Su Qianci siempre había sabido que no era la persona más inteligente. Pero eso no significaba que fuera estúpida. Al enfrentarse a Tang Mengying, se mantuvo en extraordinaria calma y preguntó con sarcasmo:
—¿Es eso cierto?
Su voz sonó tan inexpresiva que parecía no importarle.
Tang Mengying no vio lo que esperaba y se sintió algo confusa. Su Qianci se había vuelto más y más inteligente y era más difícil para ella controlarla. Claramente, no eran buenas noticias para Tang Mengying.
Nadie habló. Pasaron dos minutos increíblemente incómodos. Tang Mengying no pudo soportarlo más y parecía estar pasándolo mal.
—Qianci, creo que debo decirte algo más.
—¿Qué?
—Estoy embarazada. El bebé... es del hermano Sicheng.
Su Qianci parecía ligeramente sorprendida, dejó la cuchara y la miró.
Tang Mengying continuó hablando al ver que Su Qianci por fin reaccionaba.
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