocio va por encima de todo.
—¿Por encima de mi vida también?
—Eres un hombre inteligente y, estoy seguro que podías haber hecho algo sin matarlo. Por lo que vi te divertiste con él, claramente lo planificaste. No te quieras hacer la víctima conmigo, ya te conozco. Mírate, estás ileso, te estoy viendo.
Al llegar a la casa fue otro castigo más; esos castigos que me hacen sentir vivo. El dolor físico es lo único puedo sentir. Me golpearon entre tres hombres y mi padre me prohibió defenderme. Tuve que hacer lo que pidió, no había nada que pudiera hacer para evitarlo. Cuando se le mete algo en la cabeza, no hay nada que lo haga cambiar de opinión.
Los años fueron pasando y, todo era igual; los negocios eran la única razón por la cual agradecer un día más de vida. Estábamos en guerra con todos. Enemigos aparecían de la nada y varios de nuestros hombres seguían muriendo; era algo normal para nosotros. En el momento que escogimos esta vida, sabíamos que nuestro destino es incierto. No sabemos hasta cuando vamos a seguir respirando, es por eso que vivimos al máximo el presente.
Me he convertido en un completo monstruo, en todo el sentido de la palabra. Era una cadena el matar para sobrevivir y, se repetía, una y otra vez.
Mi padre se adueñó de la compañía de los Hawking y, desde entonces, he estado trabajando en todo lo que tenga que ver con lavado de dinero.
Junto a mi padre se unieron tres socios más y, entre ellos un tal Andrew Miller. Un viejo de mierda que se la pasa pidiéndole dinero a mi padre. Lo he visto dos veces en persona y las quejas de mi padre respecto a él, siempre son las mismas.
Su empresa estaba a punto de la quiebra gracias a su perra mujer, y le pidió ayuda a mi padre para que lo ayudara. Hicieron un trato de boca, para ambos estar a cargo de la empresa, pero no cumplió con su parte. Mi padre me ordenó a conquistar a su esposa; su nombre es Grace, una vieja asquerosa y despreciable. Detesto todo de ella y tener que revolcarme con ella como si me gustara, era sumamente asqueroso, pero todo sea por los negocios.
A raíz de la situación, mi padre me mostró por foto a mi verdadera madre; me contó toda su verdad, algo que en realidad no me importó. Para mí, mi madrastra seguirá siendo mi madre; es la única que me ha demostrado su cariño y a estado conmigo desde pequeño. Me enteré que mi madre biológica se llama Sofía, pero para mí esa mujer es una completa desconocida.
Me contó mi padre que mi madrastra no puede tener hijos y, ellos siempre desearon un varón; alquilaron su vientre para tenerme, pero esa perra trató de aprovecharse de la situación y sacarle más dinero a mi padre.
Andrew Miller y mi supuesta madre biológica son amantes y, mi padre también se la comió varias veces. Se la compartían entre ellos como buenos amigos y socios.
Ese Andrew se enamoró de mi madre biológica y, desde entonces, se alejó de mi padre, y a provocado problemas. No quiere cederle la empresa ahora a mi padre, y tampoco darle el dinero que le debe. Esa empresa tiene mucho dinero sucio envuelto y, es algo que tarde o temprano, tendrá que devolver; a la buena o a la mala.
Por obras del destino mi padre y yo nos enteramos hace poco que tengo una hermana. Sofía tuvo a una chica llamada Juliana con Andrew, desconocíamos sobre eso. Solo la he visto por fotos y he tenido cierto interés por conocer cómo es en persona. Todo lo que me dicen es que tiene una actitud de mierda y, en eso, se parece mucho a mi. Ya es una mujer, tiene 22 años y le llevo cuatro años de diferencia.
—Tenemos que hablar, John— me dijo mi padre entrando a la oficina.
—¿Qué sucede?
—Es sobre Andrew. Acaba de salir en las noticias que tuvo un accidente aéreo.
—¿Aéreo?
—Sí, al parecer quedó hecho cenizas.
—No sé si sea una buena noticia o una mala.
—Es muy buena. Ahora podemos reclamar lo nuestro, hijo. Para eso necesitaré a esos bastardos hijos; en especial a Julianita. Todo se lo van a dividir entre ellos y tenemos la oportunidad ahora de recuperar lo que nos pertenece. Quiero que sigas teniendo a Grace comiendo de tu mano; mientras la mantengas contenta, todo estará bien, su parte te la cederá sin problemas. Te encargarás de los tres bastardos. Quiero que investigues todo lo que puedas de esa familia, hijo.
—Como órdenes, papá.