Por suerte, era casi el fin de semana, pero Lu Xinyi notó que su esposo estaba más ocupado de lo normal, últimamente. Esperaba llamadas telefónicas e intentaba alejarse cada vez que recibía una. No era que sospechara que la engañaba porque no podía sacarle las manos de encima, últimamente.
De todos modos, no era algo de gran importancia. Desde la confrontación del lunes anterior, Shen Yi insistió en llamarla cuando él estuviese fuera, para chequear que todo estuviese bien. Ella no había salido de la casa y, últimamente, solo aceptaba la compañía de Xiao Lan, para disgusto de Shen Yi. Era algo sobre perder sus tesoros con su hermano y Xiao Lan.
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