—¿Qué? ¿Yo? ¡Yo no dije nada! —An Xiaxia sacudió su cabeza de inmediato—. Jefe Yize, que tengas una buena noche. Tienes que hacer temprano por la mañana. ¡Ánimo! —Sonrió pura e inocentemente.
—Hipócrita —resopló ingratamente Sheng Yize.
An Xiaxia no fue capaz de guardar las apariencias y lo miró con odio.
—Es mejor que ser un tipo infantil.
—Ja... ¿Quieres decir que yo soy infantil?
—No dije que fueras tú. ¡No seas engreído! —An Xiaxia levantó el mentón. Con la cabeza en alto y la espalda recta, se fue de la habitación.
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