Huo Mian sonrió brillantemente y pensóEllas no son las únicas que saben cómo actuar inocentes, yo también puedo hacerlo.
—¿Qué tonterías dices? ¿Te haces llamar doctora? ¿No lavas ni pelas las manzanas antes de comerlas? Ya no la quiero. Vamos, Shi.
La Sra. Song estaba furiosa y llevó a su hija consigo y no tomó la manzana en la mano de Huo Mian. Luego de que se fueron Huo Mian sonrió y se sentó en la cama.
—Cariño, levántate. Ya se fueron, puedes dejar de pretender.
—Cariño, ¿por qué invitaste a Song Yishi a nuestra fiesta? Pudiste haber dicho que no.
Qin Chu detestaba a la hipócrita Song Yishi, se sentía enfermo cuando la miraba.
—¿Acaso no quiere jugar? Déjala ir, prometo que tendrá la navidad más memorable de su vida.
En la fiesta, a parte de ella, Jiang Xiaowei y Zhu Lingling no dejarían todo tan fácil para Song Yishi, ¿no?
—Esposa, te has vuelto mala —dijo Qin Chu mientras gentilmente se acercaba y pellizcaba su mentón.
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