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Capítulo 12: La “amiga"

Cuando terminó el fin de semana, todos volvieron a trabajar en horario, las calles estaban abarrotadas de hombres y mujeres que se dirigían a cumplir sus obligaciones, allí, entre toda esa gente se encontraba ella, una chica de cabello negro azabache y ojos color ámbar, llevaba una maleta de viaje, acaba de aterrizar en aquella ciudad extraña pero llamativa y agradable, no iba de vacaciones sino que buscaba un empleo, un nuevo hogar y, además de eso, recuperarlo a él, a ese chico que fue su juguete en la adolescencia y ahora era un supuesto amigo, pero sus planes iban más allá de una falsa amistad, quería hacerlo pagar por terminar su noviazgo.

Marta llego tres minutos tarde a Starlight Studios, lo que sorprendió a la mayoría de los empleados, ella se había quedado dormida con sueños tórridos como el de hace unos días, pero había logrado llegar rápido gracias a su motocicleta, no la usaba muy seguido ya que antes le pertenecía a Mateo, su difunto esposo. Cuando entró a su oficina, la cara de Miguel se iluminó de inmediato, con un brillo en sus ojos le dijo a Marta:

- Pensé que te había pasado algo malo.

- ¿Por qué? ¿por qué llegó unos minutos tarde? - dijo ella dirigiéndole una amplia sonrisa a él.

- Tres minutos tarde ya es demasiado para ti, estaba a punto de llamar a la policía - dijo él con una sonrisa divertida.

- Sigue así y te juro que te abofeteo, sería una lástima para tu hermoso rostro.

Miguel soltó una carcajada divertida: - Esa es mi chica.

- No me llames así, me molesta.

- Lo se... por eso lo hago

- Tú... - respondió Marta entre dientes. Gracias a que les gustaba fastidiarse mutuamente, se habían acercado bastante rápido en los últimos días.

Marta se dirigió a su escritorio no sin antes pasar por su lado para despeinar su cabello rubio. Ambos rieron a carcajadas, la verdad actuaban como niños cuando estaban juntos y solos. Alguien tocó la puerta de repente.

- Adelante - dijo Marta en un tono algo aterrador. Miguel la miraba con un brillo divertido en sus ojos, le asombraba la capacidad de esa mujer para actuar como alguien distante y aterradora, al mismo tiempo le divertía ver las miradas de temor que algunos empleados le dirigían, él creía que si ella decidía ser actriz seguro ganaría muchos premios a la mejor actuación. Se abrió la puerta y un hombre de estatura baja, con gafas de monturas café oscuro, ojos negros y cabello canoso, vestido de traje elegante entró en la oficina, era Sam Barrera, uno de los más importantes inversores de la empresa. Al ver a ese hombre Marta se levantó rápidamente a saludarlo.

- Señor Barrera, esa un gusto verlo por aquí, podemos ayudarle en algo.

Miguel no conocía a este hombre, pero por el gesto de Marta sabía que era uno de sus superiores. El hombre contesto con una voz profunda pero animada:

- No se preocupe Señorita Díaz, estoy excelentemente bien... de hecho he venido a felicitarla, a usted y a su compañero, el guión que enviaron es la mejor creación artística que jamás hemos visto

- Muchas gracias señor Barrera.

- Dicho esto me gustaría invitarlos a la alfombra roja que habrá para promocionar la serie,ahora que se ha resuelto el retraso, podemos volver a mencionar la producción públicamente.

- Me alegro de eso.

- La celebración es el viernes en la noche, a las siete, en el hotel Tomly, espero asistan... si me disculpan, tengo asuntos que atender... Señorita Díaz, Señor Botero.

El señor Barrera se retiró de la oficina, haciendo una pequeña inclinación a los dos guionistas, después de unos segundos Marta dijo:

- ¿Qué te parece?

- Odio aparecer en cámaras.

Marta se rió con ganas y en medio de su risa dijo ahogadamente:

- Así es este mundo, si no te gusta tal vez deberías volver a ser escritor de libros en vez de guionista.

- ...

- ¿Qué sucede? ¿dije algo malo? - dijo Marta al notar la expresión lejana de Miguel con su comentario.

- No...todo está bien - respondió él poniendo otra vez su habitual expresión calmada. Luego de un rato él le dijo a Marta:

- ¿Te gustaría almorzar conmigo?

- ¿Pagas tú? - respondió ella con una expresión dubitativa pero divertida.

- Claro que si, quién crees que soy - Miguel puso también una expresión divertida.

- Acepto - rápidamente accedió Marta.

Llegó el medio día, ambos guinistas salieron juntos del edificio y se dirigían a un restaurante cercano, cuando de pronto...

- ¡MIGUEL! - dijo una mujer a sus espaldas - ¡Miguel!

Marta se dio la vuelta sólo para ver una mujer de cabello color azabache abalanzarse a los brazos de Miguel, esto inconscientemente le causó dolor, sin saberlo y sin querer aceptarlo se había enamorado de él, ver a otra mujer en sus brazos le causaba celos incontrolables.

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