Al llegar al hospital, que ya se ha convertido como en nuestro segundo hogar, llevaron a Akira directamente con el médico. Solo espero que todo salga bien. Me quedé esperando en la sala por unas horas hasta que llegó Mr. Jefferson al hospital.
—¿Cómo va todo?
—Aún no han habido noticias. Estoy tan preocupada.
—Cálmate, lisa. ¿Crees que me puedas decir que fue lo que pasó?— entre nervios le expliqué todo lo que sucedió con lujo de detalles. Mi cara quería caerse la vergüenza y humillación por todo lo que hice.
—Lisa, no tienes que preocuparte por eso. Lo importante es que están bien. Todo lo hiciste por defenderte, no tienes que sentirte mal por eso. Si no lo hubieras hecho te hubieran matado y a Akira también.
—Estaba desesperada, tenía tanto miedo de que les hicieran daño. Miré en lo que me he convertido—mis manos estaban temblorosas. La angustia y todos los nervios por lo que había pasado e intentado ocultar, comenzaron a descontrolarse.
—Me hace sentir mal saber que no pude ayudarlos. Akira bajó la guardia, sabiendo que su enemigo estaba cerca.
—Él me dijo sobre lo que le pasó. Quiero creer que eran los hombres de su padre y que no fue otro enemigo.
—La única manera de saberlo es sacándole información. Lo llevé a una de las bóvedas, ahí está bien vigilado. Envié un médico para que lo ayudé a detener el sangrado, de no haberlo hecho, hubiera muerto desangrado.
—No encontré otra forma de inmovilizarlo. Tenía miedo de que pensara en huir.
—Hiciste bien, lisa.
—¿No pudo sacarle información de mi hermana?
—No, se niega a darla, pero dado que está herido no puedo torturarlo todavía.
—Necesito que busque bien en esa casa. Quizás encontremos alguna pista de donde pueda estar mi hermana. Ella estaba inconsciente, casi muerta. Se veía muy mal Mr. Jefferson, hay que encontrarla lo más pronto posible.
—Solo cuida de Akira, de lo demás me encargo yo.
—Quiero pedirle un favor. Si Akira sale bien de todo esto, como estoy segura que lo hará, no podemos decirle que su padre está vivo. Por que conociéndolo, no va a esperar por su recuperación. No quiero que se arriesgue otra vez. No quiero mentirle, pero será lo mejor por ahora. Quiero que Akira pueda sacar toda esa frustración y resentimiento que tiene guardada contra su padre. Ese viejo cerdo se merece lo peor.
—Créeme que va a pasar lo peor.
—Ese cabrón estaba pensando en vender a Akira, ¿Puedes creer cosa igual? Es un viejo asqueroso y despreciable. Tenía grabaciones de cuando abusaron de Akira pequeño. ¿Qué clase de viejo depravado es este?—mis lágrimas comenzaron a salir. Pensar en todo lo que pasó por culpa de ese viejo me causaba rabia.
—Lisa, no pienses en eso ahora. Lo importante es que ya tenemos a ese desgraciado en nuestras manos y vamos a poder cobrarle una y cada una, de las lágrimas que Akira derramó. Yo también le tengo unas ganas a ese cabrón, que no tienes idea. Yo presencié su sufrimiento cuando niño y hubiera querido evitar todo lo que le pasó, pero no estuve a tiempo.
—Quiero agradecerle por todo lo que ha hecho por Akira. De no ser por usted, él estaría en manos de ese hombre o quizás ya estaría muerto.
—Hay una cosa que no les he dicho, pero creo que es el momento que lo sepas. Necesito que no le digas nada a Akira, porque sé que no me perdonaría. No aguanto esto que siento por dentro al mentirle.
—Me está preocupando. ¿Qué sucede?
—No quiero cargar con esta culpa nunca más. Yo estaba enamorado de Eva, la madre de Akira.
—¿Qué? ¿Usted la conocía?
—Más de lo que nadie la conocía, Eva era mi prima.
—¿Qué?
—Es por eso que al enterarme de su muerte y de lo que estaba pasando Akira, quise ayudarlo. Lo busqué con tal de sacarlo de ese lugar. Salvé otros niños por que podía ver el sufrimiento de Akira en ellos, no quería que sufrieran lo mismo. El amor que sentía por Eva era algo imposible y yo lo sabía. Nunca pude decírselo, sabía que si lo hacía solo le ocasionaría problemas. Me mantuve lejos al saber de la relación de ella y el padre de Akira, pero cuando me enteré de lo que ella y Akira estaban viviendo, fue muy tarde para poder hacer algo.
—Mr. Jefferson…
—Es sangre de mi sangre, es por eso que lo veo como un hijo, lisa—Mr. Jefferson se veía afligido. Ahora entiendo porqué lo cuida tanto. No pude aguantar las lágrimas. Si Akira se entera de esto, ¿Cuál sería su reacción?
—No tiene que sentirse mal, porque gracias a usted Akira está bien. Estoy segura que Eva debe estar agradecida con usted de saber todo lo que hizo por su hijo. Le dio un hogar y un amor incondicional. Akira le tiene mucho respeto y estoy segura que si usted le habla con la verdad, él no lo va a odiar.
—Han pasado muchos años, jamás me había sentido tan cargado con esto, pero con todo lo que ha estado pasando últimamente, me siento más presionado y la carga se vuelve más pesada. Siento culpa de todo lo que le sucedió, si hubiera podido saber un poco antes lo que estaba pasando, hubiera podido liberarlos de su sufrimiento. Akira me odiará si lo sabe.
—Arrepentirse no va a servir de nada, Mr. Jefferson. No se puede cambiar las cosas, es por eso que pienso que debe liberar su carga y hablarlo con Akira. No fue su culpa, no tenía manera de saber lo que estaba pasando. Él tiene derecho a saber y decidir por su cuenta si quiere odiarlo o perdonarlo. Ocultarle algo así sería peor, tanto para él como para ti; aunque ahora no es el momento de hacerlo, será mejor que aguante un poco más. Haré de cuenta que está conversación no la tuvimos. Usted es un hombre fuerte y sabrá decidir cuándo será el momento oportuno.
—Hablarlo contigo me ayudó mucho, gracias, lisa.
—Gracias a usted por la confianza. Cambié esa cara y pidamos juntos por la salud de Akira.