Lo primero que se le ocurrió a An Xiaxia fue "Dios, ¿me encontré con traficantes de humanos? ¡Se ven tan profesionales!"
Retrocedió con indecisión.
—Aléjense de mí. ¡No iré con ustedes!
Marcó 110 en secreto en su teléfono...
El líder del equipo ajustó sus lentes de sol ¡y le arrebató el teléfono de inmediato, a la velocidad de la luz!
—¡Ey! Mmm... —ya no tenía tiempo para preocuparse de su teléfono. Echó a correr de inmediato. Desgraciadamente, la alcanzaron casi al instante y un hombre le cubrió la boca bruscamente, subiéndola a un Cayenne, como si estuviera encargándose de un pollo.
—¡Suéltenme! ¡Ayuda! ¡Ayuda! —Ella mordió al hombre y la soltó del dolor. Aprovechó la oportunidad para pedir ayuda a gritos. No obstante, los transeúntes solo le lanzaron miradas indiferentes y no hicieron nada.
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