23 Capítulo 23: La invitación.

Todos sabían que las reacciones del Jovan Heredero y CEO de la familia Narváez solían ser explosivas pero premeditadas, su sola presencia imponía temor a su alrededor por lo que nadie se atrevía a ofenderlo, en este momento Carol Díaz le había hablado como si fuese una persona normal y simple, como si no tuviera poder alguno sobre la tierra pero la realidad era cruel, él era un hombre poderoso, con una familia rica y poderosa respaldandolo, además de tener un temperamento bastante inestable que, aunque controlará hábilmente, no podía ocultar del todo, los presentes en ese momento esperaron la tóxica reacción del CEO Narváez pero en cambio, en vez de enojarse, empezó a reírse alegremente.

- De acuerdo, admito que me lo busque, disculpa si te moleste Carol.

- Descuide Señor Narváez, solamente estoy jugando con usted - respondió Carol dirigiéndole una radiante sonrisa y una mirada de ternura que tan sólo duró unos segundos.

- Perdón interrumpir a los compinches[1], ¿podemos irnos? Tengo hambre... - intervino Marta con una expresión lamentable en su rostro, si, la verdad tenía cierta debilidad por la buena comida así como Carol por los perfumes.

Carol y Manuel estallaron en risas, Patricia estaba a un lado sosteniendo la silla de ruedas de Marta, a duras penas podía mantener una actitud profesional, esta situación era una tortura para ella.

- Bien, entonces vamos a comer una merienda hermanita, dejemos al jefe Narváez con sus asuntos, porque tienes asuntos que resolver ¿verdad?

- Si, definitivamente tienes razón, en otras circunstancias las habría acompañado... para ver cómo comen, como si no hubieran desayunado - dijo casualmente Manuel conteniendo su risa.

- ¡¡Oye!! - respondieron Marta y Carol al mismo tiempo - ¡¡Cuida tus palabras!!

Manuel río alegremente y le hizo una señal a Esteban para que le siguiera, se alejaron por el pasillo y Manuel volvió a tener esa aura fría, distante y amenazante que mostraba a las demás personas, las demás personas presentes se alejaron en distintas direcciones debido a que, antes de encontrarse con las hermanas Díaz, ya habían recibido órdenes del CEO Narváez. Carol, Marta y Patricia se dirigieron al ascensor con intensión de ir a un café cercano a complacer el capricho de Marta.

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Manuel se dirigió al hala de guionistas de Starlight Studios seguido de cerca por Esteban que en un momento preguntó:

- Señor, ¿qué hacemos aquí?

- Cumplir una orden de mi madre, ya verás de lo que se trata - respondió casualmente Manuel.

Se detuvieron frente a una oficina, Esteban preguntó:

- Señor, ¿no es esta la oficina de la Señorita Marta?

- Así es...

- ¿Qué hacemos aquí, Señor?

- Ya verás, dame el portafolio azul.

- Oh... Si Señor - respondió Esteban entregándole el portafolio que le indico Manuel.

Manuel tomó el portafolio, lo abrió y de un compartimento saco un pequeño sobre color crema, entrego el portafolio a Esteban antes de tocar suavemente la puerta, dentro de la oficina se escuchó una voz melodiosa que respondió:

- Adelante.

Manuel abrió la puerta y dio algunos pasos para entrar a la oficina con Esteban a sus espaldas. Miguel no levantó la mirada de su computador, siguió escribiendo mientras preguntaba:

- ¿Puedo ayudarle en algo?

- Si, gracias, quiero hablar con usted - respondió Manuel con su habitual voz distante.

- Por supuesto, adelante, Señor Narváez - respondió Miguel en el mismo tono.

Manuel camino hábilmente hasta sentarse en la silla frente a Miguel.

- Me imagino - empezó a decir Manuel - que recuerda el origen familiar de Marta...

- Si, lo recuerdo...

- Bien, lo que sucede es que de alguna manera nuestra madre se enteró de su existencia, Señor Botero... y de su reciente cercanía con Marta.

- ¿Y?

- Y ha solicitado su presencia en la reunión que ha organizado para el viernes en la noche.

Miguel dejo de escribir en su computador y miró al hombre frente a él con curiosidad antes de preguntar con una voz rigida:

- ¿Por qué la Señora de Narváez solicitaría mi presencia? En realidad jamás la he visto y me parece algo extraño que me invite a una de sus conocidas reuniones.

- Si entendiera la mente de mi madre sería un adivino famoso, Señor Botero... Yo solo cumplo con entregarle el recado.

Miguel miró a Manuel durante un momento antes de bajar su mirada para seguir escribiendo en su PC, unos segundos después dijo:

- Me honra que la Señora quiera invitarme, pero lamento confesar que ya tengo un compromiso pactado para ese día.

- ¿Qué clase de compromiso?

- Laboral.

- En ese caso puedo solucionarlo, mi madre me dio órdenes explícitas de llevar una respuesta favorable... no querrá ofenderla, ¿o si?

- Por supuesto que no, sería un grave error ofender a la prestigiosa familia Narváez, especialmente a la Señora.

- Si esa es su opinión, está arreglado el asunto - dijo Manuel mientras se levantaba de la silla - la reunión es en la mansión Narváez, el viernes, a las ocho de la noche.

- Bien - respondió Miguel indiferentemente.

- Que tenga buen día, Señor Botero - dijo Manuel antes de salir de la oficina y cerrar la puerta tras de él.

Miguel se quedó mirando el pequeño sobre color crema mientras un mar de pensamientos se arremolinaban en su cabeza.

# [1] Compinche en mi país significa confidente o amigo cercano, sería casi lo mismo que decir compadres o comadres. Me pregunto cómo es que los personajes no pueden relacionar sus actitudes con lazos de sangre o cariño de hermanos, en vez de enredar las cosas.

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