La Felicidad del Partido Contrario

A medida que pasaba el tiempo, segundo a segundo …

 En un abrir y cerrar de ojos, había pasado una hora. ¡El público ya inquieto hizo que el ambiente fuera aún más deprimente!

—¿De verdad no va a venir el primer dios de la guerra?

—¡También pienso eso!

—¡Davis está en graves problemas esta vez!

—¡Lo sabía! ¿Cómo podría el primer dios de la guerra estar interesado en Davis!

—¡Es muy probable que sea una mentira!

...

 Pasaron otros 15 minutos, ¡aparecieron voces de duda!

Las expresiones de los adinerados empresarios de Colorado cambiaron lentamente. Querían reírse ...

 Sin embargo, no se atrevían a hacerlo y tenían que aguantar.

Esta no era una sensación cómoda.

Finalmente, Micheal Davis ya no pudo contenerse. Sacó su teléfono y preguntó:

—William, ¿hay algún movimiento afuera?

Sabía muy bien que si el primer dios de la guerra no aparecía, no podría escapar de sentirse avergonzado.

Entonces, ¡las personas que lo adulaban como locos hace un momento cambiarían de actitud!