Sin embargo, Mo Ting también comprendía que a Tangning no le gustaba tomar atajos. A ella le gustaba hacer las cosas paso a paso.
Si él le daba un lugar en Hai Rui, ella solo sentiría que su posición no provenía de su propio trabajo y se sentiría incómoda. En lugar de hacer eso, era mejor que él la acompañara mientras crecía. Así, su relación también se haría más fuerte.
Su mirada pacífica y aguda se apartó de la televisión mientras tosía despacio. Al ver esto, Lu Che rápidamente le preguntó: —¿Es porque ha estado ocupado toda la noche, que ahora se siente enfermo?
Mo Ting tocó suavemente su propia frente. Su rostro perfectamente cincelado sí parecía cansado bajo las luces. Sin embargo, aun así le dio instrucciones a Lu Che:
—No se lo digas a Tangning.
—Presidente, ha excedido seriamente su carga de trabajo —le recordó Lu Che a Mo Ting, mientras se ajustaba las gafas de montura negra en la nariz.
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