Mientras Chen Qing continuaba regodeándose en su auto satisfacción, y mientras que Wang Baole lo observaba con incredulidad y envidia, un leve tosido sonó detrás de ellos. Hizo eco e hizo que el Chen Qing auto satisfecho temblara con violencia. Se dio la vuelta a toda prisa, y la felicidad de su rostro fue reemplaza por una expresión seria. Su pervertida mirada previa se transformó en una de virtud mientras bajaba la voz y hacía una reverencia.
—¡Saludos, maestro!
Había que decir que Chen Qing realmente tenía mucha experiencia. Fue por eso que pudo reaccionar tan rápidamente. En comparación, Wang Baole era más inexperto y lento para responder. Le tomó un momento darse vuelta y ver a su maestro, Ming Kunzi, parado detrás de ellos.
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