Dos haces de rayos cayeron en el Abismo, parpadeando con resentimiento y reticencia. El mundo retumbó, al tiempo que unos cuantos dioses poderosos escaparon del lugar, presentando unas figuras lamentables, mientras se reunían ante Silvanus.
—Señor del Caos... Merecedor del nombre... —Tyr miró una laceración que tenía en su pecho, estaba llena de energía del caos, que se extendía por todo su cuerpo.
Los otros dioses no eran mucho mejores, Gruumsh era el peor. Más de la mitad de su cuerpo estaba corroído, y revelaba una piel de color marrón oscuro. Sobresalían de su cuerpo su sangre dorada y sus órganos internos.
No era tarea fácil matar a dos magos en la cima del rango 8, y hasta estos cinco dioses formidables tuvieron que pagar el precio.
—He consumido mucha fuerza divina. Tendré que entrar a dormir por un tiempo, y observando el estado de mis adoradores, tardará más de lo normal... —Oghma frunció el entrecejo.
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