Su Qianci dejó escapar un grito y se cubrió el cuerpo de forma inconsciente. Sin embargo, él era mucho más fuerte que ella. Le sujetó las manos hacia abajo y la presionó contra el asiento. Se sentía como un gigante y no había forma posible de pelear contra él. La rabia de él casi la consumió. Totalmente en pánico, Su Qianci quiso resistirse, pero cuanto más luchaba, más quería Li Sicheng someterla. No dejando que se moviera, los movimientos de Li Sicheng eran cada vez más salvajes y fuera de control...
Él intensificó su beso, voraz y violento. Ella no sabía si la sangre que estaba probando era la suya o la de él. Ella sentía que él quería acabar con ella y estaba aterrorizada por ver esa faceta de Li Sicheng; nunca lo había visto en ese estado. Él tenía mal carácter. Ella lo había visto enfadado antes. Ella podía huir de él cuando le gritaba, la ignoraba, o incluso cuando la regañaba. Pero, ¿por qué tenía que hacerle eso a ella?
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