1 u n o

Divino, inquebrantable, pacífico. Así era el cielo, con ángeles descansando plácidamente en nubes de algodón, paisaje a los rayos dorados por el horizonte, sin pecados, sin problemas, solo el paraíso y arcángeles.

Horrible, depresivo, atroz. Así era el infierno, con diablos comiendo almas en las penumbras, paisaje a kilómetros y kilómetros de solamente llamas incandescentes, pecados capitales, sangriento, habitado por las tinieblas y demonios.

Todo estaba en equilibrio, existía el bien y el mal, pero antes de llegar a igualar la balanza existió un conflicto en el paraíso hace varios milenios atrás.

Cuando solo la paz reinaba en el paraíso, y los arcángeles cantaban felices, ayudaban a realizar milagros en la tierra, existió también quien los gobernará llamado dios.

Dios tuvo 7 hijos, eran los ángeles más poderosos, pues, obtuvieron cualidades únicas.

Un día Samael, el 5to ángel, decidió hacer una rebelión contra su propio padre, reunió a otros ángeles de menor poder y con ello pensó que sería suficiente. Pero fracasó y con ello perdió sus alas, arrancadas vilmente de el, obtuvo cuernos, todo su ser envuelto en llamas junto a otras desfiguraciones más y lo mandó al infierno donde estaría condenado hasta el fin de los tiempos a reinar el inframundo.

Los ángeles que le acompañaban se volvieron demonios, y con ello el reino de ahora Lucifer estaba terminado.

Milenios después de aquella guerra el diablo habría conseguido tener solo 2 progenitores, pero el único que importaba era el hijo más chico, llamado Harry.

Harry cuando apenas había nacido poseía grandes poderes que todo demonio mataría a miles y miles de ángeles solo para poseer un poco de sus exquisitos dones.

Aprendió rápidamente a aprovechar todos y cada uno de ellos, desde convertirse en tu peor pesadilla con la cara desgarrada, sangrienta y quemada, hasta poder crear cualquier método de tortura que pudieras pensar.

Mientras tanto en el cielo, la vida seguía siendo maravillosa, nada infame había vuelto a ocurrir desde aquel día en que el Ángel más hermoso se había revelado.

Un día en específico, había nacido un nuevo Ángel en su cuna de nubes y bajo los rayos del Sol mañanero, un pequeño querubín llamado Louis, su tez poco bronceada contrarrestaba con las nubes a su alrededor y sus ojos combinaban con el azul del cielo.

Siempre destacó por ser muy bondadoso, humilde, servicial y sensible, era único e inolvidable.

Por ello se había ganado años después el poder descender a observar el mundo de los humanos, con la condición que concediera favores al que más lo necesitará, iluminará al que viera y repartiera armonía por donde pasará aunque los humanos no pudieran contemplar tal maravilla.

Era algo que no todos podrían gozar de hacer, ya que muy pocos ángeles tenían ese poder, pero Louis finalmente había sido recompensado con ello.

En cambio, Lucifer hacía algo similar, solo para hacer enfurecer al de más arriba y juguetear un poco con los humanos inservibles.

Dejó a los demonios el trabajo de ir a hacer miserables las vidas de las personas,entrando en sus sueños, haciendo cosas malas moralmente, inclusive matando solo por mera entretención del dios malévolo.

Y claro, su progenitor estaba incluido en dicha tarea.

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