—Los fragmenté en tantos pedazos que nunca podrán volver a unirse y los envié de vuelta a su tierra. Fueron absorbidos por las Tierras de Gaira, su verdadero hogar —dijo él con una voz amenazante.
Justo entonces la puerta de la habitación se abrió.
Anastasia giró su cabeza y vio a una pareja caminando hacia ellos. El hombre compartía algunas características con Íleo. Tenía un cabello oscuro y grueso que coincidía con el color de sus ojos y una mandíbula cuadrada. Tan alto como Íleo y con hombros anchos, tenía un aspecto rejuvenecido. Sostenía las manos de una mujer que era de una belleza impresionante. Su cabello ondulado oscuro que se rizaba hacia adentro enmarcaba su cara pequeña. Pestañeó sus largas pestañas con emoción sobre sus ojos verdes, mientras observaba a Anastasia con ansias. Tenía un encantador halo alrededor de su rostro. Íleo había mencionado que estaba embarazada. Juntos se veían encantadores.
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