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32 (+18)

                      Akira:

—Tenemos a la hija del Sr. Kaiza. La llevamos a la bóveda, señor.

—Le haré una llamada a Kaiza, pendiente a mis órdenes. Mantengan a la chica vigilada. Si esto sale mal, estaremos en una guerra con todos. Prepárate, Keita.

—Sí, señor.

Llamada telefónica:

—Tanto tiempo sin escuchar de ti Kaiza.

—¿Quién eres?

—Alguien que quiere una información valiosa del Sr. Carter. ¿Estarás dispuesto a decirme lo que sabes?

—¿Eres pendejo? Pierdes tu tiempo conmigo.

—Tú me lo estás haciendo perder a mí, ¿Estás dispuesto a pagar el precio por tu silencio?

—No sé quien eres, pero no me gustan las amenazas. Quien quiera que seas, te buscaré, pendejo.

—Cuelga la llamada y verás como tu hermosa hija será cortada en pedacitos.

—¿Cómo te atreves a hablarme así? Mi hija no puede estar contigo, yo la dejé en la escuela.

—¿Quieres averiguarlo? Cuelga la llamada y ya verás.

—¿Qué mierda es lo que quieres?

—Ya te dije, quiero información. Te enviaré una dirección y quiero que te presentes. No quiero sorpresas. Veo a alguno de tus malditos hombres por el área y daré la orden de que despedacen a tu hija y se la manden a tu esposa, ¿Te gusta la idea?

—Eres un cabrón. ¿Cómo te atreves a meter a mi familia en esto?

—De la misma manera que Carter se metió con la mía. Ya fui claro. Te esperaré.

                     Lisa:

—¿Dónde está la confianza, chiquita? ¿Por qué no me dijistes? Te hubiera dado un mejor trato— acarició mi mejilla.

Me levantó de la mesa y sacó una navaja de su pantalón, acercándola a mi barriga.

—¡Kanji, no!— le rogué llorando.

—No te mataré todavía— cortó con la navaja las cintas que sujetaban mis manos.

Mis manos sintieron un gran alivio. Mis muñecas estaban marcadas por todo el tiempo que estuvieron apretadas. Mis brazos los sentía dormidos y al moverlas, me dolían mucho.

—¿Akira sabe de tu embarazo?— preguntó incrédulo.

—No, no le he dicho.

—¿Qué me asegura que sea verdad?—me miró fijamente.

—Puedes averiguarlo.

—Que desperdicio. No te preocupes, chiquita, yo te voy a cuidar bien. Es una noticia muy buena— fingió una sonrisa.

Su rostro y manera de actuar me hacían dudar y, sentir aún más miedo. No puede alegrarse de esto de una manera buena, estoy segura que está pensando en qué hacer ahora. Esa idea me causaba pánico.

—Te traeré una mejor comida y ahora si podrás usar tus manos— salió de la habitación.

Me acerqué a la ventana esperando que se fuera y, entonces me acerqué a la puerta. Estaba cerrada, por más que forcejeaba no podía abrirla. Tengo que buscar una manera de salir de aquí.

                    Akira:

—Tenemos el gusto de vernos de nuevo, Kaiza.

—¿Así que eras tú todo este tiempo, Akira? ¿Qué es lo que quieres de mí?

—Como te dije, quiero información. Tenías grandes negocios con el padre de Kanji Carter. Debes de conocer todos sus escondites, en especial lugares donde pueda ir a jugar con sus enemigos, ¿No es así?

—No puedo darte esa información. Kanji me mataría.

—¿Y crees que yo no? No solo te tengo en frente, si no que también tengo en mi poder a tu hija, ¿Quieres verla?

—Eres un cobarde, Akira. ¿Cómo puedes mezclar los negocios con la familia?

—De la misma manera que ese jodido cabrón se metió con mi mujer. En este momento debe estar haciéndole pasar un infierno, mientras tú y yo estamos hablando. No me hagas perder más el tiempo, porque mi paciencia se agota. Debes entender que si no me das la información que quiero, me encargaré de cortar en pedacitos a tu hija y mandarte derechito al infierno, ¿Eso quieres?

—No sé si te sirva la información que te daré.

—Necesito toda la información que sepas. Los lugares más frecuentes y alejados, esos son los más importantes.

—Conozco de dos lugares a las afueras. Uno de ellos lo usaban como basurero y el otro como matadero. No sé si pueda ayudarte esa información de algo, ambos lugares están lejos de aquí.

—No importa. Escribe toda esa información aquí —le pasé una libreta de notas.

—Es lo único que sé de los lugares del Sr. Carter. Ahora suelta a mi hija.

—Hasta que no vaya a esos lugares y lo vea por mi cuenta no la soltaré. Tienes mi palabra en que no le haré nada hasta que consiga lo que quiero, mientras tanto, sé paciente.

—Ese no era el trato.

—Las reglas las pongo yo. No estás en posición de quejarte. Ahora vete por donde viniste y sé paciente.

Me acerqué a Keita.

—La única manera de llegar a estos dos lugares es que mande a la mitad de mis hombres para este, y nosotros nos dirijamos a este. Dado a la dirección, hay más probabilidades de que la tengan escondida aquí. Es un lugar alejado de todo, además está abandonado. No vamos a saber a menos que vayamos. Alista a los hombres.

—Sí, señor.

                    Lisa:

—Te traje una mejor comida y una muda de ropa nueva. No puedes quejarte de mi trato.

—¿Qué vas a hacerme?

—Para demostrarte mis disculpas, te traeré a tu padre.

—¿Para qué? ¿Qué piensas hacerle?—pregunté con miedo.

—¿Cómo crees? Sería incapaz de hacerle daño. ¿Quién crees que soy? Solo quiero traerlo para que te haga compañía. Ahora necesitarás a alguien que te acompañe, ¿No es así?

—Kanji, por favor, no le hagas nada a mi papá — le supliqué.

—Creo que el embarazo te tiene muy sentimental. ¿Acaso necesitas de un hombre que te consienta y te haga cariñitos?— burló.

—No, no es así. No metas a mi padre en esto, por favor.

—Dicen que las mujeres embarazadas sienten más ganas de hacerlo, ¿Así te sientes? ¿Te sientes caliente?—preguntó evadiendo mi suplica.

—Jamás—respondí molesta.

—Entonces ¿no tienes ganas de un hombre? Yo que como amigo te iba a ofrecer consuelo y tú me desprecias.

Me quedé en silencio ante sus palabras y su actitud. ¿Desde cuándo perdió la cordura? No es el mismo hombre que conocí. Ahora parece más un psicópata que cualquier otra cosa. Su mente está inestable y sus acciones son una verdadera preocupación.

—Eres un niña mala. Muero de ganas por cogerte, pero supongo que no estás de humor, así que voy a respetar tu decisión. Buscaré a tu padre—se levantó y caminó a la puerta.

Por favor, que no le haga daño a mi papá. No sé qué puede estar tramando.

                       Kanji:

—Harás todo lo que te dije delante de tu hija. ¿Me escuchaste, viejo repugnante? Si intentas pasarte de listo no respondo.

—Sí, señor.

                       Lisa:

Al poco instante de Kanji salir, escuché la puerta abriéndose, lo que me hizo dirigirme a la puerta y ver a mi padre casi sin poder caminar, arrastrado por el suelo.

—Kanji, ¿Qué le hiciste a mi padre?— me acerqué a mi padre, y lo sujeté.

—Aquí estás, mi niña—respondió mi padre.

Jamás se había referido a mi de esa forma.

—Papá, ¿qué sucedió?—estaba en lágrimas.

—Los hombres de Akira intentaron matarme.

—¿Qué?— no pude evitar sorprenderme.

—Sí, ordenó a sus hombres a matarme. Me golpearon y me echaron como un perro de la casa que a tu mamá le costó trabajo tener.

—Eso no puede ser. No creo que Akira haya hecho algo como eso.

Me quedé pensando en su voz en el teléfono, sonaba aterradoramente desesperado. Mi padre no mentiría de algo así, pero no puedo creer que haya ordenado esto. Sé que estaba muy molesto por la situación de mi padre y dijo que quería sacarlo del medio, pero fue él quien evitó que yo me rebelará en contra de mi padre en aquel entonces. Todo esto es tan confuso.

—Si puede ser, hijita. Él mismo se presentó a la casa con todos sus hombres, dispuesto a todo por sacarme de ahí.

—Mis hombres llegaron justo después que dejaron a tu padre tirado en el suelo. Es por eso que lo traje para acá. Nunca tuve a tu padre en mis manos. Tú solita caíste en mi trampa—soltó Kanji riendo.

—¿Por qué te ríes de esto?—pregunté irritada.

—Tu padre tiene mucho que contarte, ¿No es así Sr. Xiao?

—¿Contarme? ¿De qué hablas?—pregunté confundida.

—Es sobre tu hermana, chiquita. ¿Por qué no le cuentas lo que le hizo Akira a su hermana?

—¿De qué están hablando? ¿Qué hizo?—pregunté preocupada.

Hubo un silencio desesperante en la habitación. Nadie se disponía a hablar, así que cuando iba a acabar con el silencio, mi papá habló:

—Akira es el culpable de la desaparición de tu hermana.

—¿Qué? ¿Qué dices, papá?—pregunté totalmente confundida.

No podía creer lo que mis oídos estaban escuchando

—Tu madre no sabía nada de esto. Akira me tenía amenazado para que no dijera nada o les haría daño. Me hizo ir a la policía para cancelar la búsqueda de tu hermana.

Claro, ahora entiendo. Recuerdo que Akira le tiene un odio inmenso a mi padre; un odio que no sé de dónde proviene. Cuando se refiere a mi padre, siempre habla de una manera muy cruel. Siempre ha dicho que lo odia, pero jamás supe la razón. No puedo creerlo, ¿Cómo fue capaz de ocultarme esto?

—¿Por qué Akira querría a mi hermana?

—Akira estaba enamorado de ella, pero tu hermana jamás le quiso hacer caso, es por eso que la mandó a secuestrar. Nunca me ha dicho dónde la tiene, es probable que ya haya acabado con tu hermana— dijo en un tono triste.

—Pero si sabías todo esto, ¿Por qué me entregaste a él?

—Tenía mucho miedo. Si me hubiera negado, lo más seguro hubiera hecho todo por matar a tu madre y a ti. Él es una persona que no acepta un no como respuesta. Creo que ya lo tuviste que haber conocido.

—No puedo creer esto. ¿He estado con el posible asesino de mi hermana?

Pensar en esa idea, me hizo sentir un fuerte dolor en el pecho. Mis lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. ¿Estoy esperando un hijo de la persona que mató a mi hermana? Claro, por eso las pesadillas comenzaron cuando estuve con él. Por eso era su odio hacia mí y hacia mi familia. Eso explica muchas cosas. Mi verdadero enemigo jamás fue mi padre o Kanji. Yo dormía con el verdadero enemigo todo este tiempo; con el culpable de todas mis desgracias y las desgracias de mi hermana. ¿En qué clase de monstruo me he convertido?

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