Ante el Caballo de Fergana que corría violentamente hacia él, la mirada de Duan Ling Tian se enfrió y apretó con fuerza su mano derecha; los músculos de su mano se abultaron ligeramente.
Si el jinete fuera a espolear a su caballo para que choque con Duan Ling Tian, entonces a Duan Ling Tian no le importaría hacer volar a la persona y a su montura...
El Caballo de Fergana se acercó; ahora estaba a sólo unos metros de Duan Ling Tian.
¡Hiiiii!
El joven del Caballo de Fergana estiró instantáneamente las riendas de su caballo, y el equino se detuvo a un metro de Duan Ling Tian.
Arrogantemente, el jinete barrió a Duan Ling Tian con su mirada y dijo, en un tono condescendiente:
—Chico, eres muy valiente. Tu suerte es buena; si no fuera por ser esta la puerta de la propiedad del Tercer Príncipe, mi Sangre Carmín ya te habría enviado por los aires y seguramente estarías muerto.
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