Debido al incidente repentino, el regreso de Leylin se había demorado y había regresado al Castillo Antiguo de la Serpiente de Sangre para descansar.
—¡Muchísimas gracias por lo que hiciste esta vez! —Freya exclamó, se sentó junto a Leylin y le sirvió té personalmente, con el rostro lleno de gratitud.
Era evidente que aquellos oponentes habían ido por el Castillo Antiguo de la Serpiente de Sangre y atacar a Leylin sólo había sido una idea adicional. De no haber sido por la ayuda de Leylin, los seis Magos en la Fase de Cristal habrían atacado juntos. El castillo quizás no habría podido defenderse ante un ataque tan repentino y podría haber sufrido daños colosales.
—No es nada. ¡Los amigos deben ayudarse! —respondió Leylin con una sonrisa.
—¿Sólo amigos? —preguntó ella.
Un brillo de decepción atravesó el rostro de Freya.
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