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CAPITULO 14

Me dirijo corriendo hacia ellos.

—¡¡No queremos pelear, solo queremos irnos!!- Grita el semihumano.

Me detengo.

—Escuché que durante los ataques a las tiendas, varios aventureros intentaron atacarte, pero tú solo te defendiste y eso le dio tiempo a los semihumanos para huir... Nunca atacaste a los aventureros para matarlos, solamente te defendiste y los golpeaste cuando era necesario, según lo que escuché... ¿Por qué no quieres pelear?... ¿No quieres matarme?... ¿No quieres matar a los humanos?

—No lo considero necesario... No quiero matar a los humanos, eso sería actuar como ellos. Yo solamente quiero liberar a mis hermanos semihumanos... Es lo único que quiero.

—Admiro tu actitud... Me gusta tu forma de pensar... Sabes, te dejaré ir si me demuestras toda tu fuerza.

—¿Toda mi fuerza?

Dejo a Mersa en el suelo.

—Vuelve a tu forma humana.

Mersa vuelve a su forma humana.

—Quiero jugar unas vencidas contigo. No me importa si ganas o pierdes, mientras uses toda tu fuerza estaré conforme.

—Está bien... Espero que cumplas con tu palabra.

Nos acostamos sobre el suelo y nos tomamos las manos derechas.

—Una... Dos... Tres.

Los dos empezamos a aplicar fuerza, pero nuestras manos no se mueven nada.

—¡¡Increíble, tienes la misma fuerza que yo!!- Dice el semihumano.

—¡¡¿Lo dices enserio?!! ¡¡¿Este humano tiene tú misma fuerza!!

—¡¡Sí!!

Lo veo con una mirada seria.

—Desde que soy pequeño siempre he hecho mucho ejercicio... Soy capaz de levantar una enorme roca... Pero tú tienes casi la misma fuerza que yo... Increíble.

—¡¡¿Casi?!!

Muevo poco a poco su mano.

—Yo no estaba usando toda mi fuerza.

—I-increíble.

Lo derroto y me levanto.

—No me sorprende que pudieras pelear con varios aventureros al mismo tiempo... Siendo sincero, te admiro... ¿Puedo hacerte una pregunta?

El semihumano se levanta y me sonríe.

—Ya la hiciste.

—Eres fuerte, pero no eres gracioso... ¿Cómo ocultas a los semihumanos? ¿A donde los llevas?

—Lo siento, pero no puedo decírtelo.

—Está bien, lo comprendo... Mersa, vámonos.

Nos alejamos de ellos.

—Por cierto, esta será la última vez que te ayude, como aventurero, mi deber es capturar a los criminales... Si te veo otra vez, te voy a capturar.

El semihumano me sonríe.

—Lo sé.

Me ven alejándome.

—Roch, ese humano es un peligro para nosotros... Es el único capaz de derrotarte.

—Lo sé... Pero por alguna razón, siento respeto hacia él... No sentí magia en él... Es un sin evolución.

—No tiene magia... Fortaleció su cuerpo para compensar su falta de magia.

—Es alguien admirable... Si nos encontramos otra vez... Perderemos... Vámonos.

Mersa voltea a verme.

—¿Realmente lo dejarás escapar?

—Sí... No sé por qué, pero siento que debo dejarlo ir... Tal vez, algo dentro de mí me dice que estoy haciendo lo correcto.

—Ya veo... No eres puro de corazón, pero sientes que debes dejarlo ir... Supongo que dejarlo ir es algo bueno.

—¿Puro de corazón?

—Las personas con el corazón puro, sienten que deben hacer lo correcto y ayudar siempre a las personas que realmente se lo merezcan... Pero no tienes un corazón puro... Supongo que sigues tu instinto.

—Entiendo... Leí historias sobre personas con el corazón puro... No creí que realmente existieran personas así.

—Comúnmente, las personas con el corazón puro son hijos de las personas que tienen más probabilidad de convertirse en demonios. Así que ellos deben compensar los actos malvados de sus padres siendo personas buenas.

—¿Las personas pueden convertirse en demonios?

—Cuando mueren pueden convertirse en demonios si cometieron actos malvados mientras estaban con vida.

—Entonces existe el más allá, ¿No?

—Los dioses existen, también los demonios.

—¿Dioses?... Entonces hay más de un Dios... Interesante... Quiero ir a unas aguas termales, ¿Quieres acompañarme?

—Claro.

—Vamos.