1 Giros de la vida y mi gran decisión I

Ya estábamos cerca de mi cumpleaños y mi madre había pedido que fuera ese día a casa ya iba a cumplir mis 28 años y como en mis otros cumpleaños no fui accedí a ir pero no podría quedarme ya que los osos habían hecho planes para el siguiente día, Paula con tono algo triste accedió sabía que también era especial para los osos y entendía el sentimiento.

Al día siguiente me paré muy temprano y di una gran vuelta con Trueno, y así aprovechaba de ver a los Jaguares y pasear cerca del árbol, luego de un rato de caminar subí a los árboles cercanos por 2 manzanas, y mientras muerdo la mía le daba la otra a Trueno, note como a su manera reía y yo en gesto cómico le decía que tenía hambre, como estábamos de regreso pensé en hacer un gran desayuno, pero al ver mi casa vi a Cedric y a su caballo llegar, ya al llegar me dijo

Cedric: Lo lograste, aunque eres mala porque quería ver esa aceptación.

Reí antes su comentario y decidí hacer comida para los caballos y para nosotros 2 mientras le contaba de los Jaguares y este sonreía feliz e iba a conocerlos.

En su regreso lo veo feliz y hace un giño con gesto de aprobación y me dice: por cierto princesa feliz mayoría de edad.

Recordé que para los Elfos ya era mayor de edad, aunque como humana ya había pasado esa edad que era a los 20 años, me dio una linda cajita de madera, con 2 aretes de caída larga en forma de rombo con una piedra de cuarzo rosado, y en la caída una pluma de ave de 3 tonos azul, negro y amarillo y me dice a modo de curiosidad

Cedric: ¿Qué planes para hoy?.

Sonreí y le dije: mamá quiere que este con ellos un rato y acá los osos me harán un banquete -hago una leve pausa y con gesto curioso pregunto- ¿Por qué?.

El sólo ríe y me dice: iré contigo… además ese no es tu único regalo de cumpleaños.

Lo mire curiosa a el, luego a su caballo y por último al mío que si adivinara su gesto creo que era igual al mío, cerca de la hora me cambié de ropa pero no me quite la tiara, me puse unas licras negras con manchas blancas, una franela larga sin mangas de color gris, un suéter sin capucha de color blanco y botas negras, deje mi cabello suelto y dejando todo preparado para los animales me fui con Cedric al portal.

Al llegar a casa note mejor a Cedric, y vi algo diferente de su ropa de cazador y era una capa algo corta con el dibujo de la luna, en color plateado sobre su capa azul marino y un cubierto de pelo falso de color marrón oscuro, me recordaba a su cabello que ahora era algo largo y siempre que podía jugaba con su cabello, en casa aún estaban dormidos así que fuimos a la cocina y busque algo dulce para ambos, pero sólo conseguí unas papas fritas y un jugo de durazno, así que lo subí a mi cuarto y me contó lo ocurrido en su clan y sus planes de querer cambiar unas cosas.

Le comenté que algunos cambios son buenos raras veces, pero la idea no es perder las viejas costumbres, me hizo sonreír al decirme que me parecía a una druida de ellos llamada Alessa ya que ella le había dicho lo mismo y eso me hizo muy feliz.

Me asombró cuando me comentó que le había hablado a ella de mi del todo de como era en general, y ella le había dicho que aunque fuera humana físicamente parecía una elfo interiormente y que le haría muy feliz conocerme. Sabía que eso sería difícil ya que por lo que me había comentado el no les agradaba los humanos, y en parte les daba la razón ya que había conocido mundos donde los humanos eran crueles hasta con ellos mismos y eso me daba dolor.

Decidí que era bueno cambiar el tema así que le pedí que me contará de su segundo regalo pero insistía que aún no era el momento, así que le pedí que me contará del paisaje de su tribu y el clima, con sólo describirlo me fue fácil imaginarlo y tenía ganas de ir pero sabía que todo debía ser a su tiempo.

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