—No necesito uno —rechazó inmediatamente Huo Mian.
—Vamos, no te pediré propina.
Antes de que Huo Mian pudiese responder, él metió su mano en su camisón de seda. Huo Mian sintió todas las células en su cuerpo temblar. Qin Chu siempre sabía cómo demostrar su naturaleza indecente en la cama. Ellos llevaban un tiempo casados y lo habían hecho ya varias veces.
Pero, cuando se trataba de la pasión de Qin Chu, Huo Mian se sentía como una chica tímida. Soy tímida, soy tímida, soy tímida, pensó Huo Mian. Ella repitió este importante hecho tres veces.
—No quiero, aún si no me pides propina.
Huo Mian removió la mano de Qin Chu. Aunque lo rechazó, lo hizo con una sonrisa. La mano de Qin Chu fue detenida, pero él no se rindió. Él bajo su cabeza y frotó sus labios contra el sensible cuello de Huo Mian.
—¿Eres un lobo? Siento que nunca puedo darte suficiente —lamentó Huo Mian.
—No, satisfacerme es fácil. Solo lo necesito una vez al día.
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