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Capítulo 3

No recuerdo muy bien lo que pasó después de que me dormí, lo más aproximado que viene a mi mente es que estaba acostada en una cama, lo sabía por lo suave que se sentía la superficie, también recuerdo sentir unos flashes en mi rostro, parecidos a cuando apagan y prenden las luces en medio de una fiesta o cuando sale el flash de una cámara, aunque al despertarme solo encontré una habitación en completa oscuridad y por la ligera luz que entraba entre las cortinas podía ver que no había nadie en ella, así que con algo de confusión me volví a dormir.

Al despertar, lo primero que captaron mis ojos fue una bandeja de desayuno, creí estar en mi apartamento pero minutos después cuando me acomode en la cama de forma que podía observar la habitación en la que me encontraba, supe que estaba en cualquier otro lugar menos en mi casa.

¿Y si me violaron y yo no me di cuenta?

Con ese pensamiento, reviso rápidamente debajo de las cobijas si aún tengo mi ropa interior. De acuerdo, estoy vestida, tengo mi ropa y no siento nada incómodo en mi zona íntima. Un suspiro de alivio escapa de mis labios al saber que Tae no era uno de esos.

Demasiado metida en mi propia imaginación, el sonido de la puerta abriéndose me saca de mi estado de zombie dando paso a...

Ay, ay, ay. Me dio, maldita sea me dio pero duro, tan duro como el sabroso cuerpo frente a mí.

¡Padre nuestro que estás en los cielos! santificados sean esos pensamientos sucios, salgan de mi mente pensamientos impuros...

No mames ¡Que rico!

Okay, estoy exagerando.

Aunque ver la imagen de TaeHyung con unos pantalones semi-ajustados que hacen notar a su "amigo" y una camisa blanca con botones abiertos dejando ver su torso, díganme ¿qué persona en su sano juicio no babearía con algo así?

— Hola, por fin despiertas— me da una de sus lindas sonrisas cuadradas—. No sabía que es lo que te gusta así que te traje esto— señala la bandeja de comida a mi lado.

Una taza de chocolate, waffles cubiertos de miel y pedazos de fresa cortados perfectamente en un pequeño plato al lado de este.

— Gracias— sonrió sin mostrar mis dientes acomodándome en la cama—, ¿podrías respóndeme algo?

— Claro, suéltalo— toma asiento frente a mí.

— ¿Dónde estoy?— es mejor ser precavida, tal vez no lo conozca lo suficiente y secretamente es un violador.

— En mi casa, te dormiste y trate de despertarte pero no movías ni un músculo, por un momento pensé que habías muerto— ríe levemente a lo que yo me sonrojo por mi sueño pesado—, no sabía en donde vivías así que creí que la mejor opción era traerte aquí— contesta cogiendo una de las fresas para luego comérsela.

Maldito y bendito sueño pesado.

— Le pedí el favor a una amiga de que te trajera algo de ropa, está en la bolsa al lado de tus tacones y se está haciendo algo tarde así que si te apuras hablaremos sobre lo que te cobraré por pasar la noche aquí— sonríe saliendo de la habitación, lo que me indica que lo estaba diciendo en modo de broma

Suspiro y comienzo a devorar mi desayuno esperando a que se me baje la calentura, causada por Tae y el amigo rojo que me visita cada mes.

Llego al trabajo en el auto de TaeHyung, luego de un incómodo silencio entre él y yo en el que lo único que calmaba el silencio era la música que transmitían en la radio. A los pocos minutos de entrar a mi oficina (después de ir al baño a cambiarme el tampón de emergencia, que solía cargar en mi bolso, a una cómoda toalla higiénica), la puerta es azotada dando paso a una versión muy furiosa de May.

— ¡¿Dónde carajos estabas María del Pilar del perpetuo socorro?!— grita cruzándose de brazos y con postura recta.

—Ese no es mi nombre real— susurro detrás del escritorio, como una niña asustada por los regaños de su madre.

— No me interesa, Brianna Stevens, me parece increíble que no me hayas dicho que pasaste la noche en la casa de TaeHyung y que me dejarás sola está mañana en la cafetería ¡El idiota que prepara el pan no paraba de morbosearme con la mirada! ¡Me sentí violada! ¿Sabes? Eso no se hace. Tuve que interrogar a mi jefe para que me dijera sobre tus últimos movimientos de ayer, que por suerte ambos salieron al mismo tiempo ¿sabes la vergüenza que pase frente a Kim NamJoon? ¡Por Dios! Me sorprende que aún siga trabajando aquí después de eso.

— ¡Tú me dejaste sola en primer lugar! Esto no habría pasado si no me hubieras dejado anoche, aunque la verdad yo no me quejo, sus servicios son maravillosos— sonrió recordando el cuerpo de TaeHyung.

— ¿Te cogiste a Tae y no me lo dijiste?— lleva la mano a su pecho fingiendo indignación.

— ¡No mujer! Claro que no, de ser así no estuviera aquí— digo, haciendo que May suspiré relajada— me lo estaría tragando lo que queda de la mañana.

— ¡Dios! Si estás ahí, cuida esos pensamientos pervertidos, bendícela pero no la multipliques, Señor— junta sus manos con su mirada en el techo—, recuérdame decirle a YoonGi que debemos ir a la iglesia este domingo, le convendría a los dos.

— El Padre me hará leer toda la biblia de nuevo.

— Y aun así sigues igual de cochina. Pero antes quiero que me respondas algo.

— Lo tiene grande.

— ¿Qué? No, eso no— coge uno de los muñecos que tengo en mi escritorio y me lo lanza.

— Me refería a su casa, es grande— sonrió burlona— luego dices que yo soy la pervertida.

— Como sea— rueda los ojos con una ligera sonrisa—. Mira, sé que antes has trabajado con TaeHyung, aunque esos proyectos eran pequeños, el que les dejo es jefe es de suma importancia y se nota que tarda mucho así que necesito que respondas con sinceridad... ¿Crees que podrás hacerlo con él a tu lado?

— Claro que podré, lo hemos hecho antes y dudo que sea algo diferente a lo que ya hemos trabajado.

— ¿Soy la única que se da cuenta de que ambos se tragan con la mirada cuando se ven?

— ¡Ay! Obvio no hacemos eso, yo dudo que Tae me mire de esa forma.

— Hagamos algo, cuando trabajes con Tae traemos a YoonGi para que los vea haciendo el proyecto.

— ¿Qué? ¿Qué tiene que ver YoonGi en todo esto?

— Él es un hombre, así que si en algún momento pasa algo, él me ayudará a verlos y solo de esa forma sabremos si sienten algo el uno por el otro. Solo la mayoría de los hombres notan cuando coquetean con otras personas y YoonGi sabe mucho sobre eso.

— De acuerdo, aunque no lograrás nada.

May estaba a punto de hacer un comentario protestante cuando dan en la puerta unos ligeros golpes y, seguidamente es abierta por TaeHyung y NamJoon, dejando con el comentario en la boca a mi amiga.

— Disculpen, señoritas— dice mi jefe entrando por completo a la oficina— Brianna, te necesitamos para que veas de lo que trata el proyecto, ya vinieron las personas que lo encargaron. Señorita Walters— fija su mirada en la pelirroja de mi amiga—, ¿usted no debería estar en su espacio de trabajo? Esta mañana ya perdió mucho tiempo cuando quiso dárselas de policía conmigo.

— D-disculpe, señor Kim— hace una leve reverencia—, yo ya me iba, con su permiso— sonríe inocentemente saliendo de la oficina, mientras que yo me muerdo los labios evitando reírme de la escena.

— Bueno, vayamos aconocer el proyecto— comenta TaeHyung, y obedeciendo sus palabras, los tressalimos del pequeño espacio.

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