Qin Wentian solo sintió una punzada de dolor en el espacio entre sus cejas, era como si pudiera sentir una peculiar energía retorciéndose allí.
Esta insólita punzada de dolor resonaba con la llama de vela en su cuerpo. Qin Wentian percibió débilmente que el ojo de su corazón estaba centrado entre sus cejas.
Los hilos dorados conectaron la llama de vela y el centro de la frente y Qin Wentian comprendió innatamente que esta reacción estaba vinculada a un poder de su línea de sangre.
Dentro de su cuerpo, no había solo un solo tipo de línea sanguínea.
Aquella línea sanguínea dominante, salvaje y violenta que alguna vez fue atrapada por los grilletes, parecía originada de una bestia primordial antigua, el rey de todos los demonios.
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