Sin esperar a que Huo Mian empiece a hablar, Su Yu caminó hacia ella, abrió completamente la puerta de su auto y miró a Huo Mian con una expresión complicada en su cara.
—Sal de tu auto.
—¿Para qué?
—Tengo algo que decirte —dijo Su Yu tercamente.
Como se esperaría del Joven Señor Su, él fue el que fue hasta aquí buscando a Huo Mian, pero el aún transmitía una actitud de superioridad.
—Apúrate, yo aún necesito llegar al trabajo.
Huo Mian ya no se demoró más y salió del asiento del conductor.
Ella vestía una gabardina de color café, pantalones de lápiz azul marino, y un par de tacones negros, desprendiendo la vibra de ser una mujer madura e inteligente.
Al observarla, la veías como si estuviera muy cómoda.
—¿Cómo aún puedes estar de buen humor para ir a trabajar? ¿Eres tan despreocupada? —dijo Su Yu atónito.
—¿Cómo que soy despreocupada? —sonrió Huo Mian, encontrando sus palabras interesantes.
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