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Capítulo 4

A la mañana siguiente Heinrich no estaba en su cama se levanto y baño para tomar el desayuno abrió las ventanas de su habitación el vestido lleno de alcohol había impregnado todo el lugar.

En la cocina su madre estaba preparando el desayuno al parecer no se había dado cuenta de lo que había pasado en la noche tomo una tasa y se sirvió café, no era raro ella siempre tomaba café en la mañana.

- ¿Qué tal la fiesta? –

- Demasiado para mí –

- ¿A que hora llegaste? –

- No recuerdo estaba tan cansada de caminar –

- ¿estaba lejos? –

- Un poco –

- Toma desayuna que saldremos de paseo necesito hacer unas compras para la casa –

- Bien –

El desayuno no tuvo más preguntas, el día fue sencillo las dos salieron de compras fueron a varias tiendas de ropa y compraron algunas prendas de ahí hicieron los víveres y regresaron cansadas a la casa.

El domingo fueron a misa y casi le da un infarto cuando en el restaurante cerca de la Iglesia vio pasar a Gerald, quiso correr pero su cuerpo no se lo permitió el chico paso como si nada con unos amigos al parecer no la había visto.

Todo ese fin de semana no vio a Heinrich, quería verlo, su corazón estaba triste.

El lunes en la mañana salió para la escuela y la cara sonriente la esperaba como de costumbre en la entrada del camino.

- Buen día –

- Hola, hermano –

- Creí que te habías quedado dormida –

- ¡No!, ayude a mamá arreglar su maleta –

- Saldrá de viaje mi tía –

- Si, lo decidió ayer, papá le hablo que tenía que viajar –

- Mmm –

Todo el camino hablaron, de algunas frivolidades que Heinrich comentaba

Al llegar a la escuela se despidieron como era cotidianamente, al parecer Heinrich hacia hecho las pases con Jenny ahora platicaban y se reían todo el tiempo, en la escuela se rumoreaba que ya eran novios que por fin le había encargado las garras y que él estaba feliz con eso, Leila no estaba muy feliz en su corazón era el chico que le había dado su primer beso pero no dejaba que esos pensamientos se entristecieran.

En el descanso Briana fue a buscarla

- Hola Leila, ¿cómo estuvo tu fin de semana? –

- Bien, ¿el tuyo? –

- Excelente conocí un chico muy lindo en la fiesta y ahora somos novios –

- Eso es muy bueno, me alegra que seas feliz –

- Y tú ¿Qué tal con tu novio Gerald? –

- Ese chico no es mi novio –

- ¡oh!, se veían muy enamorados en la fiesta y asta comieron juntos –

- ¿Me viste en la fiesta? –

- Si le pregunte a mi novio por ti y me dijo que estas con Gerald te vi comiendo antes de irme –

- ¿Te fuiste después? –

- Si, el quería estar a solas conmigo y salimos de ahí –

- Entiendo –

- Y dime ¿es tu novio? –

- No, ese chico no es mi novio –

- Que lastima es muy apuesto y alto a demás es muy rudo –

- Creo que esas características no son muy buenas referencias –

- Ja, ja, ja, me imagino, pero espero le des una oportunidad el estuvo muy triste este fin quiere verte –

- No me interesa –

- Lo siento no quise ser grosera, tengo que irme –

Jayah escuchaba la conversación en silencio

- No entiendo porque dijo eso –

- Es lo que ahora todos están diciendo que sales con ese tipo y que Heinrich se puso celoso y lo molio a golpes, pero ahora es novio de Jenny, su historia de amor es muy retorcida –

- ¿Quién dice esas cosas de mí? –

- Querida si estuvieras un poco menos exhorta de la realidad, podrías darte cuenta de lo que la gente dice –

- Que pereza la verdad eso me hace que me agote demasiado –

- ¿Quieres ir a la enfermería? –

- No quiero ir al salón –

- Vamos –

Comenzaron a caminar y ene l camino se toparon a Heinrich y Jenny ella lo llevaba abrazado y reian, por instinto el al soltó y se puso tenso.

- A dónde vas aún falta para regresar a clases –

- Esta muy caluroso quiero regresar ya –

- No es bueno que estés todo el día metida necesitas tomar aire fresco –

- ¡No quiero!, quiero regresar –

- Eso te ara daño ¿que no entiendes? -

- Quiero ir al aula, ¡vámonos Jayah! –

- Eres una necia, te acabo de decir que eso te hará mal, ¿no me escuchaste? –

Jenny Tratando de tranquilizar todo hace un comentario.

- Heinrich, tal vez el calor le abrume –

- ¡No te metas, no es tu asunto! –

Leila tomo esa oportunidad para seguir caminando, pero Heinrich la tomo del brazo

- ¿A donde vas? –

- Ya te dije al aula –

- Te acabo de decir que eso no te hace bien –

Leda un pequeño tirón para hacerla girar, ella se desvanece, el sol le había provocado una leve insolación.

La levanta rápidamente y la lleva a enfermería

- En la mañana le dije que no debía exponerse al sol porque estaba muy deshidratada, parece que mis recomendaciones, no la toma en serio –

- Se sentía mal y no me dijo –

- El día de ayer salió con su mamá a dejar flores y había sentido el sol muy intenso –

- Mi tía ama mucho salir al campo y tomar baños de sol, eso no le cae bien a Leila –

- Se conocen de toda la vida, trata de cuidarla su cuerpo no tolera bien el sol –

- Si enfermera –

- Quédate aquí llenare algunos papeles y los llevare a la dirección si despierta dale de beber este suero, se sentirá mejor –

- Si, claro –

Salió de la habitación y fue a sentarse aun lado, su cara estaba roja, por el sol, como no lo había notado estaba demasiado bronceada, esta mañana no lo había notado y ahora estas consecuencias.

Una hora después despertó, se enderezo al no recordar que había pasado

- Recuéstate, no te hará bien si te levantas de golpe, toma esto –

- ¿Qué paso?, ¿Qué hago en la enfermería? –

- Te desmayaste, ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal esta mañana? –

- Disculpa por preocuparte, solo era un poco de dolor de cabeza –

- Bien, ahora esperaremos a la enfermera, ¿a donde fuiste ayer que tienes toda la cara roja? –

- Fui con mamá al panteón a dejar flores a las abuelas y tomamos un picnic –

- Porque no le dijiste que era mucho sol –

- Estaba triste porque se va y no estará en un tiempo –

- ¿Eso qué?, que tipo de respuesta es esa, te he dicho que digas lo que te incomoda y lo que te hace sentir mal, ¿porque eres siempre a si? –

- Lo siento hermano no quería preocuparte –

- Basta ya lo hecho, hecho esta, tomate todo este suero será bueno para ti, duerme un rato –

- Si, hermano –

Heinrich subió a la camilla y la abrazo para que durmiera en su regazo, a si se quedaron dormidos.

Al sonar el timbre de salida, Jenny fue a buscarlos a la enfermería ninguno de los dos había regresado al entrar se topo con la enfermera que leía un libro en la puerta de la habitación donde descansaban.

- ¿Qué pasa querida? ¿te sientes mal? –

- No busco a mi novio Heinrich –

- ¡ah! Esta aquí dentro –

Sin decir nada camina, pero la enfermera la detiene

- Están dormidos, no es bueno que los despiertes –

- Ya es la salida –

- Se ven tan adorables que no puedo, estoy esperando a su madre para que venga por ellos, así que no puedes despertarlos, te dejare que los mires por la venta –

La imagen fue tan desgarradora para su corazón tanto avance para nada, acaso no podía competir con ella, o solo el era inalcanzable, los celos de verlo recostado en la camilla con ella en los brazos, parecían dos amantes que despertaban juntos después de muchas horas de conversar en la noche, su corazón no pudo más y sintió que se estrujaba al grado de que algunas lagrimas salieron de sus ojos.

Sin decir nada salió corriendo de la enfermería, eso ni siquiera inmuto a la enfermera que continuo con su lectura.

Corrió tan rápido para llegar a su moto, se puso su casco y comenzó a llorar, salió como volido y fue a buscar el consuelo de Gerald, era el único que había podido destapar los sentimientos la había conocido desnuda asta el alma, no tenía secretos para él.

Cuando lo encontró estaba recostado en el césped del departamento que rentaba debajo de la sombra de una jacaranda, tiro la moto y corrió a sus brazos en un mar de llanto, sin preguntas, ni cuestionamientos la abrazo y consoló.

Pasado unas horas se quedó dormida.

- ¿Qué voy hacer contigo? si me muestras este lado tan lindo ¿cómo puedo deshacerme de ti? –

- Quedémonos así por un rato, por favor –

- Lo siento tengo que trabajar –

- Pero, yo –

- Lo entiendo, pero no puedo –

Le beso la frente y la dejo recostada aun lado y se levanto.

- Regresare en la madrugada, si quieres puedes esperarme –

- Loco, no lo are –

- Bien, lo sabía –

- ¿Ya te vas? –

- Si necesito dinero para la matricula de la escuela me dieron la oportunidad de entrar solo si cubría los gastos a tiempo, el lunes comienzo, pero necesitare trabajar mi madre no esta contenta con que venga aquí solo cubrió mi matricula, pero no mis gastos –

- Que mal –

- Si, pero solo un tiempo esta feliz que regrese a la escuela así que se le pasara –

- También creo lo mismo –

- Regresa a casa temprano, cuídate –

- Entonces nos vemos en la escuela –

- Si -

Se despide con una sonrisa nerviosa, sabe que Heinrich no es de las personas que razonan y verlo entrar a la escuela no se quedara tranquilo, pero tendremos que verlo.

El cuerpo corpulento de Gerald era muy bueno para el bar de la ciudad, cada vez se hacía más visitado debido a que se había establecido una empresa de construcción que trabajaban en el túnel de un ferrocarril, a si que los bares de la ciudad estaban llenos.

Cuando Estefanía llego para recogerlos los dos seguían dormidos, la enfermera al verla llegar, preparo la papelería para que pudieran irse.

- ¿Porque no se pudo presentar la madre de Leila? –

- Ella desde la mañana salió de viaje –

- Bien, ¿es común este tipo de sucesos?

- Mi sobrina es muy susceptible con el sol, cuando era menor solía pasarle cuando jugaba –

- Bien, solo para avisarle si este comportamiento se repite tendremos que avisar a las autoridades –

- Lo comprendo, pierda usted cuidado, pondremos más atención en esta situación –

- Agradezco su preocupación, ellos están en el cuarto, después de firmar este reporte puede pasar –

- Muchas gracias señorita –

Al terminar de firmar la papeleria, fue directamente a levantarlos

- Chicos despierten que es tarde –

- Mamá, ¿Qué haces aquí? –

- La escuela me llamo –

- Que mal, mi hermana esta dormida aun –

- Si me doy cuenta, llevala cargando es tarde –

- Si, madre –

Afuera de la escuela algunos chicos que se quedaron haciendo deberes extra curriculares vieron la escena se veía como un príncipe que llevaba su doncella, para cuando llegaron a la casa Leila ya había despertado y su humor estaba un poco opaco.

- Querida ¿Cómo te sientes? –

- Mejor, pero estoy cansada, quiero irme a casa –

- Si, lo sé, pero primero iremos a comer, necesitas reponer energías –

- Tía, pero quiero dormir –

- Cariño trata de hacer lo que te digo, sino te pondrás más mal y tendré que llevarte al doctor –

- Leila, por favor, vamos a comer y te prometo que inmediatamente iremos a tu casa –

- ¡Quiero dormir!

Al ver que su madre no tenia resultados Heinrich tuvo que interferir

- ¡Basta Leila!, aunque te pongas impertinente tendrás que comer, no es una sugerencia –

- ¡Pero yo!, ¡Yo quiero dormir! –

- ¡Dije que no!, comerás así sea llorando, madre vamos iremos al restaurante del Tío, llama para avisar que prepare lo de siempre –

- ¡yo no quiero! –

La rabieta fue tal que Estefanía no podía reconocerla, en verdad algo estaba pasando, tal vez tendría que hablarle a Cristina para que regresara.

Llegaron al restaurante y ella seguía llorando su cara estaba roja y sus ojos irritados de tanto llorar aun a si entraron y tomaron asiento todos en el restaurante la miraban, poco a poco se calmó y comenzó a comer, en toda la comida no pronunciaron palabra alguna, al terminar el Tío llego para saludar, la plática comenzaba a tornarse interesante cuando el ataque regreso a Leila.

- Quiero irme a casa tengo sueño –

- Mamá esta hablando con el Tío podrías esperar un poco –

- ¡No quiero!, ¡Quiero irme ya! ¡tengo sueño! –

- Esta bien, estaba bien deja de llorar le diré que nos vamos espera un poco si –

La gente los miraba y murmuraban, pero eso no le importaba sus ojos no dejaban de brotar las lágrimas, tomaron un taxi y llegaron a casas de Leila, todo el camino no paro de llorar a Heinrich ya esta situación le estaba empezando a desesperar, subieron a la habitación, Heinrich saco de los cajones su pijama y la envió al baño a cambiarse mientras el iba a la otra habitación a tomar una ducha y relajar sus pensamientos un poco sus nervios estaban de punta.

Al salir se puso su pijama y fue directo al cuarto, su cara ya no estaba roja por el esfuerzo, sus ojos se veían hinchados por tanto tallarlos, estaba despierta, cayada con la mirada perdida.

- Tonta niña, no sé porque estas así pero aquí estoy contigo –

- Hermano tengo miedo –

- ¿a que le temes? –

- A que tú y yo, algún día no estaremos juntos –

- Eso no pasara tontita –

- Me lo prometes -

- Claro que sí, duerme tienes que descansar –

- Si hermano –

Toda la tarde se la pasaron dormidos Estefanía esperaba a que fuera la cena para hablar con Heinrich tenia que discutir si llamar a Cristina.

Eran aproximadamente las seis y media y Leila poco a poco se fue despertando, al recobrar la lucidez, Heinrich estaba dormido alado, sin saber por que el recuerdo de su primer beso vino a su mente, sus labios color fresia los recordaba pero en sabor quería volver a probarlos, así que se inclino un poco y lo beso tiernamente como una niña le da un beso a su muñeca de buenas noches, sus labios no habían cambiado de sabor aún seguía siendo dulzón a su paladar, se sonrojo y se apartó, esto hizo que Heinrich se despertara, sin percatarse de lo ocurrido.

- ¿Como te sientes? –

- Bien hermano –

- Eso es perfecto vamos a levantarnos dormilona –

- Si, quiero comer –

- Por lo que veo la insolación ya se fue –

- Eso creo –

En la sala Estefanía estaba muy preocupada al verlos bajar tomados de la mano y riendo hizo que su estado de animo cambiara

- Mi niña, ¿ya te sientes mejor? –

- ¡Tía! -

Corrió asta donde estaba y la abrazo

- Perdón por preocuparte ya estoy bien –

- ¿en verdad? –

- Si, tengo hambre –

- Es serio prepare algo que te hará sentir mucho mejor –

- ¡vamos a comer hermano! –

Los tres caminaron a la mesa y entre risas y platicas frívolas terminaron la cena, Leila aun estaba cansada, sus ojos rojos la delataban

- Duerme temprano, te ves de verdad muy cansada –

- Si Tía veré un poco la televisión y me iré a dormir –

- Bien estoy cansada quiero acostarme temprano, tú también hijo necesitas descansar –

- Si madre, descansa –

Eran ya las diez y media y Leila empezó a sentir sueño fue al comer a buscarlo, estaba en la mesa haciendo trabajos atrasados.

- Hermano tengo sueño –

- Sube a dormir, terminare este tema que tengo que entregar el jueves, no quiero atrasarme –

- Bien, entonces que tengas buena noche –

- Si pequeña, descansa –

Subió las escaleras, entro a su recamara y se acostó el recuerdo del beso de la tarde la perturbaba así que abrió la ventana y la luna alumbraba como un foco incandescente, cerro los ojos y dejo que su luz la abrazara, quedándose dormida casi instantáneamente, unas horas después Heinrich subió al cuarto, la vio desde la puerta estaba tan calma, un sueño se apodero y se recostó a su lado y también se dejo cobijar la luz de la luna.

El cuerpo les dolía una incomodidad que no los dejo seguir durmiendo, al mirar el reloj eran las diez de la mañana, al parecer su madre nos los quiso despertar, Leila seguía dormida, bajo las escaleras y encontró una nota en la mesa

Hijo:

Se que te despertaras primero les deje el almuerzo en el refrigerador despierta a Leila y salgan a caminar un rato han dormido mucho, tengo que salir llegare muy noche, salgan a comer con tu Tío le envié un mensaje los estará esperando cuídate mucho as tus deberes atrasados y ayuda a Leila.

Te amo mamá

Hizo todas las indicaciones que decían la nota el día estuvo muy ameno al parecer el alejarse de la escuela fue gran idea de su madre, pasaron gran parte del día realizando sus tareas atrasadas, varias veces Leila se quedo dormida leyendo pero Heinrich la despertó para que terminara, en la cena salieron al restauran para cenar, caminaron para bajar la cena y hacer un poco de ejercicio, fue un día muy tranquilo que hizo fortalecer mas sus lazos, leila deicidio que iría a dormir a su casa quería un poco de privacidad muy a su pesar Heinrich accedió, tomo un baño y se acostó en su cama, dio muchas vueltas pero no podía conciliar el sueño, talvez su cuerpo ya había descansado lo suficiente.

Mientras tanto en la casa de enfrente Heinrich estaba pensando en ella, estaba preocupado no quería que se quedara solo si se ponía mal, había estado todo el día bien, pero eso no quería decir que no podría cambiar en la noche, tomo la decisión iría a verla, tenia que asegurarse de que estuviera bien.

Camino a la casa de su amiga.

Mientras tanto Leila sentía que su cabeza empezó a dar vueltas en los recuerdos, su primer beso y aquel chico de la fiesta eran besos si pero eran diferentes a demás el beso que le había dado a Heinrich el día anterior, su cuerpo empezó a sentir calor, a si que cambio por una bata delgada de seda bajo abrió las ventanas para que la brisa entrara, su cabello se empezó a enredar en su cuello debido al viento y eso provoco un escalofrió.

su cuarto tenía la ventana abierta eso llamo su atención, subió a buscarla al llegar a la puerta escucho ruidos extraños

se dejó por llevar por la sensación y empezó a quitarse la ropa interior le estorbaba quería la sensación de la seda que rosaba su piel era suave pero tenia peso en su cuerpo, parecía la piel de alguien mas eso la hizo ruborizar aun más, su mano por instinto empezó a tocar los lugares que Heinrich había rosado con su mano su boca, la mejilla, su barbilla sus brazos, recordaba lo que se sentía que la llevara cargando el frio de su cuerpo la excitación llego a su cuerpo y se dejo llevar no puso obstáculo alguno.

Los ruidos que salían, empezaron a provocar excitación en el no sabía porque pero su corazón comenzó a latir con gran fuerza sus mejillas se sentían que ardían, un chillido que parecía mas un gemido se escuchó y después silencio, creyó que había sido descubierto así que salió casi corriendo, llego a su cuarto pero a aquellos sonidos no salían de su cabeza se recostó en su cama pero la excitación se apodero de el y no quiso poner resistencia su cuerpo le decía lo que quería y él no le negó nada.

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