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Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 40: Mirando desde atrás.

Edward frunció el ceño ante el sol tan radiante de hoy.

Hacia demasiado calor y era hasta el punto de que él estaba sudando a pesar de que su túnica tenía control de temperatura.

Al sentir tanto calor, utilizó un artefacto encantado con magia de hielo para disminuir la temperatura y luego dio una mirada a sus alrededores.

Estaba en la entrada de una gran aldea al oeste de Zinder cerca de la antigua frontera con Níger.

La aldea era grande, pero no lo suficiente para ser considerada un pueblo y su condición era mejor que otras pequeñas aldeas.

Estacionados se encontraban los nuevos camiones que la Empresa Apicius y esos camiones tenían un diseño militar, que enfatizaba la capacidad de soportar temperaturas altas y viajes en áreas inhóspitas.

Pertenecían al ejército y fueron traídos por el portal almacenado en una enorme caja, que había disminuido su tamaño y luego ensamblados por robots.

Esos camiones podían soportar las altas temperaturas del Desierto de Sahara.

Todos recordaban el viaje de Zerzura a Zinder y nadie podía negar que el calor fue agotador.

Los errores debían cometerse solo una vez… Esas fueron las palabras de James antes de entregar esos camiones militares.

Eran mucho mejor que los camiones anteriores y no solo en seguridad, sino que también en movimiento y capacidad defensiva.

"Que calor de mierda. ¿Cuánto se van a demorar?" Dudó un aventurero que estaba en guardia.

"No lo sé." Respondió otro aventurero y con una mirada irritada, murmuró. "Creo que fue una mala decisión que el gremio aceptara trabajar con Zerzura."

Esos aventureros eran miembros del Gremio Toros Rojos y ellos habían estado murmurando durante todo el viaje.

Los que participaban en esta misión de viaje eran los milicianos que estaban ayudando a la gente dentro del pueblo y los aventureros del nuevo gremio Orisha Oko que se encargaba de la negociación.

Entre los miembros del gremio Orisha Oko se encontraban algunos locales de Zinder y ellos conocían a la gente de los pueblos.

También fue su tarea que se encargaran de entablar una conversación para invitar a que se mudaran a Zerzura y ahora el ejército estaba encargándose de ayudar a esa gente.

Muchos no deseaban abandonar sus bienes, así que los soldados con anillos espaciales con gran espacio interno, tenían que guardar todos los objetos.

Para Edward la espera era cansadora, pero no era lo suficiente como para que se irritara y los aventureros del gremio Toros Rojos estaban molesto por otro asunto.

"¿Has leído el código penal? Si se caza una bestia mágica inteligente que está entre las neutrales, puedes ir a la cárcel por más de diez años. ¿Están locos?" Cuestionó el aventurero y dando una mirada enojada, declaró. "Nunca nos haremos ricos con esas restricciones."

Se había promulgado un código penal, civil y comercial junto a diferentes regulaciones generales a nivel administrativo, judicial y laboral.

Destacando entre ellas las regulaciones para controlar y gestionar los usuarios de habilidades, cuyas regulaciones tomaron una faceta internacional ampliamente aceptada.

Sin embargo, lo que causo bastante disconformidad fue las leyes en protección a las bestias mágicas inteligentes neutrales o aliadas, cuyas penas eran muy graves.

Se enfatizó la 'inteligencia' de la bestia mágica y se la comparo como 'personas' ante los ojos del sistema judicial de Zerzura, y era esa razón por la cual las bestias tenían derechos.

En cuanto a la neutralidad era para evitar problemas con futuras bestias mágicas con las cuales se podía interactuar.

Estaba prohibido cazar las bestias mágicas de ese tipo y muchas de ellas estaban detalladas en las regulaciones.

Las únicas excepciones para atacar, era cuando la otra parte atacaba o cuando se trataba de un enemigo a primera vista.

Al ser atacados se podía ejercer el derecho a la legítima defensa propia o de terceros, pero incluso en ese momento había diferentes situaciones que estaban catalogadas como exceso de defensa.

Había muchos casos que debían analizarse para encontrar la verdadera intención.

Si un humano provocaba a una bestia mágica para que sean atacados, entonces no podía alegar defensa legítima.

El problema para muchos era que quienes se encargarían llevar esos juicios era la Iglesia del Tiempo y el Espacio.

Una iglesia que no solo era poderosa a nivel mundial, sino que a su espalda tenía a un Dios Primordial cuyo poder era inimaginable.

Tratar de burlar las leyes era un chiste para una iglesia que literalmente podía ver el pasado y saber cómo sucedió todo exactamente.

"Hay demasiadas bestias mágicas en la lista. Que no ataquemos gorilas atronadores, leones alados, aves de fuego e incluso que no cacemos Goliathus… Los cuerpos de esos escarabajos valen millones y con su caparazón se pueden crear poderosas armaduras." Dijo el aventurero irritado y molesto.

Zerzura se había mostrado como una ciudad en medio de África, el cual era un continente repleto de tesoros andantes, pero ahora estaba aplicando muchas regulaciones.

Para aquellos mercenarios o aventureros más ambiciosos que venían a este lugar por el dinero, tales restricciones eran muy pesadas.

Y el problema era que tales regulaciones no se extendían solo a los aventureros o mercenarios, sino que a los comerciantes que compraban o vendían los materiales de las bestias mágicas e incluso al aeropuerto.

En los aeropuertos se registraban los anillos espaciales para impedir bombas u otras armas que puedan causar destrucción fueran llevadas y ahora se agregó cadáveres de bestias mágicas inteligentes.

Si cualquier de esos hechos sucedía, entonces, todo el peso de los paladines estaría sobre ellos.

Zerzura iba muy en serio con las protecciones a las bestias mágicas inteligentes.

Edward al escucharlos maldecir, insultar y lamentarse, solo se alejó a la entrada del pueblo.

No todos eran como esos aventureros que buscaban dinero y riqueza, algunos eran diferente.

Un ejemplo era los Orisha Oko, quienes sus miembros estaban muy centrados en apoyar y ayudar a su gente.

Ellos tenían la ventaja al ser financiados por la Empresa Apicius, aun así, su actitud era más pasiva a la hora de la caza.

La razón era que a pesar de que se impidieron cazar muchas bestias mágicas, todavía estaba presente la caza de mazmorras naturales o temporales que podían aparecer por la zona.

Y en lo que estaban de acuerdo todos era que había muchas mazmorras temporales en los alrededores.

Era hasta el punto de que había dificultad para limpiarla a todas.

Si bien ese error se estaba solucionando al priorizar la limpieza, muchos seguían pensando en el dinero que perderían al no cazar algunas bestias mágicas.

Ahora lo único que podían hacer era lamentarse y maldecir, ya que la iglesia no era una entidad fácil de contrariar.

Al ver que los milicianos estaban saliendo con las personas del pueblo, Edward se preparó y los observó.

En este pueblo había cerca de doscientas personas y si bien era un gran grupo, la idea no era un solo viaje como una misión arca.

La Ciudad Zinder estaba más cerca lo que hizo posible repetir el viaje varias veces.

Ellos no eran el único grupo que estaba llevando personas y otros también se estaban moviendo.

Tras de que subieran todas las personas y se llenaran los camiones, algunos milicianos se quedaron para ayudar a la gente restante y esperar al siguiente grupo.

Entonces, Edward se elevó al cielo para seguir a la pequeña caravana.

Otros también se movieron y en este grupo no se encontraban un jefe reconocido, sino que estaba un paladín de rango A liderando.

Junto a Edward eran dos rangos A de toda la caravana.

El viaje comenzó y si bien el calor fue algo agobiante, el viaje fue tranquilo.

Habían limpiado la zona en su llegada y ahora que estaban volviendo solo se podían ver animales salvajes por la zona.

También gracias al camino que el primer camión pavimentado, facilit�� la vuelta.

Tras un viaje de dos horas en los cuales se enfrentaron algunos monstruos que no tenía instintos de peligro, pudieron ver los árboles que rodeaban la Ciudad Zinder.

Al mismo tiempo vieron otros camiones saliendo de la calle principal que daba al interior.

Se había planeado que las dos primeras semanas de junio se centraran en llevar a los refugiados a Zinder para luego enviarlos por los portales a Zerzura.

No sabían cuando estallaría la guerra, pero Aurora decidió moverse de inmediato… Todo había empezado hace una semana y ya estaba por terminar la primera semana.

También estaba por terminar su estancia en este continente.

Al avanzar por el camino principal entre árboles llegaron a la ciudad Zinder que estaba libre de árboles a los alrededores.

Los camiones se fueron al campamento que estaba afuera de la ciudad y en el cual estaban diferentes funcionarios y sacerdotes de la iglesia organizando todo.

"¡Vayan a descansar, partimos en media hora!" Avis�� el paladín con seriedad.

Los diferentes aventureros dieron un suspiro y se dirigieron para todas partes a hacer lo que desearan.

Edward por su parte, se dirigió hacia el campamento de la iglesia.

Las carpas contenían en su interior pequeñas habitaciones y si bien todo era básico, una carpa tenía la capacidad para varias personas y era mejor que las antiguas carpas simples.

Había muchas personas y muchos de ellos estaban siendo atendidos por los sacerdotes, mientras que en otras áreas se estaba preparando el almuerzo para todos los refugiados.

El número era bastante sorprendente y el campamento era bastante grande.

Era posible que los refugiados superaran los dos mil y si bien los camiones viajaban en todo momento cada vez yendo más lejos para traer refugiados, el número en vez de aumentar, disminuía.

La razón era simple.

Edward al llegar al centro del área pudo ver un gran portal activado, en donde muchas personas entraban.

No era el clásico Portal Cosmos que se podía ver en las ciudades más importantes del mundo, sino que era un portal de menor tamaño y con una capacidad menor.

Los Portales Cosmos utilizaban una fusión mágica tecnológica que conectaba diferentes portales en todo el mundo.

En este caso, el portal era del tipo mágico y su mayor ventaja era la portabilidad.

Fácil de mover para todas partes, era posible instalarlo en cualquier lugar y se conectaba con el gran portal de la iglesia de Zerzura.

El único problema era que para mantenerlo se gastaba bastante dinero.

Ahora la Iglesia estaba utilizando a magos para reponer la energía mágica, pero en tiempos de descansos usaban cristales de energía mágica o baterías que contenían energía mágica.

Edward se quedó mirando las personas que entraban al portal y desaparecían por completo.

Muchos refugiados aceptaron ir a Zerzura a pesar de la incertidumbre.

La mayor razón era el ambiente de guerra que se estaba extendiendo y que incluso se podía sentir en Zinder.

El señor de la guerra que gobernaba la zona estaba preparando a todos los milicianos bajo su mando y era posible que en cualquier momento partiera al 'frente', en donde la batalla sería más caótica.

Benín y la costa de Nigeria iban a ser los escenarios principales de batallas, aun así, era posible que las repercusiones se extendieran hasta la Ciudad Zinder o los alrededores de Nigeria.

Esa posibilidad llevó a que muchas personas decidieran arriesgarse e irse con Zerzura.

La Señora de las Bestias era célebre por tener muchas criaturas bajo su mando y era conocida por su crueldad y frialdad.

Nadie deseaba esperar hasta que la guerra llegara.

Otra razón de la aceptación fueron las criaturas mágicas que estaban saliendo del bosque mágico.

Había muchas criaturas que estaban escapando del bosque mágico y algunas eran enemigos peligrosos para los pueblos o aldeas.

Hasta había bestias mágicas que escapaban y algunas de ellas eran enemigos a primera vista.

Lo que sea que estuviera sucediendo en su interior, estaba llevando a que muchas criaturas, bestias e incluso monstruos escaparan.

Ni hablar de los animales comunes.

No todas las aldeas tenían la capacidad de defenderse en contra de algunas criaturas y antes de esperar lo peor, decidieron mudarse.

"Me encantaría que todos estos trabajos fueran de esta manera."

Escuchando esa voz, Edward se dio vuelta para ver que Aurora se había acercado sin que se diera cuenta.

"Al usar un portal no hay ningún peligro y se llega en segundos. Muy diferente a tener que viajar en una misión Arca." Dijo Aurora manteniendo una mirada en el portal.

Era joven, pero no era ingenua.

Zerzura se estaba formando como ciudad y si bien la Empresa Apicius era la que mayormente invertía en todo, la Iglesia del Tiempo y el Espacio no se quedaba atrás.

Contrataban profesionales para el hospital, la escuela e incluso se encargaba de la seguridad.

No se podía exigir demasiado o el efecto que tendría tanto en la iglesia como en la Empresa Apicius podía ser desastroso.

Ya se estaba perdiendo demasiado dinero y utilizar estos portales de forma habitual podría llevar a que se arruinaran más rápido.

"El dinero siempre es un limitador." Murmuró Edward con un suspiro.

"No solo eso. También la mano de obra e infraestructura. Si llevamos a decenas de miles de refugiados en un instante no podremos recibirlo como se merecen y cientos de problemas surgirán." Respondió Aurora con calma.

Edward se dio cuenta de que no había pensado en esa parte.

La Empresa Apicius estaba recibiendo bien a los refugiados y la mayor razón era que el número de que ingresaba a la ciudad era aceptable en cuanto a su desarrollo.

Si el número aumentaba, los problemas surgirían de inmediato.

"Esta es una situación excepcional. James y la Cardenal Brousseau lo saben." Dijo Aurora y dándole una mirada, declaró. "Escuche sobre tu duro trabajo. Has sido de gran ayuda."

Edward parpadeó al escuchar esas palabras.

No podía negar que estaba algo aturdido por la sorpresa de ser reconocido.

"No fue nada." Murmuró en respuesta.

Una parte de él se iba a sentir feliz por ser reconocido, pero al final la alegría fue efímera.

Había estado ayudando era cierto, pero su área de viajes era cerca de la Ciudad Zinder en donde los peligros eran menores.

Aurora, Alice y todos los rangos S viajaban en otras caravanas extendiéndose por todo Níger e incluso llegando a la frontera de Mali y la antigua capital de Níger, Niamey.

Comparado a ella, su trabajo no tuvo valor.

Esa joven lo miró y al darse cuenta de que estaba notando sus emociones, Edward volvió a ocultarlas.

Ella se iba a retirar, pero se detuvo de repente y se giró para mirarlo.

"No sé lo que piensas, pero si te estás menospreciando, no deberías hacerlo. Tu ayuda fue útil ahora y lo fue cuando nos enfrentamos a esos cazadores." Reveló Aurora y dando una mirada seria, precisó. "No me confundas. Seguirme fue imprudente y que te unieras a la batalla suicida."

Su tono fue serio tratando de regañarlo, pero al momento siguiente se encogió de hombros y dio una media sonrisa.

"Sin embargo, no soy nadie para criticarte cuando hice lo mismo y si soy sincera, sin tu ayuda la situación podría haber sido más compleja." Agregó Aurora con un tono tranquilo.

A Edward solo le quedo una sola palabra.

Compleja… Ella había acabado con varios oponentes de rangos S que parecían experimentados mientras la otra parte tenía rehenes y en un momento hasta tuvo que protegerlo a él.

Al final, su ayuda hizo que la situación no fuera 'compleja'.

Pero si no estaba él, ella estaba demostrando la suficiente confianza como para decir que no perdería, moriría o que fallaría, solo que la dificultad aumentaría.

Edward le encantaría que esas palabras fueran arrogancia, pero ella solo estaba revelando un hecho.

Su intervención y ayuda fue pequeña solo apoyando con los rehenes, pero fue ella quien eliminó a sus enemigos.

Edward todavía recordaba la destrucción cuando llego al lugar y las imágenes de ella con heridas graves todavía estaba en su memoria.

Pero sobre todo recordaba esa sonrisa tan tranquilizadora y sin miedo que le había dado y se sintió… Pequeño.

"Yo…"

"Está bien." Intervino Aurora antes de que él se disculpara y dándole una mirada, comentó. "Es mejor dejar todo en el pasado y volver al trabajo."

Su tono no era indiferente o tratándolo como un desconocido, ella estaba siendo honesta.

Despidiéndose con calma, Edward pudo ver como ella se retiraba dirigiéndose a los camiones que estaban por volver a viajar.

Si fuera antes ella posiblemente no le hubiera hablado o se hubiera retirado cuando notó sus emociones, pero esta vez se quedó.

Edward no sabía sus problemas pasados y no entendía el dolor ni la carga que ella llevaba sobre sus hombros, pero ahora sabía que ella trataba de avanzar.

Tal vez a pasos de tortuga, pero al final trataba de avanzar.

Y él se sintió demasiado pequeño al verla desde atrás avanzar a pesar de las dificultades.

No podía alcanzarla… Al menos no como era actualmente.

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