En este momento, Bo Jiu notó las miradas que estaba recibiendo. Decidió actuar con más discreción. Bo Jiu cargó a la Princesa y se sentó en la escalera. "Hermano, tengamos una discusión".
¡Quién era tu hermano, no merecías ser un hermano para nosotros los gatos! ¡Tengo mis límites! ¡Miau miau! ¡No lo acepto!
Princess levantó su gran cara, haciendo cabriolas y encontrando que el juego de caminar era una actividad bastante divertida ya que todos esos perros gigantes le tenían miedo. No estuvo mal de hecho.
Bo Jiu no entendía por qué un gato podía actuar con tanta arrogancia. Siguió maullando con la cabeza levantada, provocando al samoyedo.
El Samoyedo, sin embargo, no se molestó en mirarlo, ignorándolo por completo. En cambio, estaba bajando la cabeza para oler los arbustos.
Sin elección, Princess se volvió hacia Bo Jiu con la cabeza levantada como si hiciera alarde de sus acciones, asustando al perro.
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