Bobo instó a la enorme bestia que tenía debajo con profundos y furiosos gruñidos. Se estaba acercando al fuerte y podía ver que su casa había sido completamente destruida. El refugio para los miembros de su tribu se había desmoronado. Las gruesas olas de humo emergieron mientras las llamas ardían ferozmente.
«Esos malditos humanos. Recurren a tal conspiración para engañarnos. ¡Haré que los humanos prueben la ira de los Orcos después de capturarlos!»
—Prepárense...
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