1 Caperucita Roja

La oscuridad se cernía en aquel bosque el cual había perdido cualquier señal de luz en cuanto el sol se oculto en el horizonte, los suaves cantar de las aves y el ruido relajante que daba ahora se habían convertido en un pesado silencio que solo era roto por unos sonidos extraños proveniente de lo profundo de la oscuridad, mis piernas apenas tenían suficiente fuerza para seguir avanzando y no porque tuvieran algún mal o por el cansancio que aunque presente no era tan amenazante, lo que apenas me permitía moverme era el miedo que se apoderaba de mi cuerpo con cada paso que daba, no sabía dónde estábamos o a donde nos dirigíamos pero sabía una cosa, teníamos que seguir avanzando, el miedo que me hacía difícil avanzar también era lo que me impulsaba ya que aunque lo que teníamos en frente era una oscuridad total sin rumbo, sabía que lo que sea que tuviéramos detrás era incluso peor.

- Hermano... tengo miedo... - Una temblorosa voz detrás mio sonó por lo bajo.

- Lo se, falta poco tranquila. - Me volteé a encarar con un intento de sonrisa a mi pequeña hermana.

Ella era quizás también una de las razones por la que debía continuar avanzando, su temblorosa mano que sostenía con la mía casi jalándola para que me siga era un recordatorio de que no podía detenerme, no solo por mí si no por ella quien estaba visiblemente más aterrada y confundida, ella apenas acababa de cumplir doce años, era apenas una niña todavía y aunque yo solo era un año mayor debía actuar como el hermano mayor, debía darle confianza y seguridad aunque yo mismo no tenía estas, no al menos en este lugar. Mientras continuábamos avanzando el silencio del bosque se volvía cada vez mas notorio siendo lo único que se podía escuchar el crujir de las hojas de mis pasos y el de mi hermana, yo no lo sabía en ese momento pero ese silencio era una señal, la señal de que nos acercábamos a una zona en la que incluso los animales y las bestias nocturnas no deambulaban pero para unos simples niños como nosotros era imposible saberlo, al voltear a ver a mi hermana nuevamente podía verla con su mano libre apretada en un puño contra su pecho mientras ella miraba atemorizada hacía los lados para luego notar que la estaba mirando, cuando nuestras miradas se cruzaron nuevamente intente sonreír de la manera mas tranquila posible esperando transmitirle algo de esa falsa tranquilidad.

- No te preocupes, todo estará bien.

Repetí algo que había estado diciendo desde que despertamos en aquel bosque cuando el sol aun estaba en lo alto y cada vez que lo repetía sonaba más y más falso, lo sabía, lo sabía muy bien, pero no podía hacer o decir nada más solo podía seguir repitiendo esa mentira intentando no solo convencerla a ella si no también a mi mismo de eso, de que "Todo estaría bien". En medio de eso un crujido de hojas hizo que me detuviera en seco deteniendo también el caminar de mi hermana que algo confundida y preocupada se asomo levemente de detrás mío.

- ¿Qué pasa herma-...?

No pudo terminar su pregunta ya que a pesar de la oscuridad pudo vislumbrar la razón por la que me detuve, una figura humana se cernía en frente nuestra ¿Cómo pude no verla? Sé que la oscuridad del bosque sumada al cielo nublado no me dejaban ver bien pero era muy cuidadoso a la hora de avanzar, ademas aunque no lo hubiera visto tampoco lo escuché en ningún momento ¿Acaso estaba allí de pie sin moverse hasta que nos acercamos? Podía sentir como mis piernas temblaban y el sudor frío de mi frente caía mientras esa figura solo estaba ahí de pie observándonos en silencio, dí un paso hacía atrás y abrí mis labios a punto de decirle a mi hermana que corra cuando las nubes despejaron el cielo y la luna iluminó entre las ramas y hojas que tapaban el cielo lo suficiente como para poder ver más claramente lo que teníamos en frente y aunque la primera reacción involuntaria que tuve fue de sorpresa y miedo, pronto me dí cuenta que a quien teníamos delante era una persona, un señor de metro y medio nos observaba quizás tan sorprendido como nosotros por habernos encontrado en medio del bosque y en plena noche. Aún cuando entendí que este era otra persona como nosotros no pude evitar sentir algo de miedo y desconfianza por la extraña situación en la que lo habíamos encontrado y por su apariencia demacrada, su rostro arrugado por la vejez parecía más una mascara de goma que una cara más aun cuando veías uno de sus ojos que aún bajo la luz de la luna se veía totalmente en blanco, también se encontraba encorvado y esta era la razón de que a simple vista no midiera más de metro y medio, todo esto emanaba una vibra de inseguridad pero quizás lo que más emanaba ese aire atemorizante era aquella sonrisa calmada que nos ofrecía, sonrisa que en sus arrugados labios era más una mueca amorfa y aterradora, dí otro paso hacía atrás sin saber que debería hacer, mi sentido común y todos mis instintos decían "Corre" pero llevábamos en este bosque desde el amanecer y no habíamos visto ni una sola persona o siquiera un sendero que seguir por lo que esta podría ser una oportunidad única de saber donde estábamos o incluso como salir de allí por lo que aun sin bajar la guardia y apretando con algo de fuerza la mano de mi hermana que estaba sin palabras ocultándose detrás mío, tragué saliva y me dispuse a hablar pero aquel extraño se me adelantó.

- Vaya, es raro ver a dos niños por este lugar y más aun a estas horas. - Su voz sonaba áspera y algo ronca pero tenía un leve tono juguetón o jovial, como si disfrutara el habernos encontrado. - ¿Están perdidos?

Que él hablara primero me había tomado por sorpresa pero pronto me recuperé, sentía en cada hueso de mi cuerpo que el decirle que estábamos perdidos y solos en este bosque era una mala idea pero a estas alturas mentir no serviría de nada, él no lo creería y nosotros no ganaríamos nada, así que me resigne a decir la verdad mientras me aseguraba de cubrir con mi cuerpo a mi hermana.

- Si, estamos algo perdidos... en realidad ni siquiera sabemos como llegamos aquí.

El anciano solo largo una áspera carcajada antes de contestar.

- Si supieran como llegaron aquí no estarían perdidos. - Luego de decir esto alzó su mano señalando en una dirección. - Si caminan en esa dirección deberían encontrar un sendero, solo deben seguirlo.

Esa fue una ayuda bastante inesperada por lo que no podía evitar aun dudar de la palabra del anciano y este parecía haberlo notado por lo que continuo hablando quizás solo desvariando, buscando alargar la conversación o intentando calmarme al verme aun no del todo convencido.

- Me encantaría acompañarlos pero ya no soy el joven cazador que era antes - Mientras decía esto paso a señalar su ojo falto de pupila. - Luego de que el Lobo Feroz me quito este ojo supe que era momento de retirarme.

A pesar de hablar de algo así lo decía con total calma, ademas de que no era casualidad de que mencionara su ojo ya que debía entender bien que eso era algo de lo que más asustaba de su apariencia, sin embargo yo tenía en mente algo más que había mencionado.

- ¿Lobo Feroz? - Pregunté desconcertado.

Era una manera muy precisa de referirse a un lobo, casi como si este fuera su nombre, ante mi pregunta el anciano parecía algo extrañado.

- ¿No son de por aquí verdad?

En cuanto dijo esto me congelé por unos instantes, quería darle la menor cantidad de información posible y accidentalmente con mi pregunta le había dado más, ante el nerviosismo no pude pensar en ninguna respuesta y solo me quede callado sin saber que responder, él obviamente pudo notar eso pero no parecía darle mucha importancia ya que continuo hablando sin esperar por mi respuesta.

- Esta zona del bosque es especialmente peligrosa y prohibida incluso para los adultos ya que se dice que aquí vive una bestia que caza humanos sin piedad, no le importa si son mujeres, hombres, niños, adultos, los caza sin piedad... y digo caza porque ni siquiera los devora, solo los asesina y destroza los cadáveres, es una bestia feroz e insaciable, al mismo tiempo se corrió el rumor de que varias personas habían visto a una gigantesca criatura con apariencia de lobo, por eso surgió la leyenda del "Lobo Feroz". - A medida que iba contando esto comenzó a darse la vuelta dándonos la espalda y volteándose a verme. - Aunque yo se mejor que nadie que no es una leyenda...

Al decir esto sentí que su ojo blanco el cual no podía ver la luz nunca más me miraba fija y directamente por lo que inconscientemente di un paso hacia atrás chocando suavemente con mi hermana, al ver esto el "cazador" solo soltó una leve risa y volvió a mirar al frente dándonos la espalda completamente.

- Me gustaría llevarlos conmigo pero voy a un lugar al cual es peligroso llevar niños, así que es mejor que vayan por su cuenta, cuida bien de tu hermana pequeño.

Diciendo aquello aquel viejo cazador comenzó a caminar alejándose lentamente de nosotros quienes solo lo veíamos con una mezcla de emociones diferentes, en ese momento noté nuevamente que los pasos de este eran realmente silenciosos, eran los pasos de un cazador. No podía perder más tiempo por lo que sin esperar mucho más comencé a caminar en la dirección en la que nos había dicho, jalando conmigo a mi hermana quien había estado en silencio durante toda esta breve charla.

- Él... es una persona amable... - La tímida voz de ella me llegó desde atrás mientras caminábamos.

- Si...

Era cierto, había sido bastante amable a su manera con nosotros incluso sabiendo que estábamos asustados de él e intentando cambiar eso con cosas como su breve explicación sobre su ojo, sin embargo por alguna razón no podía sentirme del todo tranquilo, no podía quitarme de la cabeza esa sonrisa, esa mueca, no solo porque fuera solo aterradora si no porque detrás de lo extrañamente sombría que era esa amable sonrisa había algo que sentía estaba mal, algo que no me dejaba confiar en él...

Aun con esa incertidumbre en el corazón continuamos nuestro camino por el oscuro bosque, ya llevábamos más de una hora caminando y la luna nuestra única compañera se ocultaba detrás de las nubes y volvía a salir de manera irregular por lo que de a momentos podíamos ver con claridad y de a momentos avanzábamos completamente a ciegas, en uno de esos momentos a oscuras comencé a notar un curioso y extraño aroma metálico en el aire, no podía ver de donde provenía pero si podía seguir el aroma hasta su fuente la cual era a nuestra derecha, ese curioso aroma me causo intriga ya que lleno de deseos de encontrar algo que nos de alguna esperanza pensé que podría tratarse de un letrero o algún tipo de señal, pero no estaba tan desesperado aun como para no estar atento y ser cuidadoso por lo que intenté divisar entre las sombras qué era lo que emanaba ese aroma, el aroma parecía venir del suelo, no, no solo del suelo, ¿Qué era? Forcé mi mirada para distinguir mejor aquello que parecía ser la fuente de esto y justo en ese momento mis ojos se abrieron de par en par, las nubes despejaron la mitad de la luna iluminando una imagen que me heló la sangre y revolvió mi estomago, estaba en shock pero algo me sacaría de este.

- ¿Qué pasa hermano?

Nuevamente la tímida voz de mi hermana me devolvió a la realidad y mi prioridad fue voltearme hacia ella apresuradamente.

- ¡No mires! - Grité sin pensar en la situación.

Mi grito la asustó por lo repentino que fue pero no podía dejar que ella viera eso, detrás mio se encontraba el cuerpo de una persona, no, los restos de uno ya que aquello incluso dejaba de parecer humano de lo deformado que estaba, era un cuerpo sentado en el suelo y recostado contra un árbol pero su apariencia estaba lejos de la de un humano, tenía el tórax abierto dejando entrever las entrañas de este que sobresalían lo suficiente para caer hacia afuera por los lados, sus brazos y piernas no eran mas que muñones ensangrentados hasta los codos y las rodillas y lo que era aun peor era su rostro, aquel "Rostro" carecía de mandíbula inferior y unos manojos de carne colgaban desde lo que deberían ser sus mejillas, como si alguien hubiera arrancado su mandíbula con fuerza bruta, sus ojos eran solo dos cuencas ensangrentadas de las cuales aquel liquido rojizo aun goteaba... espera ¿Aun goteaba? El crujir de las hojas a mis espaldas me congeló, algo se encontraba allí, algo grande, podía sentirlo, podía escuchar su respiración, a mis espaldas detrás del cadáver, detrás del árbol en el cual este estaba apoyado, una criatura dejaba escapar el aire de entre sus fauces, volteé lentamente para encontrar con horror que la sombra que formaba el árbol era opacada por la gigantesca figura cuadrupeda que se cernía detrás de este, debía medir más de dos metros y cada vez que exhalaba dejaba salir un sonido macabro ¿Nos había escuchado? ¿Por eso había regresado? Mi grito debió haber llamado su atención, esto era malo, podía sentir el terror que invadía mi cuerpo sin embargo me di cuenta de algo, esa cosa no nos había visto aun o no era consciente de nosotros gracias al árbol que se encontraba entre ella y nosotros, pero ¿Y el olor? En ese momento lo entendí al ver el cadáver nuevamente, la sangre. Como estábamos justo al lado del cadáver con el que seguramente fue su primera víctima parecía no detectar nuestro aroma que era borrado por el de el cuerpo, esa era nuestra única salvación por lo que jalé la mano que aun sostenía de mi hermana para acercarnos aun más al cuerpo y antes de que mi consciencia y pudor me detuviera nos arroje a ambos para caer sentados en medio del charco de sangre que había dejado ese cuerpo allí, apoyando mi espalda contra el mismo cadáver, la sensación carnosa y húmeda combinada con aquel aroma me estaba matando pero sabía que ser descubiertos por esa criatura era aun peor.

- ¿Qué esta...?

Tape la boca de mi hermana con una mano mientras la apegaba hacía mi y le hacía señas con la otra mano de que no hiciera ruido, al apegarla contra mi al menos evitaba que sienta directamente el cuerpo pero no podía evitar que sintiera la sangre que aun estaba húmeda pero esperaba que ella no se diese cuenta de lo que estaba ocurriendo o al menos no en detalle ya que por su mirada asustada y preocupada podía decir que se dio cuenta de que algo malo ocurría y solo asintió con la cabeza mientras se acurrucaba contra mi pecho. En medio del silencio total la respiración de aquella bestia era aun más clara al punto de que mi hermana quien no había comprendido del todo la situación comenzaba a entenderla, mi corazón estaba acelerado mientras todo lo que podía hacer era aferrarme a mi hermana y rezar para que esa cosa no se percate de nosotros sin embargo si había vuelto hasta aquí no se iría tan fácilmente, escuché como comenzaba a moverse dando lentos pasos uno tras otro, moviéndose lentamente pasando de estar detrás nuestro y del árbol a casi nuestra derecha, estaba rodeando el árbol, si seguía avanzando de esa manera pronto nos encontraría, no, ya desde donde se encontraba debería ser capaz de encontrarnos ya que si esa cosa era algo similar a un lobo la oscuridad de la noche no la cegaría como nosotros, era cuestión de que girara su vista hacía nosotros y nos encontraría después de todo aunque mi hermana cerraba sus ojos con fuerza yo los tenía totalmente abiertos y era capaz de ver esa bestia fija y claramente ya que en un capricho de la noche las nubes volvieron a despejar aquella luna que antes era nuestra compañera y ahora nuestra verdugo, esa cosa era una bestia a cuatro patas con unos colmillos que parecían poder destrozar huesos de un solo bocado, su pelaje gris era grueso y duro, ligeramente erizado, no era como el pelaje de una mascota era el pelo de algo que nacido para luchar, de un predador, sus patas musculosa acababan en unas filosas garras y todo esto sumado al gran cuerpo qué dejaba pequeño incluso a cualquier adulto nos hacía ver a nosotros como dos pequeños bocados para eso, estaba tan absorto observando la amenazante apariencia de esa cosa que no me percaté hasta que era muy tarde que aunque estaba de perfil el ojo que daba hacía nosotros nos miraba fijamente, una mirada penetrante e inyectada en sangre, se acabó, nos había visto no había duda, cerré mis ojos con fuerza mientras abrazaba el cuerpo de mi temblorosa hermana y me preparé para lo peor sin embargo el siguiente crujir de las hojas no sonó en la dirección de donde estaba aquel gigantesco lobo si no que nuevamente desde detrás del árbol a nuestras espaldas, algo, no, alguien había llegado y aunque tenía los ojos fuertemente cerrados podía notar solo por el ruido de sus pisadas que no era una criatura enorme como el "Lobo Feroz" si no que era algo más pequeño, del tamaño de una persona quizás, estaba a punto de abrir los ojos para ver qué o quién había llegado un repentino golpe en el suelo justo a nuestra derecha me hizo apretar mas los ojos, esa cosa se había movido de manera tan abrupta y potente que el golpe en el suelo que dieron sus patas era estremecedor, lo siguiente que escuché fue el ruido de carne siendo cortada y desgarrada seguido de el aterrizaje de esa cosa, aterrizaje que fue mas estrepitoso de lo que esperaba. ¿Que tan grande y pesada era esa bestia? En medio del silencio una voz femenina y agonizante se escuchó.

- Tu...sin duda eres la criatura más cruel y feroz de este bosque... matas por placer y juegas con los cuerpos de tus victimas, atacas indiscriminadamente... - Aquella voz femenina era una voz suave que iba perdiendo lentamente su fuerza pero aun así mantenía determinación, era la voz de alguien que quería proteger algo. - Alguien debe detenerte... un monstruo como tu no puede andar suelto por ahí... no puedes herir a más familias... yo...

Sin embargo aquellas palabras fueron cortadas por el aquel ruido de carne desgarrada nuevamente y luego... silencio, nada más que un profundo seguidos de unas pisadas que se alejaban lentamente hasta dejar de escucharse, mi hermana lloraba en mis brazos mientras que yo solo podía observar el cielo con una expresión de horror y desconcierto, no solo por lo bizarro y cruel de toda la escena, no solo por el hecho de haber estado a punto de morir, no solo por el gigantesco charco de sangre que solo crecía a nuestro alrededor... si no porque aquellas pisadas que se alejaron eran unas pisadas suaves, alegres y... pequeñas, pisadas seguidas de una alegre y juguetona risa que parecía venir de una joven chica que aunque yo no pudiera ver llevaba una capucha de un color rojo oscuro, guindo, un color nada brillante y podrido, el color de la sangre al secarse... una caperuza roja.

Nosotros no lo sabríamos, nosotros no lo entenderíamos, pero aquella mañana el bosque lloraría por las muertes que tuvo que ver, lloraría por los ataques que comenzaron a ser más frecuentes, a cobrar más victimas y aún peor, lloraría por la muerte del guardián que intentaba detener a este "Lobo Feroz".

avataravatar
Next chapter