1 El contraataque

Translator: Nyoibo_Studio

—Señorita Smith, está embarazada. 

Las palabras del médico fueron como un trueno, haciendo que los ojos de la somnolienta Nora Smith se abrieran de golpe mientras preguntaba: —¿Qué? ¡¿Cómo puede ser posible?!

Aunque tenía diecinueve años, ¡nunca había intimado con nadie del sexo opuesto! Sin embargo, el médico le entregó el informe. 

—Ya estás en el cuarto mes de embarazo. Tu salud no es estable, así que no podrás inducir el parto quirúrgicamente. Solo te queda tener un parto natural. 

Nora volvió a casa aturdida. Después de que su padre la regañara, buscó en las cámaras de vigilancia, solo para descubrir que cuatro meses atrás, en efecto, ella se había quedado en la casa debido a su enfermedad, ¡y no había salido en absoluto! 

Sin embargo, la gente de fuera no se lo creía. Todos se burlaban de ella en secreto:

—Su barriga está enorme, y aún así sigue dando excusas y diciendo que no se ha metido con ningún hombre. Los Grey son tan lamentables. ¡¿Por qué tienen que estar ligados a una persona así?!

—Siempre ha sido gorda y fea, y su origen familiar tampoco es muy bueno. Fue una bendición de toda la vida que pudiera ascender en la escala social por tener una conexión con los Grey. Ahora que se ha quedado embarazada antes de casarse, de seguro ellos romperán el compromiso, ¿no?

En medio de todas las especulaciones, Anthony Grey hizo una visita a los Smith. En ese momento, el vientre de Nora ya estaba abultado. A los ocho meses de embarazo, era lo tan grande como para que ya no viera sus pies. 

En el estudio, el padre de Nora preguntó con cautela: 

—Anthony, ¿estás pensando en romper el compromiso?

Anthony dio una respuesta inesperada: —¡No, mi abuelo se niega!

Los Grey eran una familia rica y poderosa de primera clase, mientras que ellos, los Smith, eran solo de clase media. Aunque aprovecharan la oportunidad de romper el compromiso, nadie podría criticar a los primeros por tomar esa decisión. 

Pero, al negarse a romper el compromiso, ¿qué pretendían? Cuanto más pensaba Anthony en ello, más se enfadaba. Maldijo irritado: —Su cara de cerdo siempre me disgustó, y ahora incluso está embarazada de otro tipo. ¿Por qué tengo que ser yo el héroe que asuma la responsabilidad?

El padre de Nora comentó de inmediato: —No te preocupes, Anthony. Me desharé del bebé después de que dé a luz. 

Nora, que había permanecido callada todo el tiempo, levantó de repente la cabeza y se negó: 

—No. 

En los últimos meses, había pasado de dudar a no saber qué hacer, y luego a aceptar la realidad a regañadientes. Cada día que pasaba podía sentir con más claridad los latidos de su bebé, y ya hacía tiempo que había desarrollado sentimientos de madre. Pensaba que era un inocente que no debía ser abandonado. 

¡Ella quería dejarlo todo! 

Pero fue en ese preciso momento cuando de repente sintió oleadas de dolor y contracciones en su abdomen. Ella... ¡¡¡Estaba a punto de parir!!!

- —

Cinco años después. 

—Mami, despierta. El avión está aterrizando. 

La estridente voz hizo que Nora abriera los ojos. Lo primero que vio fue un rostro delicado, adorable e infantil.

Los grandes ojos de Cherry Smith parecían uvas. Parpadeó y apoyó la barbilla en las manos. 

—Mamá, ¿hemos vuelto a Estados Unidos para buscar a papá?

Nora se estiró y se sentó con pereza en su cómodo asiento de clase ejecutiva. Recordó con tono tranquilo: —No tienes padre. 

Cherry suspiró como si fuera una adulta. 

—Ya no soy una niña de tres años. No voy a creer tus tonterías. ¿No tengo padre? Seguro que no salí de una roca, ¿verdad?

—…

Nora no respondió, mientras se recogía el pelo que suelto le llegaba hasta los hombres. Su piel clara y su nariz respingada, junto con sus labios sonrosados y su grácil figura, la convertían en una bella mujer que llamaba la atención de todos en el avión. 

Cherry siguió murmurando insatisfecha: —Si no es para buscar a papá, ¿es para encontrar a mi hermano mayor?

«El hermano mayor...» Un destello frío pasó por los ojos almendrados y abatidos de Nora.

Ese año, había dado a luz a un par de gemelos: Un niño y una niña. Sin embargo, el padre de Nora hizo caso omiso de sus deseos y se deshizo por la fuerza de ambos bebés. Ella había salido de la sala de partos y luchado con todas sus fuerzas. A pesar de ello, solo había conseguido salvar a Cherry.

Después de eso, incluso entró en estado crítico. Si su tía no se hubiera apresurado y la hubiera llevado al extranjero para recuperarse, de seguro ya no estaría viva. 

Tuvieron que pasar cinco años antes de que se recuperara. Su obesidad, causada por el uso erróneo de hormonas durante su infancia, también llegó a su fin. 

Fingió que su regreso a los Estados Unidos se debió a que los Grey habían aceptado al fin cancelar el compromiso, por lo que ella había ido a ocuparse de los asuntos. Sin embargo, lo más importante era seguir buscando a su hijo.

Media hora después, el avión se detuvo por completo. Nora dejó que Cherry se sentara en la maleta. Luego, caminó mientras la empujaba hacia adelante.

Nada más encender el teléfono, recibió una llamada. Al otro lado de la línea había una voz frívola pero animada: 

—¡Anti, tienes que tener cuidado!

—¿Por qué? —preguntó Nora con tono despreocupado. 

—Justin Hunt, el jefe de la familia número uno de Estados Unidos, está recopilando información personal tuya de todo el mundo. No se dará por vencido hasta que te encuentre. 

—La voz sonaba un poco como si la persona que hablaba estuviera feliz por ello. 

—Oh…

—Anti, antes vivías en el extranjero y no estabas en su territorio, así que pudiste evitarlo. Pero ahora que has vuelto, ¡ya no podrás escapar! Como el cirujano más prestigioso del lugar, ¿no puedes tratar la enfermedad de tu abuela? He oído que Justin Hunt es muy generoso, e incluso es un hombre tan guapo que es difícil encontrar uno como él. Tal puedan incluso desarrollar un romance de telenovela. 

Nora bostezó con pereza.

Los Hunt eran una gran familia con un gran negocio. Las relaciones interpersonales de sus miembros eran complicadas. Tratar la enfermedad de alguien de allí podría incluso acabar implicando la lucha por el poder y la herencia. ¿Por qué iba a involucrarse en los conflictos de esos ricos y poderosos? 

Ella estaba de vuelta en los Estados Unidos para buscar a su hijo. No debía causar ninguna complicación.

Al acercarse a la salida, Divisó de repente una figura conocida en la sala de recepción. 

Respondió con displicencia: —No tengo la suerte de disfrutar de esa belleza. 

Después de colgar, se metió el teléfono en el bolsillo y bajó la mirada con desdén. No esperaba ver a un viejo conocido tan pronto.

Un hombre se encontraba en un lugar destacado a la salida del aeropuerto. Llevaba un traje y parecía bastante brillante y alegre. Se veía un poco más maduro que cinco años atrás. 

Resultó ser su prometido, Anthony Grey.

Con una pancarta en la mano, se impacientó y refunfuñó: —¿Cuándo va a salir esa maldita gorda?

Detrás de él, su mayordomo dijo: —Señor Grey, por favor, tenga paciencia. El viejo señor le ha ordenado que se abstenga de hacer las cosas demasiado conflictivas, aunque cancele el compromiso. 

Anthony frunció el ceño. Parecía un poco irritado.

—¿Paciencia? ¿Crees que no siento asco? Era gorda antes; y debe estar aún más gorda después de dar a luz. De seguro ahora está más desesperada por salvar el compromiso, ¿no? ¡¿Por qué tengo la mala suerte de enredarme con alguien así?!

Sus palabras llegaron a los oídos de Nora, pero ella ni siquiera pestañeó. En los últimos cinco años, había planteado su deseo de romper el compromiso una y otra vez. Sin embargo, ni los Smith ni los Grey habían aceptado. ¿Cuál era el trasfondo de tal decisión?

No podía molestarse en prestar atención a ese hombre y tenía la intención de marcharse con Cherry de inmediato. 

Después de refunfuñar, Anthony se giró y ¡sus ojos se iluminaron! La hermosa mujer, que fue la primera en salir del aeropuerto, era preciosa y despampanante. Era como si todo el lugar se hubiera iluminado un poco más en el momento en que apareció.

Al ver que la mujer se acercaba cada vez más, enderezó su espalda y se arregló su lujoso traje. Luego, sonrió y preguntó con confianza: —Hola guapa, ¿puedo saber como te llamas?

Era la imagen exacta de un pavo real macho con la cola abierta. 

Nora se detuvo y lo miró con desdén. 

—Nora… Smith…

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