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Akira se quedó mirándome fijamente y sonrió.

—Ya veo— fingió una sonrisa despreocupada—. Báñate princesa, tenemos que salir— Me pasó por el lado sin decir nada más. Su tono despreocupado es lo más que me preocupa. Ya conozco esa expresión y es cuando está tramando algo.

Me encaminé al baño, quería quitarme este olor de encima. La culpa me estaba matando. No encontraba como ir a ver a Kaori, me sentía muy mal y sucia. No quiero poner mis sucias manos en ella.

Akira

Llamada telefónica

—Ya salió, señor.

—Ya saben que hacer.

—Si, señor.

Lisa

Fui al cuarto de Kaori y la miré de lejos. No sé si sea la última vez que la vea. Le tiré un beso en el aire y me despedí. Busqué el arma que le había pedido a Mr. Jefferson y la metí en mi pantalón, la oculté con mi camisa. No sé lo que está planeando, es por eso que no puedo quedarme desarmada, aunque no sería capaz de hacerle nada, aunque él lo intente. Bajé y Akira me estaba esperando en el auto, me subí y nos fuimos. Creí que todo sería en silencio por el camino, pero no, él empezó a hacerme preguntas.

—¿Cómo la pasaste?— su tono se escuchaba tranquilo. No sabía qué responderle.

—Supongo que bien.

—¿Se vino dentro de ti? — lo menos que pensé fue que preguntaría algo como eso. Mi cara quería caerse de la humillación y la vergüenza.

—No, Akira — la realidad es que no recuerdo bien los hechos. Solo recuerdo cuando me tocó y me besó, pero nada más de ahí.

—Entiendo. ¿Tienes miedo?— su pregunta me causó más miedo que la duda.

—¿Me matarás?— pregunté.

—¿Debería?

—Responde.

—Princesa, ¿Te acuerdas que una vez hablamos sobre esto? Mi forma de pensar sigue siendo la misma— no entiendo a lo que se refiere—. ¿Tú quieres estar conmigo?— me miró de reojo.

—Si, Akira.

—¿Me amas?

—Si.

—¿Confías en mí?— ahora no sé si hacerlo.

—Ahora no sé si hacerlo, Akira— sonrió ante mi respuesta—. ¿Tú me amas?— le pregunté.

—¿Por qué crees que no te he matado todavía, corderito? ¿La respuesta no es obvia?

Llegamos a nuestro destino, al mismo lugar donde trajo a su padre; a diferencia que no habían muchos hombres. Solo habían dos en la puerta. Así que planea matarme, que ingenua fui. Sentí sus manos alrededor de mi cintura y se acercó a mí oído.

—Demuéstrame cuanto me amas— me quedé pensando en cómo podría demostrarlo, pero no entiendo a qué se pueda referir.

Entré de la mano con él al lugar y pude ver a Lin sentado en el piso.

—Akira, ¿qué es esto?— le pregunté nerviosa.

—¡Hermanita!— Lin corrió hacía mí y me abrazó como siempre hacía—. Hermano, ¿Por qué cortaste tu pelo?— Lin caminó hacia las piernas de Akira. Sentí malicia en la mirada que le dio él. Tenía miedo de que le hiciera algo.

—Lin, vente conmigo— Lin caminó hacia mí y se quedó a mi lado. Akira sonrió maliciosamente y me miró.

—Él no es tu hermano, mi amor.— le dije.

—¿Qué? ¿Está jugando?

—No lo entenderías todavía, pero luego te explico, ¿está bien?— ni si quiera Lin podía diferenciar a los dos, son casi iguales.

Escuché la puerta a mi espalda y vi que trajeron a Shuji y lo tiraron al suelo. Lin se quedó frio y corrió hacia el hermano.

—Akira, ¿Qué estás haciendo?— le pregunté.

—¿Qué pasó, princesa?

—¿Cómo le haces esto a un niño? ¿Has perdido la cabeza?— se acercó y rozó su dedo en mis labios.

—Calladita te ves más bonita, corderito. Es tu momento de demostrarme cuanto dices que me amas.

—Así que tengo el gusto de conocerte, Akira. — dijo Shuji, levantándose del piso. No estaba amarrado, es raro que Akira lo haya traído así.

—Estoy de suerte, dos hermanitos juntos— no pensé en esa posibilidad, quizas Lin también es hermanito de Akira. Tienen su parecido.

—No pensé que sabías nuestra identidad. ¿Por qué tienes a Lin aquí? — preguntó Shuji.

—Son mis hermanos, estaba muriendo de la curiosidad por conocerlos. ¿Por qué estaban escondiéndose de mi?

—Tu no eres mi hermano— dijo Lin molesto.

—Tu cállate mocoso— respondió Akira, con una mirada amenazante.

—Respetalo, Akira— gruñí molesta. ¿Cómo le habla a un niño así? Akira me miró molesto.

—¿Vas a defender al mocoso y a su hermanito?— me preguntó.

—No dejaré que le hables de esa forma. Quiero que lo saques de aquí.

—No puedo cumplir eso, princesa. No hemos ajustado cuentas todavía — no puedo dejar que se atreva a lastimar a Lin. Veo en su mirada que esas son sus intenciones.

—Tu problema debe ser conmigo, Akira. Era yo quien estaba buscándote—dijo Shuji.

—¿Puedo saber porqué el honor?

—Mataste a nuestro padre, Akira. No vine a pelear contigo ni tampoco para matarte. Quería confirmar que clase de persona eras— debe tener razón, si hubiera querido hacerle daño no me hubiera revelado su identidad.

—Se escucha conveniente, hasta convincente. ¿Esos eran tus planes solamente?

—Si, quería acercarme a ti.

—¿Y tirarte mi mujer también era parte del plan?

—No le hables así a mi hermano— gritó Lin. Tuve que aguantarlo porque estaba queriendo correr hacía Akira.

—Ya me estás colmando la paciencia, mocoso— akira se veía muy molesto.

—Vámonos, Lin— quería sacarlo de ahí, no quiero que escuche una palabra más de esta conversación.

—Si sacas al niño de aquí, te mataré junto a ellos, lisa.

—No voy a dejar que metas a un niño en tus problemas, Akira.

—Oh, ¿Te vas a revelar en mi contra, princesa?

—No, solo no dejaré que le hagas daño— le dije, a lo que se acercó.

—Voy a repetirlo una vez más. Si sacas al niño te mataré junto con ellos, ¿Fui claro?— su expresión se veía mucho más seria, pero no puedo dejar que me intimide.

—Si quieres matarme hazlo, pero no dejaré que le hagas daño a un niño, ¿No piensas en Kaori?— Lin le dio una patada a Akira en la pierna y él se molestó, cogiendo a Lin por la ropa y en el aire lo encaró.

—Parece que no te han enseñado a respetar, mocoso de mierda— Akira sacó el arma y le apuntó en la cara a Lin.

—Akira, no lo hagas — mi corazón se aceleró al ver la mirada llena de odio que tenía Akira. Parecía otra persona. Tengo que hacer algo. Shuji estaba muy lejos y sabía que si se movía, Akira iba a disparar. La más cerca era yo.

—Lo defiendes más que a tu hija, lisa— dijo Akira, mirándome con desprecio.

—Si le haces algo no respondo, Akira.

—Pues no respondas, porque este mocoso se va a morir igual que tu— saqué mi arma y me apunté en la cabeza.

—¿Quieres jugar? Vamos a jugar entonces — apuntarle a él no serviría de nada y apuntarme a mi pienso que menos, pero fue la única alternativa que vi. Quería que apuntara el arma hacia mí y dejara de apuntarle a Lin. Akira mostró una expresión distinta. No sabía decifrar si estaba sorprendido o más molesto.

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