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Jefferson

—¿Ninguna novedad?— pregunté.

—Las personas están empezando a preocuparse.

—Hasta que no venga Akira, no podemos dejar salir a nadie. Re busquen a todos, sin excepciones. Si ven algo extraño, avísenme.

—Si, señor.

Lisa

Desperté y vi a Akira al lado mío.

—Me duele la cabeza.

—Corderito, ¿Me escuchas?

—¿Akira?—me sentía muy mareada.

—¿Cómo te sientes, preciosa?

—Me siento mareada.

—¿Cómo se siente tu cuerpo?

—Algo caliente, ¿Qué me pasó?

—No quiero preguntarte más sobre esto, pero tengo que hacerlo, preciosa.

—¿Sobre que?

—Quiero saber si algo ha pasado en el trabajo recientemente.

—¿Algo como que?

—Alguien te drogó y mis enemigos no creo que sepan donde estamos, me hubieran tratado de matar a mi primero. Es claro que el problema fue contigo directamente. ¿Has tenido algún problema?—no he tenido problemas, aparte del incómodo momento con la supervisora y Gina. No es algo de lo que deba hablar con Akira.

—Tal parece que mi corderito no quiere responder mi pregunta. ¿Qué debería hacer?— sentí sus manos  en mi pierna.

—¿Qué haces?

—¿Por qué no continuamos lo que dejamos en la habitación?

—No, Akira.

—Entonces, ¿vas a hablar?

—Que manera de pedir las cosas —Ahora que recuerdo, he tenido varios malentendidos con la zorra de plástico también. Si Akira sabe que no le dije sobre eso, se va a molestar otra vez.

—¿Debería tocar por aquí?— subió su mano a mi entrepierna, por encima de la sabana.

—Detente—mi cuerpo estaba temblando demasiado, al parecer el efecto de la droga aún no se había ido.

—¿Hablarás o debería comenzar por quitarte la ropa?—siempre consigue lo que quiere. Le expliqué lo que sucedió con la supervisora y con su ex.

—¿Ves que era sencillo?—su sonrisa maliciosa, indica que algo está tramando.

—Akira, no hagas una estupidez. No hay nada concreto y....—me interrumpió.

—Princesa, ¿crees que voy a perdonar a alguien que intentó hacerles daño?

—No tuvieron que haber sido ninguna de ellas, Akira. El que me dio la copa fue un hombre

—¿Y crees que el culpable va a venir personalmente a darte el vino en la boquita? Deberé castigarte por ser tan confiada, aún después de tanto, corderito.

—Buscas una excusa siempre para tus castigos, Akira.

—Esta vez la tengo. Tendré que amarrarte a mi brazo para tenerte vigilada todo el tiempo.

—Conociéndote, sé que serías capaz.

—¿Y crees que no lo estoy considerando, corderito?

—Eres muy cruel, Akira—fruncí el ceño.

—Tu eres más cruel, ¿sabes lo preocupado que estaba? No vuelvas a hacer algo así, lisa. Eres demasiado confiada y en este mundo no te puedes confiar ni de tu sombra.

—Lo siento, Akira.

—Lisa, ¿Has pensando en lo que te dije esa noche?

—¿Sobre que?

—Sobre el nombre que vamos a escoger para nuestro próximo bebé.

—¿Por qué estás pensando en eso, Akira?— me ruboricé.

—¿Quieres tener otro hijo conmigo, lisa?

—¿Qué es esa pregunta tan repentina?

—¿Te he dicho lo hermosa que te ves cuando te avergüenzas?—¿Por qué dice esas cosas tan de repente? Me matará de vergüenza. No sé si me está tomando el pelo solo para avergonzarme.

—No lo había considerado, pero sí me gustaría en algún momento. Habíamos hablado de tener una familia grande, ¿No es así?

—Kaori estaría feliz, ¿No crees?

—Sí, ¿Y tú lo serías, Akira?

—Inmensamente—su seguridad me tranquilizó.

—Te amo, Akira.

—Lisa, deberíamos pensar en su nombre—tocó mi barriga. ¿Por qué hace eso? Está actuando tan extraño.

—¿Por qué pensar en eso tan pronto?

—Porque ya está aquí—recostó su cabeza en mi barriga.

—¿Eh? ¿Eso que significa?— mi corazón se aceleró.

—Vamos a tener otro bebé, linda.

—¿Eh?—mis ojos se nublaron, pero no era más por los efectos de la droga, más bien era por las lágrimas. ¿Otro bebé? ¿Aquí? No podía creerlo. Akira me abrazó y sentir su cálido abrazo me hizo sentir muy feliz. Jamás pensé verlo de esta manera tan feliz ante esta noticia, fue algo inesperado, pero estoy segura que tanto él como yo, esperamos a este angelito con muchas ansias. Ya imagino a Kaori con otro hermanita.

—Espero que estés consciente de que no irás a trabajar más. Te quedarás junto a mi en todo momento. No quiero arriesgarte nuevamente y si pones alguna queja, me encargaré de amarrarte a la cama, ¿Fui claro?

—Sí, jefe— me besó con mucha ternura.

—Llegó la hora de ajustar cuentas, lisa. Irás para la casa y te quedarás descansando, yo me encargo de lo demás.

—Akira, me preocupa tu actitud. No hagas ninguna estupidez sin estar seguro.

—No te preocupes, preciosa, el culpable va a aparecer solo—con su sonrisa confirma que debe conocer quién pudo haber sido. Solo espero no haga otra guerra.

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