La excursión con el Señor duró alrededor de veinte minutos. Si fuese Woville, caminar a esta hora de la tarde sería caluroso, pero en Bonelake estaba nublado, y quizás un poco oscuro. Heidi no estaba segura cuándo vería los rayos del sol de nuevo. A pesar de que no entraron a ninguna tienda, pudo ver muchos artículos diferentes. El Señor era lo suficientemente amable para explicarle qué era cada uno de ellos cuando no entendía qué eran, y uno de dichos artículos era una piedra de encanto. Al principio ella había pensado que era solo una piedra costosa, pero el Señor le explicó su importancia. Era más o menos como un encantamiento de protección que evitaba que la enfermedad, y el mal augurio afectaran a una persona. A ella le pareció fascinante ya que las diferentes piedras parecían tener su propio movimiento rotatorio.
No había nadie que no lo conociera, después de todo, él era el Señor de Bonelake. Mientras volvían, Heidi le dijo al Señor:
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