—¿Un largo día en el trabajo? —preguntó Mubai cuando escuchó sus suspiro.
—No es nada.
Xinghe no se sentía cansada, realmente no había hecho mucho ese día... Además de ahuyentar a Ruobing y su par de lacayos.
—Escuché acerca del asunto con Ruobing. Es solo tu primer día y has hecho algo de esa escala —añadió Mubai repentinamente.
Xinghe lo miró fijamente, preguntándose si él estaba criticando su acción.
Ella explicó de forma práctica: —Lo habría dejado pasar si ella no hubiese venido por mí primero.
Por ese motivo, realmente, Ruobing no podía culpar a nadie sino a sí misma.
Mubai dio una serie de risas cortas.
—La verdad sea dicha, he estado esperando para deshacerme de ella.
Xinghe estaba sinceramente sorprendida por esta revelación.
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