3 Me has devuelto la vida

Siento miedo, preocupación y mucho terror. Toda mi vida he estado bajo entrenamientos donde me preparan para momentos como este y aun así siento mucho miedo.

—¿Señor Kiharu? —aún tengo activa esta llamada en el sistema de transmisión.

—Ok, escúchame y comunícale esto al resto de la élite: ¡enseguida regresen a sus casas!

—Entendido, señor.

La transmisión se corta con el caos aumentando significativamente, los ciudadanos se escuchan muy alterados, sus gritos resuenan en los cristales de los altos edificios, les vemos correr por las callen sin rumbo fijo haciendo que el orden sea más difícil de alcanzar para la fuerza armada, aquellas unidades que ya se encontraban por el area buscan despejar a los civiles de esta zona y al parecer no lo están logrando.

—Quizás este no es el caos que te prometí, este es mucho más grande —dice Ashtaria mientras me acompaña a hacer cortos estiramientos de piernas.

—Genial, a por ellos.

Aún no termino de salir de los jardines del Palacio cuando nuevamente me entra la notificación de otra llamada, se trata de mi hermano Handul, líder de la fuerza armada de Mikadea. Sí, lo sé... demasiadas llamadas en tan poco tiempo.

—¡Kiharu, dime que estás con Ashtaria!

—Sí, estamos aquí, bajo una enorme y desconocida nave.

—Chicos, de la nave principal están empezando a salir una flotilla y les aseguro que son muchas navecitas —nos informa Ashtaria, quien se encuentra observado la nave que flota en el cielo.

Vuelvo a subir la mirada al cielo nocturno... esto no pinta bien. Estoy esperando que Handul dé una orden.

—Ok, estamos en estado de emergencia, esto da indicios de un posible ataque. Ya he enviado naves de la fuerza armada para buscar al resto de la élite, también les enviaré unas para ustedes. Ashtaria, ten cuidado por favor —Esa fue la orden de Handul.

—Y yo hermano... Preocúpate por mí, por favor.

—Tú cállate, bastardo —fue sus últimas palabras antes de cortar la transmisión.

Mi hermano siempre se ha preocupado por Ashtaria, desde niños los tres siempre hemos estados juntos y ambos la hemos protegido hasta de lo insignificante. Es algo de familia, la necesidad de tener algo que proteger.

Handul creció con rencor y nuestra relación no es de las mejores, él vive irritado, es violento hasta cuando no tiene que serlo y si te vas a meter con él tiene que ser por algo realmente serio, ya que él es el heredero al trono que ocupa mi padre y su orgullo rasca los cielos. Aun cuando yo soy el hijo mayor, no puedo llegar al trono por no ser hijo de la reina.

—Kiharu, mientras las naves llegan debemos proteger a toda esta gente, hay que refugiarlos bajo los sótanos del palacio.

—Excelente idea, eres brillante.

El enemigo lanza sus primeros disparos y golpea sobre los cristales de varios de los edificios de la ciudad, son disparos de energía fotónica, muy efectivos. Los próximos disparos son lanzados contra los ciudadanos y frente a mis ojos varios son asesinados.

—¡Esos disparos se ven letales, de ser alcanzados ni el modo defensa nos salvaría! —me grita Ashtaria aterrada.

—¡Tranquila!, ¡no es para tanto, no creo que llegue a matarnos! —le grito mientras voy trasladando un grupo de civiles, algunos caen frente a mí.

Fui entrenado para soportar toda clases de tristezas que puedan surgir de una guerra, pero aun así sigue siendo difícil para mí. No hay ser vivo que pueda ser tan frío e indiferente frente a los cuerpos sin vida de padres de familia e hijos, lo doliente que puede resultar el encontrar el cuerpo sin vida de amigos que uno siempre solía saludar al salir a las calles, porque sí.. aquí está muerto, es el señor que me saludaba al salir del palacio todas las tardes, él solía esperar frente al portón del palacio por la salida de su esposa, pobre mujer que justo ahora está regada en el suelo, llora desconsoladamente sobre el cuerpo sin vida de su esposo.

—Señora... venga con nosotros, es peligroso quedarse aquí —le extiendo la mano, pero está muy devastada como para hacerme caso.

Al principio fue difícil separarla de su amado, pero con ayuda de Ashtaria logramos levantarla y convencerla para que entrara al palacio.

—Veo que reconoces al señor y también a la señora —la respiración de Ashtaria es agitada—, no te preocupes por ella, estará fuera de peligro dentro de los sótanos.

—Sí...

Ashtaria y yo continuamos movilizando al resto de las personas que aún siguen con vida; mientras lo hacemos vuelvo a sentir esa preocupación que siempre me atormenta, no dejo de vigilarla, de vez en cuando la busco con la mirada para asegurarme que ella esté bien y que no sea golpeada por alguno de esos disparos.

—Ya estos son los últimos sobrev... —no me salen las palabras.

«¡¡Maldición!!, duele... duele mucho».

—¡¡¡Kiharu, no!!!

Un disparo me ha alcanzado, siento como todo mi cuerpo es golpeado y es electrocutado hasta paralizarme y ahora... voy callen....

—Por favor, me... sustancias de...

«No escucho bien... ¿Quién será?»

El fuerte frío y la dulce voz de una mujer me traen de vuelta... ¿pero a dónde…?, ¿dónde estoy?, no logro ver con claridad, todo es tan opaco, tan borroso.

—Esto va a ayudar... sí... gracia.... —reconocer la voz de esa mujer es imposible, mis sentidos se han vuelto un desastre.

—El pulso... está estabilizando...

Son varias personas, me están revisando el cuerpo y ahora puedo sentir que estoy sobre una camilla.

Entonces no estoy muerto. Sí... ya puedo verla mejor... es ella.

—Señorita Neefar, el paciente está recobrando los sentidos.

Neefar, líder del centro médico más importante de Mikadea, me tiene bajo el cuidado de varios médicos.

—¡Kiharu!, ¿me escuchas con claridad?

—Sí, Neefar.

—¿Y tu visión?, ¿todo bien?

Está revisando mis ojos con una pequeña linterna.

—Sí... todo bien.

«¡Algo, algo muy importante acabo de recordar!».

—¡¡¡ASHTARIA!!! —he gritado tan fuerte provocando que todos los médicos corran a sostenerme y así, evitar que caiga de la camilla.

—Sshh… ¡Calma!, ella está atrás de ti.

Necesitaba asegurarme de que ella estuviera bien... y sí, lo está. La veo sentada con sus piernas cruzadas sobre un sillón.

—¡¿Estás bien?! —le pregunto a Ashtaria.

—Tranquilo, estoy bien —esa dulce y gentil sonrisa logra tranquilizarme.

«¿Cómo haces para controlar mi estado de ánimo de tal manera, Ashtaria?».

—Si no fuera por Ashtaria estarías muerto... ella me contactó enseguida y fui a buscarlos — dice Neefar al verme preocupado por ella.

—Si no fuera por Neefar, también estarías muerto, ella usó la última sustancia XT en ti — Ashtaria le sonríe de forma gratificante y ella me oculta su rostro sonrojado.

—Ustedes dos me han devuelto la vida. Estaré agradecido eternamente.

La sustancia XT regenera el cuerpo aun cuando esté en el peor estado. No es fácil de conseguir, pasaran miles de eclipses antes que se pueda conseguir otra.

—Kiharu, no dudaría en usar el XT contigo. No solo eres mi compañero de la élite, eres mi amigo —lo dice aun ocultándome su rostro.

—Srta. Neefar, tenemos otro paciente que está entrando en estado delicado.

—¡Listo, voy…! Chicos, los dejo. Cualquier cosa me llaman... Ah, por cierto, Kiharu, estarás en observación dos horas más.

—Ok... que pereza.

Veo el rostro de Ashtaria y se ve muy aliviada, supongo que también debe estar algo cansada. Ya es muy tarde como para seguir despierta, debería irse a dormir.

—Ashtaria...

—Vaya susto que me diste, prácticamente estabas muerto.

—¿Tan mal estaba? —le pregunto algo sorprendido.

—Oye, te cayó encima toda la energía de un relámpago... y no estoy exagerando.

—¡Wow...! un relámpago. ¿Los invasores, quiénes eran?

—Nunca lo supimos, los pocos que quedaron vivos salieron huyendo y no logramos atraparlos.

—Ohm... ya veo.

—Sabes... luego de que recibieras ese disparo tomé tu cuerpo y esperé por Neefar dentro de un restaurante, me quedé ahí tan acobardada, oculta de todos —lo dice en un tono deprimente.

—Ya que estabas en un restaurante supongo que pediste las comidas del grupo —trato de animarla y así lograr sacarle una leve sonrisa.

—No sabes cuanta hambre tenía —ha soltado algunas risas—, todo olía tan bien y todo estaba tan destruido...

—Ashtaria, ¿aún no comes nada?

—Ya comí, compré algo al llegar aquí.

—Y yo que iba a pagar tu cena... —lo digo en un tono deprimente, pero enseguida se me ocurre algo que me anima—. ¡Acordemos algo!

—¿Qué?

—Mira, conozco un excelente restaurante en el centro de la ciudad. Si mañana encontramos un sistema planetario con suficiente oro, te invito a cenar en ese restaurante.

—Uhm… interesante. Ok, me encantaría conocer ese lugar.

Si crees en la magia es porque conoces a Ashtaria, ella tiene un encanto que hace que todo lo que la rodea parezca… mágico, y es que entre esa magia ya me he perdido, me siento completamente atrapado en ella.

—Ok, perfecto. Verás que mañana será un gran día —estoy tan feliz que mi sonrisa no me deja ocultarlo.

Ya han pasado las dos horas y Ashtaria decidió quedarse todo ese tiempo haciéndome compañía. Hemos hablado de todo un poco, incluso del discurso que tengo que dar mañana en el gran podio. Realmente me hace feliz tenerla hoy tan pendiente de mí, me siento muy afortunado.

—Bueno, es hora de regresar a casa —dice mientras se levanta del sillón.

—El sistema de portales está caído, ¿tienes cómo regresar a tu casa?

—Sí, Handul va a venir a recogerme, ya sabes, él tiene las naves de corto viaje a su disposición.

—Ah, sí, perfecto —digo eso con amabilidad, pero por dentro ardo porque resulta que Handul siempre está muy metido en la vida de Ashtaria.

Puedo escuchar que alguien viene caminando y Ashtaria también lo ha notado, se trata de Neefar que ha abierto la puerta y entrado a la habitación.

—¿Listo para regresar, Kiharu?

—Si, por favor. Extraño mi cama.

—Bien, déjame revisarte una última vez.

Luego de revisar mis oídos y mi sistema cardíaco, ella se dispone a revisar mis ojos. La veo tan cerca de mí que puedo contemplar cada tono en sus ojos, un turquesa hermoso. Su nariz perfilada, sus labios rojos y de grosor perfecto son esos detalles que suelen enamorar a cualquiera. Es tan despistada y tímida que nunca se ha dado cuenta de la cantidad de hombres que la desean.

—Kiharu, ya llegó tu hermano, le diré que te envíe un transportista. ¡Nos vemos mañana, descansa!

—Gracias, igual descansa, Ashtaria.

La veo salir por la puerta de la habitación y el sonido de sus pasos se van perdiendo entre el silencio incomodo que hay entre Neefar y yo.

«Ashtaria, espero y no olvides lo que acordamos, yo realmente quiero llevarte a conocer ese restaurante, así que mañana buscaré oro hasta en la más lejana estrella solo para pasar una hermosa noche contigo».

—Kiharu… Ahora que Ashtaria no está,  me gustaría hablarte sobre algo.

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