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62

Ha llegado el gran día. Mis nervios estaban revueltos. Akira estaba aún recostado al lado mío. Aún no puedo creer que me voy a casar con él.

—¿Estás nerviosa?—abrió sus ojos, y me miró.

—Lo estoy, ¿Tú lo estás?

—Un poco, pero no te preocupes, te voy a hacer la mujer más feliz del mundo, te lo juro—escuchar esas palabras hicieron que mis nervios se calmaran un poco. Su seguridad es una de las cosas que más amo de él.

—Lo sé, seremos muy felices los tres.

—Te dejaré sola para que te arregles. Me iré a la otra habitación. Se supone que ya hayan llegado los profesionales para que te ayuden. Muero por verte vestida de blanco.

—No digas esas cosas tan de repente— sonrió antes de irse de la habitación.

Al rato de Akira irse, tocaron la puerta los profesionales que me ayudarán a maquillarme. Mientras me arreglaban el maquillaje y el pelo, mi madre y Yuji entraron a la habitación. Mi mamá estalló en llanto al verme.

—¿Cómo me veo, mamá?

—Pareces una reina, hija. No pensé que estaría presente en un día como este, en el que te convertirías en toda una mujer y volarás lejos de mí.

—Mamá, todo será como antes.

—No, mi amor. Nada es, ni será como antes. Estoy feliz de verte de esa manera. Te deseo toda la felicidad del mundo, hija. La mereces. Cuida de ese chiquito que tienes en tu barriguita. Ahora experimentarás lo que sentí al enterarme de mis embarazos y al tenerte a ti y a tu hermana en mis brazos. Estoy orgullosa de ti. Te amo, lisa—estaba en llanto, casi no se entendía lo que decía, pero de igual manera me hizo derramar lágrimas.

—No llore, señorita. Se arruinará el maquillaje.

Yuji no podía hablar tampoco, estaba en lágrimas y solo me miró y sonrió. Al terminar el maquillaje, me puse el traje y se veía sumamente hermoso. Muero de que Akira me vea así. ¿Qué pensará?

—Akira se adelantó, está esperándote en el pequeño altar.

Nos vamos a casar en el jardín de esta casa. Akira trajo al padre que nos va a casar. Al caminar por la escaleras junto a mi madre, me encontré a Keita, quien se quedó mirándome fijamente por un instante.

—Se ve preciosa, señorita —extendió su mano para que pudiera bajar el último escalón, así que le extendí mi mano de vuelta. Keita tenía una caja en su mano.

—Tenga, señorita. Este ramo lo ordenó el Sr. Akira—abrió la caja y había un ramo con unas flores color púrpuras; eran muy hermosas. Hacían una hermosa combinación con el vestido. Siempre está al pendiente de todo.

Al caminar al escenario donde Akira me estaba esperando, contemplé todas las flores y las personas que habían. No pensé que habría tanta gente, pensé que seríamos unos cuantos. Mis nervios ahora eran más. Estaba un poco insegura al caminar con este traje tan voluptuoso. Pude alcanzar a reconocer a varios de sus empleados y socios de la empresa. Entre ellos estaba Jefferson y varias mujeres haciéndole compañía. Había flores por todos lados y, ahí vi a Akira, esperando en el pequeño altar. Estaba conteniendo mis lágrimas, eran muchas las emociones. Caminé a donde Akira junto a mi madre y Keita. Al acercarme al altar habían varios niños tirando flores y la música abrió paso a mi entrada. Akira estaba rojo y pude ver lágrimas bajando de sus mejillas, a lo que él las secó rápidamente y me agarró de la mano para recibirme. Verlo de esa manera me hizo sentir un poco afligida. Me detuve frente a él y lo miré fijamente. Una sonrisa muy especial dedico para mí y contempló cada parte del vestido.

—Te ves verdaderamente hermosa. Te amo, lisa—casi no se entendía lo que decía, pues estaba en lágrimas a pesar de estar sonriendo.

Mi corazón estaba latiendo muy rápido. El padre estaba hablando y no podía escuchar lo que decía. Solo estaba concentrada en Akira y en su mirada. Estoy enamorada de esa sonrisa tan alegre que tiene. Sentía ganas de llorar, pero de lo feliz que me sentía. Creo que no puedo ser más feliz que ahora.

—Puede decir sus votos, Sr. Akira—le dijo el padre.

—Yo, Akira Natsuki prometo amarte Lisa Xiao; prometo apreciarte y honrarte a partir de hoy durante todos los días de nuestras vidas, tanto en los buenos como en los malos. Juro serte fiel siempre, y apoyarte cuando me necesites. Te entrego mi alma y mi corazón para toda la eternidad; tanto en los momentos de salud y felicidad como en los de tristeza y enfermedad. Como símbolo de todas estas promesas, te entrego este anillo para recordarnos siempre lo que significa nuestro amor. Te amo, Lisa—  sujetó mi mano poniendo el anillo en mi dedo y continuaban sus lágrimas.

Intenté memorizar todo lo que dijo. Jamás lo había practicado y las lágrimas me impedían hablar.

—Yo, Lisa Xiao prometo amarte a ti, Akira Natsuki; Prometo apreciarte y honrarte a partir de hoy durante todos los días de nuestras vidas, tanto en los buenos como en los malos. Juro serte fiel siempre, y apoyarte cuando me necesites. Te entrego mi alma y mi corazón para toda la eternidad; tanto en los momentos de salud y felicidad como en los de tristeza y enfermedad. Como símbolo de todas estas promesas, te entrego este anillo para recordarnos siempre lo que significa nuestro amor— sujeté el anillo y lo puse en su dedo.

—Si alguien tiene algo que decir para que esté matrimonio no se lleve a cabo, que hable ahora o calle para siempre —hubo un silencio en todo el lugar.

—Yo los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Akira levantó el velo y me besó tiernamente.

—Eres mi reina ahora — sonrió cálidamente.

Al Akira alejarse de mi, se escuchó un sonido de un disparo. Pude ver la sangre saliendo del cuerpo de Akira, antes de desplomarse en el suelo. Lo sujeté como pude para que no se golpeara.

—¡Akira!—estaba en pánico al ver toda la sangre que de su cuerpo salía.

Hubieron muchos murmullos, sonidos de disparos y muchos gritos a la par. Sentí las manos de Keita que me sujetaron fuerte.

—¡Tenemos que irnos de aquí, Srta. Lisa!

—No, hay que llevar a Akira a un hospital— Akira no respondía y se veía muy pálido. Todo su cuerpo estaba cubierto de sangre. Tenía sus ojos cerrados, parecía como si estuviera dormido—. No, Akira, no te duermas ahora. ¡Reacciona, por favor! ¡No nos dejes, cielo! ¡Akira! — grité su nombre muchas veces, pero no respondía.

—¡Akira ya está muerto! Mi orden es protegerla a usted y al bebé. Usted viene conmigo.

—¡No, no lo dejaré aquí!— se escuchaban muchos disparos, pero no podía concentrarme en ellos, solo estaba tratando de ayudar y despertar a Akira.

—Tengo que sacarla de aquí sea como sea. Puede pasarle algo a usted o el bebé. ¡Entienda!

—Mi mamá y Yuji, ¿Dónde están?— miré a mi alrededor y solo pude ver los cuerpos de muchas personas en el suelo.

Miré a ver si veía a mi madre, pero Keita me subió en sus hombros, llevándome a la fuerza de ahí.

—¡Suéltame! ¡No los dejes, por favor! ¡Akira!— grité su nombre con la esperanza de que respondiera.

Keita me sacó del lugar a la fuerza. ¿Por qué pasó esto? ¿Por qué? ¡Íbamos a ser una familia, Akira!

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