Sentada al lado de la señora Xi, la Vieja Madame Xi se veía como su hermana en vez de alguien mayor a ella.
De hecho, era incluso más bonita que la señora Xi. Las líneas desvanecidas alrededor de sus rasgos ayudaban a acentuar su exquisitez.
Uno podía solo imaginar cuán hermosa debía haber sido cuando era joven.
La forma en que se vestía también hablaba de elegancia y nobleza.
Un simple chal azul, sin diseño, envuelto alrededor de su cuello, no solo le daba otra capa de sofisticación a su belleza, sino que también escondía inteligentemente su brazo derecho faltante.
Si uno no daba una segunda mirada más cercana, uno no se daría cuenta de que era discapacitada.
¡Esta era una mujer que había pasado su vida persiguiendo la perfección y la belleza!
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