—Nana, dibuja el letrero del Imperio Aragu para mí.
Link pasó el papel y la pluma a Nana.
—Sí, señor.
Nana tomó el papel y la pluma y comenzó a dibujar. A un lado, Piasce también miró con curiosidad. No entendía por qué todos habían visto lo que había visto en el Mar del Vacío. La señal no era complicada. Con unos pocos golpes, Nana volvió a crear con precisión el letrero en el papel. Era completamente realista e idéntico al real.
—Aquí, es así. ¿No crees que es similar?
El papel estaba sobre la mesa. Todo el mundo podía verlo. Link, Celine y Piasce lo miraron. Había una placa en el papel. Contenía un ojo con un engranaje de ocho lados alrededor. Nana había dibujado en detalle. Mirando de cerca, se podía ver que el ojo estaba formado por muchas runas detalladas. Lo que fue sorprendente era que las runas eran prácticamente las mismas que las que Piasce había dibujado.
—Esto no tiene sentido.
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